Cuesta creer que un jugador compulsivo de la política como Jorge Sobisch, que fue intendente de la ciudad de Neuquén, batallador en internas memorables de su partido de origen, el MPN, y tres veces gobernador de la provincia, haya rifado su intención de llegar al Congreso de la Nación por cometer un "error" de principiante.

Primero la jueza con competencia electoral Carolina Pandolfi, y luego la Cámara Nacional Electoral, opinaron ayer que la Democracia Cristiana, la fuerza política por la que Sobisch intentaba competir por una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, incumplió con los plazos para formalizar la junta electoral partidaria y por lo tanto sus candidatos no podrán participar de las PASO. En un comunicado difundido ayer que no lleva la firma del precandidato, se anticipa que habrá una apelación ante la Corte y para hoy se espera una conferencia de prensa.

Acostumbrado a fijar posiciones políticas sobre diferentes temas a través de su cuenta en Twitter, Sobisch ayer se llamó a silencio frente a estas decisiones de la justicia. Increíble "olvido" que se suma al increíble "error" inicial.

Las extrañas circunstancias que rodean a esta salida de la competencia electoral desencadenan algunas reflexiones sobre lo sucedido. Y lo primero que se debe evaluar es quién se beneficia y quién se perjudica con este movimiento que cambia el tablero político en las PASO.

El ex gobernador ahora es un crítico de su partido de origen y en especial de la oficialista lista Azul del MPN. Hasta se anima a cuestionar, ya desde hace algún tiempo, a su excompañero de fórmula, el también exgobernador Jorge Sapag. Por lo tanto, su ausencia en la competencia electoral de las primarias podría ayudar al retador principal del "establishment" emepenista, Rolando Figueroa. No es que le vaya a regalar los votos - la generosidad no se asocia con Sobisch ni abunda en esos niveles de la política-, pero de ese vacío el ex vicegobernador puede sacar provecho.

Difícilmente Sobisch redireccione su potencial electoral hacia los candidatos de la derecha macrista, ya que ese sector le negó la posibilidad de un acuerdo político, por lo que es más factible pensar en la primera hipótesis.

Ya en el plano de la elección general de noviembre, la salida de Sobisch también genera consecuencias que podrían explicar este "error" actual. Sin el candidato de la Democracia Cristiana rodando rumbo a noviembre, un hombre que carga un discurso de derecha con tonalidades argumentativas propias del MPN, en la elección decisiva por las tres bancas en juego en Diputados ya no habrá voto dividido entre los opositores al gobierno nacional, ni tampoco arrastre de algún segmento del MPN.

En consecuencia, la ausencia de Sobisch en la competencia final fortalece la alianza de radicales y macristas y al MPN, y resulta perjudicial para el Frente de Todos, que tenía un escenario que se presentaba con cierto viento a favor por una oposición que iba fragmentada a las urnas.