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02/07/2023

Vencer, morir

Vencer, morir | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Gerardo Burton

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Quizá no sea casualidad hablar (escribir) sobre esta novela que relata acontecimientos ocurridos un siglo atrás mientras en estas semanas Jujuy arde. Uno puede imaginar que la ruta 40, paralela a la cordillera, une la epopeya de los peones anarquistas de 1920 y la de los maestros, collas y aymaras del norte argentino. La historia es un lugar común, también la ficción puede serlo.

Y justamente ha dicho Pavel Oyarzún Díaz en una entrevista que “escribir una novela es un viaje, a veces a tientas, en plena oscuridad, y otras, con más claridad”, pues “escribir una novela es otra forma de vivir”.

Este texto, entre la claridad y la plena oscuridad, ocupa un justo medio entre la crónica y la novela realista (y no es ninguna de ellas por suerte), y recupera a quienes las historias oficiales han descartado. Peones, arrieros, carreros. Milicos y conscriptos. Vienen del subsuelo de la historia que emerge y cuyas existencias no son meramente episódicas. Si hay una conciencia entre los propietarios y los explotadores, esta novela se acerca a la construcción a veces dolorosa pero siempre liberadora de ese sujeto colectivo que, aun en la derrota, conserva su heroísmo. Son las pasiones, las dudas, las alegrías, los miedos y las victorias de quienes aparecen en los relatos oficiales a los empujones, negándose a ser un detalle en el paisaje pues constituyen la fuerza motriz de esa historia que pretende ignorarlos.

Así, el baqueano Bruna dirá que los héroes ganan, no importa cuál sea el resultado de su pelea. Pero los mártires pierden. Saben, inspirados en el epígrafe de Anatole France que abre la novela, que no se trata sólo de vencer o morir sino que vencer implica morir. O al revés, que hay cierta victoria en algunas formas de muerte.

Donde Osvaldo Bayer concluye, Oyarzún Díaz comienza. Antonio Soto, el líder de la Sociedad Obrera de Río Gallegos y sus compañeros huyen de la represión montada en la estancia La Anita. Intentarán cruzar a Chile perseguidos por una patrulla del ejército argentino al mando del sargento Valenciano. Amparados en la ominosa sombra del teniente coronel Héctor Benigno Varela, los soldados casi alcanzarán a los fugitivos antes del paso pero uno de ellos los detendrá a los tiros. La persecución fracasará. El resto de los anarquistas y el baqueano lograrán escapar.

Oyarzún Díaz, nacido en Puerto Natales en 1963, poeta inicial y luego narrador, relacionóEl Paso del Diablo, con, por ejemplo, las recuperaciones de fábricas ocurridas a comienzos de este siglo en la Argentina (como es el caso de Cerámica Zanon, en manos de sus trabajadores en un proceso de autogestión obrera). Para este autor, “la literatura no es sólo un producto estético, es también un producto social. Esto no significa, desde luego, relegar la dimensión estética por una supuesta urgencia, sino al contrario, emplearnos al máximo en una creación literaria de la mayor categoría artística de la que seamos capaces”.

Obras publicadas por Oyarzún Díaz: en poesía: La cacería (1989); La jauría desquiciada (1993); La luna no tiene luz propia (1994); Antología insurgente: la nueva poesía magallánica (1998); Patagonia: La Memoria y el Viento (2000), In Memoriam (2002). Novelas: San Román de la Llanura (2006); Barragán (2009); Krumiro (2016); Será el paraíso (2020).

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Enlace 1

Enalce 2

Oyarzún Díaz, Pavel: El Paso del Diablo, Buenos Aires, Ediciones IPS (Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx), 2021. Editado por Cecilia Rodríguez. Ilustraciones de Iara Rueda.

29/07/2016

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