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02/12/2018

Cuando mucho es poco

Cuando mucho es poco | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Figueroa cree -tal vez lo han convencido- que podía ganar y que le han arrebatado el triunfo. Y en esta aparente sobrevaloración de sus posibilidades no advierte -es curioso- que está desvalorizando su buena performance.

Héctor Mauriño

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El esquema diseñado por Jorge Sapag para retirarse del escenario sin perder la condición de fiel de la balanza y sin que la fuerza heredada de sus mayores se le fuera de las manos, afronta su crisis más severa.

Su delfín, Omar Gutiérrez, se impuso por amplio margen en las internas para elegir candidato a gobernador, pero el vice díscolo Rolando Figueroa también hizo una buena elección.

Ocurre que, contrariamente a lo que es costumbre en el partido provincial, el vice no se contenta con ser oposición interna y juntar masa crítica dentro del partido en los próximos años, con miras a su eventual postulación en 2023. Tiene prisa y quiere ahora, ya. Y esa prisa y ese apremio ponen al Movimiento Popular Neuquino en una de las coyunturas más críticas de su historia.

Figueroa, todo lo indica, no ha valorado debidamente lo que significa haber obtenido tan consistente cosecha de votos frente al tremendo aparato que maneja el gobierno al que, por momentos parece olvidarlo, aún pertenece.

Cree -o lo han convencido- que podía ganar y que le han arrebatado el triunfo. Y en esta aparente sobrevaloración de sus posibilidades no advierte -es curioso- que está desvalorizando su buena performance.

Tampoco ve sus propias limitaciones. Al fin y al cabo, en su campaña “el Rolo” se dedicó a torpedear a sus antiguos compañeros y apenas si esbozó una propuesta seria de transformación del partido y del gobierno.

En ese tren de cosas, el vice ha volado todos los puentes que lo vinculaban con la estructura de poder de la fuerza a la que pertenece, enfrentando y cuestionando severamente a Sapag, a Gutiérrez y a su antiguo ‘coaching’, “El Caballo” Pereyra. Lo ha hecho a tal extremo, que en lo inmediato y a corto plazo parece difícil que pueda recomponer relaciones con ellos.

Esa aparente sobrevaloración de sus propias posibilidades, lo asoma ahora a un desafío todavía mayor: quebrar el partido y enfrentarlo por fuera con la expectativa de arrastrar a un sector consistente de la oposición.

Para esta declaración de guerra, Figueroa ha blanqueado su relación con el polémico ex ladero de Jorge Sobisch, Luis Manganaro, un hombre al que le sobra audacia en la misma proporción que le faltan escrúpulos y que, a diferencia del actual vice, no tiene un solo voto ni es probable que lo tenga si lo intenta.

¿No ve esto Figueroa? ¿No ve que la ‘consultora’ que lo asesora tampoco tiene votos y tal vez por eso no teme jugarse los de otro?

En su un tanto exagerada evaluación de sus posibilidades, el vice no advierte que en la oposición difícilmente encuentre algún socio que le crea demasiado. Y si por azar eso ocurriese –ya se sabe que en política todo es posible- más difícil aún será que le crea un número importante de electores.

Cuando habla de compra de voluntades, ¿se olvida Figueroa que él fue candidato de la misma maquinaria en 2015?

Pero, así como esta charada en la que está embarcado Figueroa tiene pronóstico reservado para el autor, también lo tiene para el oficialismo emepenista, que ahora deberá enfrentar las elecciones del año próximo con el frente interno dividido.

Por un lado Sobisch, que va detrás de su improbable reencarnación democristiana, colgado de un partido de fantasía. Por el otro Figueroa, que según trasciende también alquilaría algún sello de goma para enfrentar a sus antiguos compinches.

En este marco, los ‘azules’ del MPN esperan ganar con los porotos contados. Es un hecho por todos conocido que el partido provincial cada vez saca menos votos y desde hace ya años lo compensa operando las internas de todos o casi todos sus adversarios, pero esta vez piensa sacar todavía menos.

Lo singular es que en esta oportunidad alguien -o algunos- parece estar devolviéndole al MPN algo de su propia medicina. No es secreto para nadie que Figueroa ha estado reuniéndose con distintos líderes de la oposición, entre ellos Quiroga, Rioseco y algunos peronistas.

En todo caso, parece bastante claro, frente a una oferta electoral tan fragmentada, que Quiroga podría ser el mayor beneficiario de esta lucha fratricida de opereta.

Por ahora no se puede decir lo mismo del pero-kirchnerismo y sus alrededores, cuyo apetito de poder en la provincia no parece ser el suficiente como para juntarse y ganar.

29/07/2016

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