El viaje de Milei a España por motivos personales, entre ellos para presentar un libro suyo que tuvo que ser retirado de la venta por contener datos falsos sobre su biografía, y para participar de un encuentro con sectores de la ultraderecha europea invitados por el partido neofascista Vox, le ha venido como anillo al dedo al gobierno del socialista Pedro Sánchez.

El presidente español, quien no se reunirá con el visitante sudamericano -tampoco lo hará ningún miembro de su gobierno-, aprovechó para poner en evidencia los riesgos que encierra para la democracia peninsular un modelo autoritario y antipopular como el del singular mandamás argentino.

Tras señalar que Milei es “uno de los líderes de la internacional ultraderechista” que se reúne hoy en Madrid, Sánchez dijo que la democracia española representa “todo lo que ellos detestan y odian”. Y enumeró: “el feminismo, la justicia social, la dignidad laboral, un Estado del bienestar fuerte, la democracia”.

A pesar de que -quitando un fugaz encuentro con empresarios- el viaje de Milei se debe a motivos totalmente personales, como ocurrió con varios de los que ya lleva protagonizados en los escasos cinco meses transcurridos desde que asumió, su costo fue sufragado totalmente por el Estado Argentino. Es el mismo Estado que el actual presidente odia y quiere destruir, a pesar de que en tan estrecho margen de tiempo como lleva gobernado ha llevado a la pobreza a más del 50 por ciento de la población, se niega a abastecer los comedores populares y quiere terminar con la ciencia y la educación superior, entre otras calamidades.

Como plantea el jefe de gobierno español, Milei se parece bastante a otros líderes de la ultraderecha europea y estadounidense, como su huésped Santiago Abascal de Vox, el premier húngaro Viktor Orban, la primera ministra italiana Giorgia Meloni, la dirigente ultraderechista francesa Marine Le Penn o el ex presidente estadounidense Donald Trump.

Todos ellos detestan el Estado de Bienestar (aunque no el Estado en sí mismo como Milei), respaldan el poder económico concentrado y son refractarios a la distribución de la riqueza, al tiempo que reniegan de las minorías y detestan los valores progresistas.

Pero la mayoría de esos sectores aunque fuertemente chauvinistas y enemigos jurados de la inmigración, son nacionalistas reaccionarios que ensalzan el capital nacional y defienden el trabajo para las clases subordinadas de sus respectivos países, mientras que Milei además de los males que comparte con ellos es un cipayo de cabeza a pies. Como tal, no se ahorra ningún gesto de subordinación incondicional hacia Estados Unidos y su aliado guerrerista en Medio Oriente, Israel, y con el capital multinacional al que intenta seducir a cualquier precio arrasando con la soberanía nacional.

Un buen ejemplo de este cipayismo que practica La Libertad Avanza y sus mandantes del “círculo rojo” es el denominado RIGI (Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones) contenido en la siniestra ley Bases que ahora debate el Senado.

El RIGI está concebido para beneficiar con todo tipo de ventajas, desde impositivas y de importación hasta tribunales estadounidenses, a las inversiones externas y de sus socios locales superiores a los 200 millones de dólares por un plazo de 30 años (!!!). Una verdadera ganga para el capital multinacional que en el tiempo indicado liquidará las riquezas naturales del país y también su soberanía. Parece mentiras que algunos gobernadores apoyen este proyecto de saqueo.

Así como está demostrado que no es lo mismo el nacionalismo de los países centrales que el de los periféricos como la Argentina, porque mientras el primero es reaccionario, expansionista e imperialista, el segundo se justifica totalmente contra la dominación económica y cultural de la potencia hegemónica. El neoliberalismo local que Milei encarna con furia, conlleva los mismos males que el de los países centrales, con el agregado de que subordina el interés nacional al poder económico de las grandes potencias.