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Panorama Político
20/11/2023

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El antiperonismo pudo más

El antiperonismo pudo más | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Con los resultados de las elecciones del domingo a la vista, queda claro que la gran mayoría de los seguidores de Juntos por el Cambio eligió cerrarle el paso al peronismo al precio de poner en riesgo la democracia.

Héctor Mauriño

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Como dijimos desde aquí luego de la derrotada en la primera vuelta la derecha y del pacto Macri y Milei, lo que estaba en juego en esta segunda vuelta que se libró el domingo era, tal vez como nunca antes en los últimos 40 años, la contradicción entre antiperonismo y democracia.

Esa contradicción atravesó a Juntos por el Cambio y especialmente a los radicales, tanto a los tentados a privilegiar su antiperonismo por encima de la defensa de la democracia como a los dispuestos a defender la democracia por encima de su antiperonismo. Ambos fueron vergonzantes respecto de su voto, tanto como lo fueron buena parte de los seguidores del Pro inclinados a votar a Milei a pesar de sus propuestas disparatadas y violentas.

Con los resultados a la vista, queda claro que la gran mayoría de los seguidores de JxC eligió votar a un personaje inestable con un proyecto destructivo con tal de impedir que el peronismo, en cualquiera de sus versiones, se mantenga el gobierno. Eso, aunque el país y su sistema de coincidencias básicas salten en pedazos.

Los números confirman ampliamente este diagnóstico: en la primera vuelta Massa obtuvo en números redondos casi el 37% de los votos, Milei casi el 30% y Bullrich el 23 y fracción. Los votos de LLA sumados a los de JxC arrojan un 53,81%, muy cercano a los 55,60 que obtuvo Milei este domingo. En los hechos el presidente electo sumó la mayor parte de los votos de JxC, más la mayor parte de los del cordobés amigo de Macri Juan Schiaretti.

Massa también creció: sumó 7 puntos al pasar de casi 37 al 44 y fracción. Seguramente se llevó una pequeña parte del voto radical, el de quienes privilegiaron sus principios democráticos; una parte de los votos de la llamada izquierda y, también, terminó de recuperar a los peronistas enojados.

Esa actitud vergonzante de la derecha argentina continúa. Es llamativo que en la noche del domingo en la capital federal no haya habido festejos callejeros de la clase media y alta por el triunfo de Milei (ni un bocinazo) y que estos se circunscribieran a los numéricamente acotados militantes libertarios que dieron rienda suelta a su euforia porque aún no saben que se contarán entre las primeras víctimas.

La clase media de JxC que votó a Milei, es medianamente consciente de que con ese voto puso una bomba bajo de la mesa a la democracia (ya lo dijo Bullrich, “ojalá que la economía explote”), y ahora espera que Macri, quien obró ante el electorado de derecha como “garante” de que Milei no tendrá desbordes, lo contendrá y lo encauzará.

Esa suerte de pacto con el Diablo que fue el rol de “garante”, alcanzó para sumar no sólo a la clase media gorila sino también a una parte del establishment económico. No de otra forma se entiende que empresarios como Paolo Rocca, de Techint; Nicolás Braun, de La Anónima;o Marcos Galperín, de Mercado Libre, hayan votado por un hombre que promete terminar con buena parte de la industria y romper relaciones con los principales socios comerciales del país.

Basta leer a los escribas de La Nación, para darse cuenta de que el “círculo rojo” y la derecha política todavía no están del todo tranquilos: votaron por tirar el país al abismo con tal de hundir al peronismo, pero todavía no están seguros de que el sujeto en cuestión vaya a estar controlado y se limite a ejecutar, en términos generales, el plan de la derecha argentina.

Ahora la puja en el seno de la entente Macri-Milei, es por quien pone los ministros del futuro gabinete, fundamentalmente el de Economía. En suma, por quien elabora el programa y por quién controla su ejecución. Y tratándose de Macri también, claro, por quién hace los mejores negocios. ¿Se pondrán de acuerdo? ¿Terminarán enfrentados?

Eso sí, para que todo este desmadre que vivimos haya sido posible había que endeudar a la Argentina por 100 años como hizo “Mauricio” y atarla de pies y manos para que a ningún gobierno popular se le ocurriera nunca más defender a su pueblo e impedir el saqueo de los recursos naturales.

Pero como muestra la historia, esta reedición del plan neoliberal que ya fracasó con Martínez de Hoz, Cavallo, Prat Gay, Caputo, Dujovne y Lacunza, y que en lo sustancial consiste en recortar derechos y entregar el país al capital trasnacional, generará la lógica resistencia de sus víctimas y si se impone por la fuerza desencadenará un nuevo enfrentamiento entre argentinos.

Ya hemos descripto aquí qué tipo de individuos sucumbieron ante el discurso violento y mesiánico de Milei: sujetos jóvenes, con baja formación y falta de memoria histórica, sumidos en la economía informal y con el individualismo exacerbado de las redes; ofuscados por las sucesivas crisis y la elevada inflación.

El peronismo tampoco sale indemne de esta calamidad nacional. El mayor pecado de este gobierno es haber tratado de conciliar con los poderosos en lugar de limitar su enriquecimiento y distribuir la riqueza, mejorar los salarios y controlar la puja desbocada distributiva que alimenta la inflación.

El campo popular, que hoy transciende ampliamente al peronismo y que abarca un abanico de intereses que va de las pymes a los asalariados, debe reformular su diagnóstico y su propuesta. La actual atrasa: buena parte de los trabajadores ya están flexibilizados y en la informalidad y no gozan de los beneficios de la sociedad organizada. No es casual que estén enojados. Aunque tampoco son una excepción en el mundo actual, la extrema derecha se nutre de ellos en diferentes países.

En Neuquén, al fenómeno se suma una coyuntura local en la que el partido que gobernó seis décadas se encuentra a la deriva, sin rumbo ni conducción desde que sufrió la derrota histórica del 16 de abril pasado. Y el gobernador electo tampoco hizo todo lo necesario para impedir que ganara el hombre que prometió “vender” Vaca Muerta, privatizar YPF y terminar con la coparticipación que le corresponde a las provincias.

29/07/2016

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