-?
Cuando uno se asoma a Nápoles, (no digo conocerla porque eso ya es otra cuestión), como argentino, no puede obviar el vinculo de esta ciudad con Diego Armando Maradona y no puede dejar de sentir que un destino digno de héroes mitológicos trajo a Diego a estas costas.
A esta ciudad, que al decir del escritor Curzio Malaparte no es una ciudad, es un mundo, el mundo antiguo, precristiano, preservado intacto en la superficie del mundo moderno. Una Pompeya que no fue sepultada, una Troya que no ardió, una Babilonia que no desapareció.
Ningún otro lugar podría ser más apropiado y afín a una naturaleza, la de Maradona, que desborda convenciones.
Una sociedad que cultiva una adoración por las imágenes incorporó a Diego como a uno de sus héroes mayores, en un panteón que no discrimina entre íconos religiosos y figuras populares.
Se apropia de su imagen y lo lleva a las paredes, las remeras, los tatuajes, a los objetos que ofician de souvenir.
-“Yo no pude vivirlo”, dice con pena un joven mozo de 20 años que manifiesta una profunda admiración por el que llama “el pibe de oro”.
-“Para mí, Diego e´Dío”, es quizás la frase más repetida por muchos napolitanos.
El alcalde, hace unas semanas, quizás en un gesto de oportunismo político, quizás movido por una autentica devoción, lo declaró ciudadano ilustre, un hecho que dividió las aguas entre los napolitanos.
Pese a todo, en esta ciudad, donde lo icónico funciona como un poderoso lenguaje, la imagen de D10S está en todos lados.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite