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El abogado, docente universitario, ex diputado nacional, ex legislador del Parlasur y embajador argentino ante la Organización de Estados Americanos (OEA) entre 2019 y 2023, consideró que la Argentina está “gobernada por un poder extremadamente fuerte” al señalar que varios funcionarios del gabinete nacional trabajaron para el JP Morgan.
En diálogo con
, Raimundi calificó de “criminal” la política exterior impulsada por Milei en un claro alineamiento con Estados Unidos y con el gobierno de Israel. “la tendencia del gobierno de Milei es transformarnos en colonia de estados Unidos” señaló el dirigente opositor, aunque advirtió que “existe una reserva natural y social capaz de impedirlo”.
Analizó el nacimiento de la figura de Milei al señalar que la semilla fueron los grupos “antivacunas” que florecieron en plena pandemia, que fueron capitalizados por un “roto y deshilachado”, tal como describió al presidente.
También planteó que un próximo gobierno nacional y popular, deberá plantarse ante el Fondo Monetario Internacional y acudir a los foros internacionales a denunciar la ilegalidad de los préstamos otorgados a los gobiernos de Mauricio Macri y al actual.
¿Cómo definiría este momento social, económico y político de Argentina?
-Para quienes hemos vivido otras crisis, en el país, esta a mi juicio, tiene algo inédito que creo que fue precipitado por la pandemia; no nos dimos cuenta a tiempo, quienes pertenecemos al campo nacional y popular, en el sentido que actuamos correctamente con respecto a la pandemia desde el punto de vista sanitario, pero no logramos captar la profundidad de los efectos de la pandemia desde el punto de vista social; lo que había generado en amplios sectores de la sociedad, con un pueblo en un proceso de empobrecimiento después de la década ganada. Entonces hubo muchísima gente a la que le afectó mucho el encierro desde lo laboral, que no tenía en su casa las posibilidades de atender todas las necesidades familiares. Y esto afectó también, principalmente, a la juventud. En aquel momento hubo muchos sectores que podríamos sintetizar en los que se pensaban como anti vacunas que salieron a las calles y, para nosotros, estaban locos, pero efectivamente estaban expresando un sentimiento de angustia que lo capitalizó políticamente, mucho mejor, Javier Milei que nosotros. Un sociólogo muy interesante de la Argentina, Daniel Feierstein, dijo que “había una sociedad rota y mucho sufrimiento”, porque en el país tuvimos, en el tiempo de la pandemia, 130 mil personas fallecidas. Nunca había sucedido algo así. Fue un sufrimiento social muy profundo del cual después no se habló más, no hubo elaboración de un análisis y la sociedad lo tapó. Quien en términos políticos mejor expresó a esa sociedad deshilachada, fue una persona rota y deshilachada como Milei. La gente, entonces, sintió una identificación con él. Entonces, para ir a la respuesta, siempre hubo personas que plantearon cosas dislocadas, con costumbres o formas de expresión en exabruptos, excéntricas, agresivas… pero la diferencia con este momento es que en este momento adquiere rasgos de mayoría. Hay muchísima gente que adhiere a ello. El agravio, ya no es patrimonio de un pequeño sector de resentidos, sino que se ha expandido a un sector más amplio y vasto de la sociedad. Eso, creo, es lo que distingue a este momento de otras crisis anteriores.
-En general se dice que el apoyo que aún conserva Milei en amplios sectores de la población se debe a que mantiene la inflación baja y el dólar barato. ¿Usted qué opina?
-Opino que estamos gobernados, y no me refiero a gobernados en términos formales sino al poder, por un poder extremadamente fuerte. La imagen de la última cadena nacional de Javier Milei es muy ilustrativa: estaba acompañado de cuatro varones, no había paridad de género, pero además las cuatro personas que lo acompañaban, del ministerio de Hacienda y del Banco Central, fueron muy recientemente funcionarios del JP Morgan. Y cuando una persona pasa toda su vida trabajando para un fondo de inversión o un grupo financiero internacional y llega al gobierno, la experiencia indica que gobierna para quienes le pagaron toda una vida y no para quienes le pagan por el cargo, porque cuando terminen en el gobierno, que seguramente los echará el pueblo a través de los votos o de una crisis social, van a volver a esos bancos. Entonces el poco paso transitorio que tienen por el Estado, gobiernan para ese poder económico, que es el que maneja las grandes variables de la macroeconomía: la cotización del dólar, los títulos en los diarios porque los medios hegemónicos son parte de ese poder porque cuando hay un gobierno que no les gusta ponen un título catástrofe sobre el dólar blue o la inflación. Pero cuando el gobierno es de ellos, porque se benefician con el modelo de especulación financiera como en este momento, tranquilizan a la población. La población no tiene obra pública, ha descendido el consumo, no hay empleo, han subido las tarifas. Es decir el pueblo sabe perfectamente y lo dice, que la está pasando muy mal pero le han hecho creer que la culpa de que lo pasen tan mal no es por este modelo económico sino por el anterior, o sea por el nuestro. Entonces, todavía hay cierto apoyo que creo que se basa en eso. Días atrás, en un mercadito que está a metros de mi casa, una señora en la caja comentó: “mi marido se quedó sin trabajo, no puedo pagar la luz, no llego a pagar la tarjeta, pero por lo menos bajó el riesgo país y la macroeconomía está ordenada”. ¿Qué quiere decir que bajó el riesgo país? Como lo inventan ellos, quiere decir ¿Qué riesgo van a tener los grupos Manzano-Vila ó Mindlin, los que se están apropiando de las cuencas de Vaca Muerta, si les estamos entregando todo? El riesgo lo tiene el marido de esa señora que se quedó sin trabajo y que le van a embargar la tarjeta sino la puede pagar. Todo es una ficción cultural, que le hacen creer a la gente que era necesario pasar por este mal porque había que pagar la fiesta del kirchnerismo. Entonces creo que el apoyo se basa, primero, en eso. Y segundo en que han generado un rechazo muy grande a la figura de Cristina y del kirchnerismo, de la Cámpora, que les ha dado resultado. Los han envenenado haciéndoles creer que cuando estaban mucho mejor era porque las cosas iban mal, y ahora que están muy mal es porque las cosas van bien. Entonces es la batalla cultural que tenemos que dar contra esta manera de interpretar la realidad.
¿Se puede afirmar que el peor problema económico que tiene Argentina es la deuda externa?
-Esa es la fuente de todo porque, supongamos que alguien diga, que el peor problema es que no podemos invertir correctamente en las escuelas: y tiene razón. Pero ¿por qué no está ese dinero para invertir en las escuelas?, o el caso de los jubilados. Yo voy todos los miércoles a las marchas ¿por qué no hay plata para los jubilados en un país rico? Porque el dinero por algún lado se va. Dólares han venido al país, como nunca, por el blanqueo, por el RIGI, por el crédito del FMI. Ahora ¿por qué ese dinero no se nota?, porque así como viene se valoriza financieramente por la tasa de interés y se vuelve a ir y se deposita en los mismos bancos internacionales que representa esta gente que gobierna, y que ya recuperaron ese dinero sin poner ni un ladrillo en una escuela. Esa manera de endeudamiento crónico y serial de la Argentina, es la fuente de todos los problemas. Por eso, cuando nosotros nos hagamos cargo nuevamente del gobierno, me refiero al movimiento nacional y popular, vamos a tener que salir de este sistema; le vamos a decir al FMI que hicieron un préstamo ilícito –esto es parte del derecho Penal Internacional-, no ha llegado un solo peso al pueblo argentino y la Argentina tendrá que insertarse en otro esquema geopolítico distinto, como los BRICS, los bancos de desarrollo que están surgiendo en los países emergentes y que dan otra posibilidad de salida que no sea estar prisioneros de este sistema financiero.
¿Cómo califica la política exterior del gobierno de ultraderecha de Milei?
-La política exterior de Milei es criminal. El mundo tiene un bloque claramente en retroceso, que es ese capitalismo financiero global que ya no tiene el peso que tenía; que está causando estragos en la propia economía de Estados Unidos; que creyó que se podía recuperar como se ha recuperado otras veces a través de las guerras, y no ha podido. Por eso tiene que sentarse a negociar el fin de la guerra en Ucrania con Putin. Con un presidente como Donald Trump, que está haciendo políticas criminales en América Latina con los migrantes, que está sosteniendo al gobierno genocida de Israel con Benjamin Netanyahu. Esos son los aliados de la política exterior de Milei. Y la gran admirada de Milei que es Margaret Thatcher, con lo que justifica la entrega de Malvinas y de la Patagonia y de la Antártida. Por eso nosotros estamos manteniendo en todos los niveles que no sean gobierno nacional, provincias, municipios, parlamentos, sindicatos, organizaciones sociales o políticas, vínculos con todos los países emergentes, con los BRICS, porque ni bien se acabe esta pesadilla vamos a tener que retomar el rumbo de una política exterior emancipadora y no cipaya y entreguista como esta. Pero no es de sorprender, porque cuando se tiene una política económica financiera y de entrega, va de la mano con una política exterior de entrega. Nunca se va a tener una política exterior soberana y un gobierno que entrega. O es un gobierno soberano, o es un gobierno sometido, alineado, saqueador de la riqueza y entregador como este.
¿Qué significa que Milei haya rechazado el ingreso de nuestro país al grupo BRICS?
-Es haber abandonado el grupo de países donde están los principales acuerdos comerciales y de inversión; las patentes y los derechos de propiedad intelectual sobre nuevas tecnologías; la producción de energías limpias; la ruta de la seda; las inversiones en infraestructura portuaria en corredores bioceánicos. Haber abandonado eso para someterse al sector del mundo gobernado por un capitalismo financiero monopólico que arroja megamillonarios por un lado, y empobrecimiento colectivo de la sociedad al mismo tiempo. Milei ha elegido ese alineamiento de la Argentina y nos ha privado de formar parte del mundo emergente, que está en ascenso en todos los niveles y que no es imperialista, porque no nos están diciendo qué tipo de gobierno debemos tener. Nada de eso, ellos firman acuerdos que son beneficiosos para ellos y que podrían serlo también para nosotros. Eso forma parte de esta política exterior criminal que está desarrollando el gobierno de Milei.
¿Es exagerado decir que Argentina corre riesgos de convertirse en una colonia de Estados Unidos y en general de los intereses del capitalismo trasnacional?
-Creo que la Argentina tiene reservas tanto naturales como sociales para evitarlo. Pero que la tendencia es sí, una colonia. Si un país, a un hombre que fue designado como embajador de Estados Unidos en Argentina, como Peter Lamelas, que le indica al país lo que va a venir a hacer, que es darle directivas a los gobernadores, evitar la relación con China, mantener prisionera a Cristina y hacer que Milei gane las elecciones, es de un nivel de injerencia que cualquier presidente, con mínima dignidad, lo tendría que haber rechazado y comunicarle a los Estados Unidos que ese hombre es persona no grata y que nunca podría ser embajador en el país.
-¿Podría hacer algo el Congreso para evitar que Lamelas sea embajador?
-Debería rechazarlo, pero sería un rechazo institucional de tipo formal porque quien tiene la competencia para aceptar las cartas credenciales de un embajador y quien fija la política exterior de un país es el presidente.
-En el hipotético caso de un futuro gobierno nacional y popular que defienda los intereses del país, ¿qué podría hacerse con la deuda que va a heredar con el Fondo Monetario Internacional?
-Creo que hay dos planos. Uno, el internacional, que es plantear que los estatutos del FMI indican que los créditos que se le han dado a la Argentina son ilegales, que han sido movilizados por razones políticas por el gobierno de Trump –el que le dio en 2018 a Mauricio Macri como el que le otorgó ahora, más el último salvataje-, ya que no son créditos que vengan para el desarrollo del país sino para la especulación, para mantener el precio del dólar y que Milei pueda ganar las elecciones, igual que en el 2018. Eso, contradice los estatutos del FMI. La Argentina es el país más endeudado. Eso también es ilegal. El FMI nunca le prestó un 60 por ciento de su cartera prestable a un solo país; tenemos cinco veces más deuda que Ucrania que está en guerra; triplicamos la deuda de Egipto que es el otro país más endeudado. Quiere decir que es un crédito, desde el punto de vista internacional, ilícito. Por lo tanto hay que encararlo desde el punto de vista del derecho penal. Y desde lo interno, crear una conciencia en la sociedad que sepa perfectamente que la Argentina no está en condiciones de pagar ese crédito ilícito, que se va a movilizar, porque un país organizado podría afrontar perfectamente el hecho de no poderle pagar ese crédito al FMI y al mismo tiempo tener una política exterior que nos relacione con otro tipo de sistema financiero en el mundo que nos pueda ayudar a afrontar las consecuencias de un límite al pago al FMI que se debe limitar a las condiciones de pago que tenemos y no a las condiciones feroces en las que fueron pactados esos créditos.
-¿Cómo vio la conformación de las listas de Fuerza Patria y cuáles son sus expectativas respecto de la elección legislativa del 26 de octubre?
-Las expectativas, frente al contexto difícil que tenemos, es seguir explicando, seguir conversando, tratando de recuperar el vínculo con esa parte de la sociedad que nos rechaza mucho, para ser honesto. Porque si no, te estaría diciendo algo que no creo y prefiero decir la verdad, que es lo que te da credibilidad y honestidad, entonces baja las barreras de la prevenciones que tiene la sociedad con nosotros. Pero no queda otro camino que seguir haciendo docencia. Creo que expresaron una unidad que no está en su mejor momento, pero va camino a recomponerse porque nosotros sufrimos una derrota muy profunda, que nos hizo mella a la propia confianza entre los dirigentes y los militantes. Entonces debemos recomponer esos vínculos. Cuando hablo de unidad, hablo de la unidad de un proyecto político, no la unidad en el sentido de amontonamiento de dirigentes. Traer un dirigente que piensa lo contrario que yo, no es unidad, porque lo que gano por un lado lo pierdo en credibilidad, en coherencia; la militancia comienza a dudar, gastamos energía en enfrentarlo, no vale la pena. Cuando hablo de unidad es entre todos aquellos que representan el mismo proyecto ideológico y político. Yo pertenezco a la provincia de Buenos Aires, cuando escucho o leo a Cristina y veo la base social militante que la sostiene y escucho y veo la gestión de Axel, digo ¡esto forma parte de una misma identidad; esto nunca pudo haberse partido!, y más ahora que tenemos el ejemplo de Bolivia. Cuando al interior de un mismo proyecto político empieza a escalar el conflicto, a sembrarle bronca a la militancia para que no se pueda reconciliar, después se termina en la división y permitiéndole a la derecha que gane terreno. Así que veo con conformidad esta unidad que hemos logrado y que tendremos que seguir construyendo porque la unidad no es perfecta, pero es un marco a partir del cual seguir construyendo en común.
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