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La siguiente es la transcripción de una entrevista radial con Iván Zeta, integrante y cofundador de Judíes por Palestina, una organización judía anti-sionista. El diálogo tuvo lugar en el programa “Todo el mundo sabe”, que se emite por radio Aire-99 de la ciudad de Neuquén, de lunes a viernes de 9 a 12.
-Cuando se dice sionismo, se lo relaciona con una corriente dentro de la comunidad judía, obviamente. Pero cuando se dice anti-sionismo es difícil relacionarlo con los judíos. Llama un poco la atención, Iván. ¿Cómo es esto de ser judío y anti-sionista?
-El sionismo se ha creado allá por fin en el siglo XIX con el objetivo de tener un territorio. Es un movimiento político, no tiene nada que ver mucho con su origen, su origen no es un movimiento judío. Tampoco entiendo, o tampoco nosotros entendemos al judaísmo como exclusivamente una religión, Entendemos como un conjunto de tradiciones culturales, una herencia, una pertenencia colectiva que excede y que tiene distintos niveles de arraigo en la práctica religiosa. El sionismo es un movimiento político que puede tener dentro de la población judía distintos grados de adhesión, lo ha tenido a lo largo de la historia. Durante toda la primera mitad del siglo XX, una corriente ultraminoritaria en las grandes concentraciones de población judía, sobre todo en Europa, que luego de la segunda guerra mundial y luego del holocausto, y en función de empalmar con intereses primero del imperio británico y luego del imperialismo yanqui, se fue transformando en una ideología dominante entre grandes sectores de la población judía, pero que no tiene una identificación lineal.
Nosotros, desde Judíes por Palestina, nos conformamos justamente para accionar y para hablar y para decir “no en nuestro nombre”, en la medida en que la estrategia principal del sionismo consiste en hablar en nombre del judaísmo, consiste en usurpar la identidad de la población judía y transformarla en una ideología supremacista, colonial, que se presenta como el movimiento político que ejerce el derecho de la autodeterminación del pueblo judío, pero que no es así. No es así por dos motivos. En primer lugar, porque la autodeterminación de un pueblo nunca puede ejercerse violando la autodeterminación de otro pueblo. En este caso el pueblo palestino, que ha sido desplazado de manera violenta, humillante, a lo largo de las décadas, pero con un punto extremo en 1948 en lo que se llama la Nabka, la catástrofe palestina, donde más de 750.000 personas fueron desplazadas por la fuerza para poder establecer al Estado de Israel.
Además, esta ideología que pretende referirse a la autodeterminación de un pueblo tampoco refleja la voluntad y la práctica de la mayoría de la población judía en el mundo. Obviamente uno, a partir de ver los medios, de ver los pronunciamientos políticos, puede llegar a la conclusión de que una gran parte de la población judía defiende, o ha aprendido o ha sido educada a lo largo de las últimas décadas en defender la existencia del Estado de Israel, y en defender una cantidad de postulados que hace el sionismo. Pero el sionismo es la práctica que plantea llevar a todos los judíos del mundo a Israel en una tierra supuestamente prometida, no representa más de la mitad de la población. Porque más de la mitad de la población mundial judía no vive en Israel, ni tiene planes de vivir en Israel, y por lo tanto ahí hay una cuestión práctica, más allá de la cuestión ideológica, respecto de si Israel es o no un Estado judío y si representa o no los intereses de la población judía.
-Enrique Dussel, filósofo e historiador argentino, decía que nunca el pueblo de Israel se fue de su tierra y los que regresaron nunca habían estado. Es decir, lo que plantea es que los judíos que volvieron nunca se fueron porque no vivieron allí. Son personas procedentes de diferentes partes de Europa que se convirtieron al judaísmo y que no son del origen del pueblo de Israel, y que antes de 1948, año en que se formó el Estado de Israel, judíos y palestinos convivían sin mayores problemas. ¿Esto es así?
-En Palestina, previo a 1948 había una determinada coexistencia en la medida en que el sionismo no había profundizado un plan de colonización y de desplazamiento forzado. Pero sí hubo distintos conflictos a lo largo de la primera mitad del siglo XX relacionados especialmente con los intentos de la población palestina de librarse del yugo del imperialismo británico y al mismo tiempo ya previendo los planes de avance y de colonización por parte del sionismo sobre esa tierra. Finalmente, el Estado de Israel se constituye sobre lo que deja el imperio británico en un acuerdo político sobre el territorio palestino, sin permitirle al pueblo palestino su autodeterminación. Ahora: quién es nativo de esa población y quién no, de dónde es cada grupo poblacional, es un debate mucho más complejo. Lo que importa en principio decir hoy en día es que hay un genocidio, un curso que el Estado de Israel gobierna y define los destinos de más de 8 millones de palestinos que viven entre el río y el mar y no les permite ni el derecho al voto, ni los derechos políticos, ni los derechos básicos elementales, en lo que se configura como un estado de apartheid. Donde para generar una mayoría artificial judía en el territorio que domina Israel que excluye una cantidad de derechos y de ciudadanía a la población palestina al mismo tiempo que hay un plan progresivo de colonización, de desplazamiento y también en este momento un genocidio abierto, transmitido en vivo y en directo por redes sociales en la franja de Gaza.
Ahora: hay que destacar también, nosotros no somos un grupo de judías y judíos que no nos sentimos identificados con Israel y nada más, sino que, primero, se trata de una tendencia mundial donde, por ejemplo, nosotros integramos una red internacional que se llama Global Jews for Palestine Red Global de Judíos por Palestina, que integra a más de 25 grupos de 20 países, algunos de ellos muy relevantes, como Jewish Voices for Peace de Estados Unidos, con miles y miles de adherentes, y recuperamos una tradición histórica de distintas ramas de la población judía que eran comunistas, anarquistas, humanistas, laicas, de distintas extracciones que a lo largo de las décadas previas a lo que fue luego el accionar del Estado de Israel para monopolizar esa representación, para anular otras identidades para tratar de asociar el sionismo con el judaísmo, fueron siendo negadas. Pero hoy, frente a un genocidio absolutamente innegable y frente a la barbaridad que desarrolla el Estado de Israel, que no es solamente la cuestión del gobierno de turno sino que es un Estado y es un régimen que lleva décadas de agresión sobre una población oprimida como es la población palestina, ese es un régimen de conjunto, no es una cuestión de (el primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu y nada más.
Nosotros defendemos una Palestina libre, del río al mar, defendemos la autodeterminación del pueblo palestino, defendemos el derecho del pueblo palestino a resistir frente a una ocupación y frente a un genocidio, y defendemos el derecho al retorno los palestinos tienen las llaves de las casas de donde fueron desplazados en 1948, en muchos casos también en el año ‘67 luego de la Guerra de los Seis Días. Y nosotros como judíos y judías que vivimos en todo el mundo, que no nos sentimos para nada representados por el Estado de Israel, decimos “no en nuestro nombre”, y apoyamos la dignidad y la resistencia del pueblo palestino.
-El sionismo tiene una fuerte incidencia en la política de los Estados Unidos. Max Weber ya lo afirmaba a principio del siglo XX. También influye fuertemente en otras religiones, como en las iglesias evangélicas.
-Sí, es un movimiento político e ideológico muy influyente, no cabe duda de que tiene su propio juego y que hace su propio lobbyen un montón de lugares del mundo. Tampoco cabe duda de que el origen de todo esto, el sionismo y el Estado de Israel, es un enclave del imperialismo en Medio Oriente. Es Estados Unidos el poder real, la potencia imperialista que está detrás del sionismo. En muchos casos se habla erróneamente del sionismo, del Estado de Israel controlando a Estados Unidos o definiendo cuestiones claves de la política estadounidense, cuando en realidad es Estados Unidos el principal interesado, el principal financista y el que arma al Estado de Israel para desarrollar su política en Medio Oriente, como vos bien decías.
La no identificación entre judaísmo y sionismo es tal que hay más sionistas evangélicos en Estados Unidos que sionistas judíos en todo el mundo, y gran parte del financiamiento al sionismo que tiene a nivel internacional proviene de allí. Por ejemplo, AIPAC es la coalición de lobby y de financiamiento político en Estados Unidos, proviene de las instituciones evangélicas. La creencia de estos grupos evangélicos, es que la segunda venida de Jesús, la segunda venida del Mesías a la tierra, se va a dar luego de que se cumpla la profecía de que todo el pueblo judío se reúne en Israel. Lo que no se suele mencionar es que el paso posterior a la segunda venida de Jesús es que los judíos reunidos en Israel tendrán que elegir entre convertirse al cristianismo o morir ardiendo en el infierno, es decir, hay un componente incluso judeófobo o antisemita en un gran sector del sionismo, y eso hace que empalmen muchos sectores de ultraderecha a nivel internacional con el Estado de Israel.
Los grandes herederos del antisemitismo y del nazismo hoy son amigos de Israel, de la misma manera que sectores fascistas y nazis en la década de los 30 eran también aliados de los sionistas de esa época porque son dos caras de la misma moneda. El sionismo plantea que todos los judíos debemos ir a vivir a la tierra supuestamente prometida para nuestro pueblo, y los antisemitas del mundo quieren sacarse encima a los judíos y expulsarlos de sus países, con lo cual hay una confluencia directa entre los sionistas y el antisemitismo que da para analizar bastante. Volviendo al principio de tu presentación, decimos sionismo no es judaísmo, y antisionismo no es antisemetismo.
-¿Qué evaluación hacés del alineamiento de Milei con el Estado de Israel?
-Bueno, obviamente el alineamiento de Milei con el Estado de Israel es presumidamente negativo. Porque primero intenta poner al conjunto de la población argentina bajo esta falsa representación apoyando a un Estado genocida, pero que tiene que ver en realidad también con un alineamiento más fundamental de Milei con el imperialismo. Para muchos sectores políticos alinearse con Israel es una forma de demostrar de entrada una lealtad completa al imperialismo yanqui. Lo hemos visto también en otros sectores políticos, más allá del imperialismo y las expresiones de Milei. Todos los gobiernos de las últimas tres décadas, por lo menos, han estado totalmente alineados con el Estado de Israel. Todos los candidatos electorales de las distintas fuerzas políticas, del macrismo, incluso del propio peronismo, han empezado siempre sus campañas electorales viajando a Israel y declarando su lealtad al sionismo, pero como una forma también de alinearse con los intereses del imperialismo.
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