Como se viene realizando desde 2016, las organizaciones de la economía popular, UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), se movilizaron en Buenos Aires este 7 de Agosto, festividad de San Cayetano, patrono de los trabajadores. Marcharon desde el barrio de Liniers, a metros del templo dedicado al santo, hasta Plaza de Mayo, retomando las marchas que se realizaron a fines de la dictadura en 1981 y que tuvieron como principal referente a Saúl Ubaldini bajo la consigna “Pan, Paz y Trabajo”. Esa consigna original fue ampliada, en concordancia con las luchas planteadas, convirtiéndose en “Paz, Pan, Techo, Tierra y Trabajo”.

Alejandro Gramajo, secretario general de la UTEP, declaró antes de la marcha: “Esta es una protesta especial porque estamos atravesando una coyuntura política, económica, social e institucional de alta gravedad. Junto a muchísimos sectores del movimiento obrero, del movimiento estudiantil, de agrupaciones de jubilados, con sectores de la salud pública creemos que es sumamente necesario profundizar la unidad para constituir el mayor frente posible para oponernos a este modelo económico de hambre, de miseria, de saqueo, de entrega, de endeudamiento con el FMI, de pérdida de soberanía”.

“Esta fue una jornada donde se expresó un proceso de unidad creciente y necesario con todos los sectores del movimiento obrero, la CGT, la CTA, los movimientos populares, los sectores en conflicto. El camino de la unidad es el que tenemos que seguir profundizando en defensa de los intereses del conjunto del pueblo”, dijo Gramajouna vez concluida la marcha.

En cuanto al momento particular en que estamos, el dirigente expresó: “Nos toca atravesar una etapa de batalla política que ojalá los que tengan que tomar las decisiones en relación a la estrategia electoral estén a la altura de las circunstancias porque nuestro pueblo está sufriendo mucho, pasando por situaciones muy complejas en términos económicos y sociales”.

Agregó que “tenemos que reconstruir una esperanza, no desde un eslogan sino desde la lógica de la representatividad, y eso se da si somos capaces de interpretar e interpelar con humildad, cercanía y aprendiendo de la sabiduría popular, que es lo que nos enseñó Francisco con su vida, algo que debería ser tenido en cuenta por los dirigentes que tienen que acercarse más al pueblo si quieren revertir la crisis de representación que existe hoy en la Argentina”, enfatizó Alejandro Gramajo.

En el acto de Plaza de Mayo se leyó un documento elaborado por la CGT (que no marchó pero concentró frente a la Plaza), titulado “La inclusión y el bien común contra la cultura del descarte”, donde se declara: “Como representantes de las demandas sociales, no podemos resignarnos a ver cómo crecen la desigualdad, la precarización y la fragmentación del tejido productivo y social de nuestro país, aumentando la inequidad social”.

Entre los principales párrafos, la declaración afirma que “el trabajo no es un privilegio, es un derecho, es pilar de la dignidad humana y ordenador social, como fuente de derechos”.

“La deserción y el desmantelamiento de áreas sensibles y estratégicas al interés de toda la sociedadcomo el Hospital Garrahan, la atención de la discapacidad, el INTA, Vialidad Nacional, CONICET y el Instituto Nacional del Cáncer son acciones irresponsables e insostenibles. El equilibrio de las cuentas públicas no puede lograrse a expensas del desequilibrio social".

“El ajuste económico no debe basarse en la destrucción del empleo o en el deterioro de su calidad. No avalamos políticas que recorten derechos laborales, que le pongan cepo a las paritarias libres o que desmantelen el Estado en nombre de una supuesta eficiencia”, sostienen en otro de sus pasajes más fuertes.

Durante el acto de cierre, ademas de las palabras de Adolfo Pérez Esquivel, Hugo Yasky, Charly Fernández, Hugo Godoy y Alejandro Gramajo, un grupo de dirigentas de los movimientos sociales leyeron en conjunto otro documento, titulado “La realidad de un modelo que descarta”, donde fundamentan: “Tras ma?s de un an?o y medio de la implementacio?n de un plan econo?mico que prometio? futuro pero solo trajo descarte y empobrecimiento, este 7 de agosto, Di?a de San Cayetano, patrono del Pan y el Trabajo, volvemos a las calles”.

“Con la misma fe y la conviccio?n de siempre, inspirados en el legado del papa Francisco, las organizaciones populares, movimientos sociales, sindicatos, curas villeros, comunidades religiosas, organizaciones campesinas, de la agricultura familiar y organismos de derechos humanos, peregrinamos desde Liniers hasta la Plaza de Mayo para ser la voz de los que quieren silenciar. Marchamos para demostrar que la comunidad organizada es la u?nica respuesta frente a un modelo que nos quiere solos y vencidos. Hoy nuestras banderas histo?ricas de Tierra, Techo y Trabajo se cargan de una urgencia renovada y se les suma la exigencia de Paz y Pan”, enfatiza la declaración. 

“Todos juntos en la calle, demostrando que la paz social se construye con derechos, no con represión”. Con esta expresión, la CTEP sintetizó el espíritu que impulsó la movilización.