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Caminando por una fe

El sábado se inició en Liniers la 47 Peregrinación a pie a Luján, bajo el lema "Madre del Pueblo, te pedimos por la salud y el trabajo", la primera después de la pandemia, por lo que hubo una serie de recomendaciones para evitar riesgos.

Pepe Mateos

No eran las multitudes de otros años caminando por la ruta 7 hacia Luján, partiendo bulliciosas y entusiastas desde Liniers. No estaban los acampes en los puntos intermedios para descansar, tomar fuerzas y seguir el camino. Se notaba una clara diferencia con las peregrinaciones anteriores. Los organizadores habían recomendado salir desde distintos puntos del camino con recorridos más cortos y a distintas horas para distanciar la llegada y pedían que llegarán al Santuario y no estuvieran mucho tiempo para evitar los amontonamientos. Eso hizo que desde el atardecer del sábado hasta aproximadamente las 9 de la mañana del domingo hubiera un flujo constante de gente sin que pudiera evidenciarse la multitud característica de estas manifestaciones ni tener un cálculo aproximado del número de peregrinos, definido vagamente en “miles”.

"Madre del Pueblo, te pedimos por la salud y el trabajo", fue el lema que convocó a esta peregrinación que tuvo también una modalidad virtual y un seguimiento a través de las redes e incluso al llegar al Santuario se le entregaba a los peregrinos un sticker con un código QR con el que podían acceder a un certificado donde consta que realizaron la peregrinación a pie.

Las recomendaciones y precauciones a causa del Covid fueron varias, tener por lo menos una dosis de la vacuna, mantener la distancia social, el uso del tapabocas, evitar transporte público, llevar comida propia, en definitiva todo a lo que nos hemos acostumbrado en esta época pandémica.

Las puertas de la Basílica estaban cerradas y la imagen original de la Virgen, que en 2030 cumplirá 400 años, estaba expuesta en la entrada principal. Las misas, confesiones y bendiciones se realizaron en la plaza.

Llegaban con los rostros marcados por el cansancio, un andar quebrado y una emoción visible. Muchas y muchos venían a pedir y otros tantos a agradecer. Otras y otros cumplen o mantienen una promesa. Muchos tienen varias peregrinaciones encima, para muy pocos es un simple desafío físico. Todos llevan algo en ese caminar.

El peregrinar es compartir una creencia, una fe, un sentimiento con miles que sienten lo mismo y eso produce una energía particular. Aunque no se pueda expresar de modo muy claro, la pandemia ha dejado marcas y eso está presente en esta peregrinación tan atípica.

A las 7 de la mañana del domingo con una cantidad de peregrinos muy exigua, se celebró la Misa principal encabezada por el Cardenal primado y arzobispo de Buenos Aires Mario Poli. La palabra de la Iglesia en este tipo de acontecimientos siempre es esperada porque envía señales acerca de cómo percibe la Institución la realidad social y política y marca ciertos rumbos. Con un estilo que no despierta mucho entusiasmo, más bien pareciera mostrar cierta apatía, el cardenal pidió este domingo apostar "a la familia, lo mejor que tiene la Patria".

"Cuando todo se mueve, lo más sólido que tenemos es nuestra familia. Apuesten a su familia, dediquen tiempo, hemos escuchado durante estas jornadas cómo vienen a pedir por sus familias, por la salud, por el amor, por el trabajo", dijo Poli en la homilía.

Finalmente pidió unos cuantos vivas a la Virgen y con eso dio por concluido el evento que no parecía conmoverlo demasiado.

29/07/2016

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