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Columnistas
19/07/2016

El legado oligárquico

El legado oligárquico | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Prematuramente Macri arregló con los buitres en las condiciones que ellos exigieron, de ese modo el país se re endeudó retrotrayendo la situación al de una Argentina eternamente deudora.

Osvaldo Pellin

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Algunos de los eslabones más importantes en la cadena de la claudicación oligárquica contra los intereses nacionales son: Rivadavia y el empréstito Baring Brothers, el Acuerdo Roca-Runciman y Macri con el pago a los Buitres.

¿Qué criterios comunes vinculan estas tres situaciones? Necesidades financieras cuyo cumplimiento fue incompleto o directamente frustrante, el fomento de influencias políticas con los imperios inglés y norteamericano, y los beneficios personales de los bancos y gestores, todo ejecutado por una clase social minoritaria y ambiciosa con escaso sentido nacional.

En términos relativos la Argentina no avanzó a pesar de que se aludía a progreso cuando se fundamentaba la solicitud de los empréstitos. Los indicadores de esa ausencia de beneficios hay que buscarlos en el endeudamiento y pago de los compromisos asumidos, en el precario crecimiento del PBI, en el condicionamiento de su política económica, en las crisis sociales que se multiplicaron y en la inestabilidad democrática.

El kirchnerismo, una reencarnación legítima del mejor peronismo, comenzó un proceso de desendeudamiento, incluido el fin de las condicionalidades del FMI, y logró en base al ahorro interno, combatir el desempleo mediante la reindustrialización, retomó a favor del estado dos empresas públicas fundamentales como Aerolíneas Argentinas e YPF, además de mejorar el sistema jubilatorio mediante la  adopción del sistema de reparto estatal, estimuló el mercado interno y consiguió la sanción de una ley contra el monopolio del sistema de información pública, que no pudo aplicarse porque Macri instrumentó una ilegal derogación legislativa.

Eso y mucho más, fue depuesto y derogado mediante una docena de decretazos, por el nuevo gobierno en base a un abuso de poder que evoca lo peor del antipueblo.

Prematuramente Macri arregló con los buitres en las condiciones que ellos exigieron, de ese modo el país se re endeudó retrotrayendo la situación al de una Argentina eternamente deudora.

Pareciera que nuestros pueblos deben pagar para vivir y que nunca se paga del todo, siendo beneficiarios de este ahogo político, la usura del sistema financiero internacional.

El empréstito de la Baring de 1824 se terminó de pagar casi cien años después dejando en el camino mucho más que la mitad del capital solicitado de un millón de libras esterlinas y habiendo devuelto más del doble de lo realmente prestado por las deducciones y pérdidas producidas por comisiones varias en el marco de la rapiña de las intermediaciones bancarias

El Acuerdo Roca Runciman, en plena década infame, cumplimentó punto por punto lo solicitado por el Reino Unido con lo que los insumos primarios que exportaba la Argentina quedaban reducidos a una mínima expresión, mientras los compromisos con el Imperio mantenían e incrementaban sus ventajas en el trato bilateral.

Acá tenemos tres eslabones históricos de una cadena de claudicación oligárquica, con los mismos protagonistas de clase social y política que tomaron esas decisiones y hundieron al país.

Sólo por no haber incrementado la deuda externa del país y además rescatarlo, hasta donde fue posible, de la usura internacional, habría que aplaudir a la gestión de los Kirchner.

En cambio, a los responsables de este nuevo endeudamiento, contraído por satisfacer a los buitres, solo los exime el vértigo de sus oscuros designios y la complicidad judicial, aunque el juicio de la Historia formulará su condena. 

29/07/2016

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