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Columnistas
19/02/2017

Los economistas del sistema

Los economistas del sistema | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

A principios del año 2001, el último de la gestión de De la Rúa y de la convertibilidad, Miguel Ángel Broda auguraba que “se renovará gradualmente el flujo de capitales” y que en el cuarto trimestre “el PBI crecerá al 6,5%” (en realidad cayó un 5%), mientras que Jorge Ávila aseguraba que era un “escenario propicio para una fuerte recuperación.

Humberto Zambon

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Una de las ocupaciones más rentables para los economistas es la de convertirse en consultores de empresa. Claro que si quieren contratos y jugosos honorarios deben convertirse en voceros de los intereses de los contratantes y del sistema económico en que se mueven. Inclusive, en este caso, se les asegura una tarea complementaria, la de “opinólogos” en los medios de prensa del sistema.

Nadie les va a pedir que sus previsiones sean exactas, ya que ese no es el objetivo de sus contratos. La finalidad está en crear expectativas que repercutan en la opinión pública y en el mercado, ya que desde hace muchos años se sabe el importante papel que ellas cumplen en las decisiones de inversión y también en las políticas estatales. El sistema se encarga de convertirlas en conocimiento general buscando que esas previsiones se vuelvan profecías auto-cumplidas.

Un rápido repaso de esas previsiones sirven de apoyo a lo expuesto. En el año 2000, cuando la amenaza de crisis en nuestro país era evidente, el FMI previó un crecimiento del 3,2% anual. A principios del año 2001, el último de la gestión de De la Rúa y de la convertibilidad, Miguel Ángel Broda auguraba que “se renovará gradualmente el flujo de capitales” y que en el cuarto trimestre “el PBI crecerá al 6,5%” (que en realidad cayó un 5%), mientras que Jorge Ávila (en Ámbito Financiero del 19/1/01) aseguraba que era un “escenario propicio para una fuerte recuperación. Enero ha sido el piso de la caída. A partir de febrero debería darse una importante recuperación”; Martín Redrado garantizaba que “El riesgo del default fue eliminado con el blindaje financiero” (BAE, 19-2-01) completado por Abel Viglione (“El blindaje … genera condiciones para la recuperación económica” en El Cronista, 12-2-01) y por Manuel Solanet (“Argentina va camino a la recuperación”, Ámbito financiero, 2-2-01); con mayor precaución, Daniel Artana la dejaba para fin de año (Ámbito financiero, 19-2-01). Y por encima de todos ellos estaba Domingo Cavallo que garantizaba que “los depósitos están seguros. Invito a la gente a poner otra vez la plata en los bancos” (Clarín, 23-8-01). (Estos datos lo tomamos de una nota de Roberto Navarro en la revista Veintitrés del 3-1-03).

A partir del año 2003 hubo un cambio de gobierno y se instaló en nuestro país un período de alto crecimiento económico debido, fundamentalmente a políticas heterodoxas de redistribución del ingreso y a un panorama internacional favorable. Pero como los intereses del sistema eran otros, nuestros augures económicos procuraron minimizarlo, “es sólo el rebote” dijeron al principio  y, ante la persistencia de la bonanza, “es un veranito, luego viene la caída”; ante el canje de la deuda pública externa, con una importante quita, del año 2005 se aseguró “el fracaso de la propuesta; el país va a quedar aislado del concierto internacional, sin inversión ni salida económica….”. Luego, cuando se renacionalizó el sistema previsional, salieron a denunciar la violación a la propiedad privada y a predecir que con esta medida se “destruye el mercado de capitales locales y con ello la inversión futura” (Ricardo López Murphy), mientras Jorge Ávila lo calificaba la como “una catástrofe”.

En todo momento procuraron crear un clima de pesimismo sobre el futuro económico, en un intento fallido de generar una crisis económica que justificara la implementación de un fuerte ajuste neoliberal que anulara los avances logrados hasta ese momento.

La crisis no se produjo y el cambio de orientación económica vino por el camino de la renovación democrática. Y nuestros economistas del sistema retomaron al optimismo infundado.

A comienzos del año 2016 el FMI predijo un crecimiento del PBI 2,8% mientras que las consultoras nativas llegaron a una previsión del 4% y a una inflación del 20%; con el paso del tiempo el crecimiento se fue postergando, primero para el segundo semestre del año y luego para el 2017. Hay que recordar que el PBI en 2016 cayó 2,5% y que la inflación superó el 40%.

En el año 2017 vuelven a lo mismo. Ahora predicen una fuerte caída de la inflación (a menos del 20%) y una tasa de crecimiento del PBI entre el 3 y el 5%. Inclusive según el informe de Morgan Stanley podemos crecer este año al 4%, pero ¡ojo! siempre que sigamos con las mismas políticas actuales (dato de Federico Kucher en “Cash” 12-2-17).

Esta función de los economistas del sistema no es nueva. Ya en 1873 (cuando nadie podía imaginar lo que pasaría en la Argentina del siglo XXI) Carlos Marx escribió algo que se adapta perfectamente a nuestros economistas del sistema: “Ahora no se trataba ya de ver si este o aquel teorema era verdadero o no, sino si era útil o nocivo, cómodo o incómodo para el capital, políticamente peligroso o no. A los investigadores desinteresados los sustituyeron boxeadores a sueldo, a la investigación científica desprejuiciada la sustituyó la mala conciencia y la malévola intención apologética”.

29/07/2016

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