Salvar la formalidad constitucional acerca de la duración de un mandato presidencial, al menos en nuestro país y a partir de 1955, fue habitual observar que, casi sin excepción, esa finalización no coincidió con un final feliz. Casi siempre, hasta la recuperación de la democracia en 1983, su final fue la detonación de un conflicto.

1955. El detonante del final de la presidencia de Perón fue el conflicto con la Iglesia Católica, al que algunos agregaron otras causales.

1957. El final de la mal llamada Revolución Libertadora fue el voto en blanco de la ciudadanía, en ocasión de la reforma de la Constitución Nacional de 1853 en 1956, reclamando la presencia de quien estaba exiliado en España, el Gral. Perón, lo que restaba legitimidad a un gobierno militar. Crisis política

1958. El presidente Frondizi recibe en Buenos Aires al Che Guevara, detonante, fácil presa de los prejuicios anticomunistas de ese entonces. Crisis ideológica.

1966. La caída de Illia fue por una demostración de ese presidente civil de reclamo soberano ante los laboratorios de especialidades medicinales extranjeros, al fijar precios máximos a los productos de su elaboración. Crisis política.

1970. El gral Lanusse desde otro gobierno militar, desafía a Perón a volver a la Argentina, señalando que a Perón no le daba el “cuero” para volver, excusa para legitimar una vez más, para una salida honrosa de un gobierno de facto. De hecho no lo logró porque Perón volvió a la Argentina cuando él quiso y después ganó ampliamente las elecciones.

1976. María Estela de Perón, juzgada como carente de carácter para manejar los hilos del país, más la compañía de López Rega y la situación caótica interna creada por las formaciones especiales y la represión, determinaron su baja. Crisis política.

1989. Raúl Alfonsín, por la hiperinflación y derrotado su partido en las elecciones adelantadas para presidente, decide su renuncia. Crisis económica.

1990 Saúl Menem, luego de dos períodos presidenciales, la crisis de la convertibilidad,diluye su intento de un tercer período.

Crisis económica.

2003. Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, ninguno de los dos dejó el poder antes de tiempo, en lo que suman tres mandatos consecutivos.

2016. Mauricio Macri, no hubo detonantes. Su gestión fue considerada mala o muy mala, por eso perdió la reelección.

Crisis económica, política y social.

Se supone que el estado de derecho filtra las intenciones golpistas pero no disuade a quienes ven en la renuncia una salida tan olvidable de su gestión como decorosa.

El caso actual de Milei reúne algunos argumentos señalados más arriba para otros mandatos. Quiere decir que ahora señalamos detonantes virtuales o hipotéticos.

Podría renunciar por presión política dado la mala performance de la economía.

También podría hacerlo por el abuso de poder y finalmente sumadas sus participaciones, en investigación judicial, que lo culpan de gestión corrupta y dado que la misma se ha caracterizado en priorizar y favorecer a los sectores del poder fáctico. Crisis económica y moral.

Pareciera evidente que el inculpado no se dará por aludido y que desalojar del poder siguiendo mandatos institucionales, se hará en la medida que se cuente en las Cámaras, con seguras mayorías agravadas que le inicien juicio político del que seguramente no podría salir ileso.