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En esa sociedad montada de apuro en la segunda vuelta de 2023 para cerrarle el paso al peronismo, no exenta de la intención de sacar ventaja del otro, Javier Milei le viene ganando por goleada a Mauricio Macri. Esta semana el tema fue “ficha limpia” y el actual presidente lo dejó pagando una vez más al jefe del Pro.
En 2023, después de inflar a Patricia para impedir que Horacio fuera el candidato y luego de conspirar a favor de “Javier” para que Bullrich fracasara, Macri corrió a sellar un acuerdo con el libertario.
Consideraba que La Libertad Avanza era “una agrupación sin experiencia y fácilmente infiltrable” -así lo dijo entonces- y acaso precisamente por eso, porque pensaba que podía manejarla, o terminar como dueño del paquete si Milei patinaba, se ofreció ante el establishment económico como una suerte de “garante” de la aventura libertaria.
Pero los desengaños con el socio comenzaron temprano. En primer lugar con el gabinete, en el que Macri no pudo colocar a la gente que deseaba y tuvo que soportar, en cambio, que el nuevo presidente eligiera algunos de su antiguos compinches que ya no le respondían. Ni hablar de Patricia que se vengó cerrando rápidamente trato con Milei por cuenta propia y si te he visto no me acuerdo.
Tampoco tuvo suerte Mauricio con su ofensiva para quedarse con los puestos clave del Congreso, Javier no decía a nada que no, pero al final obraba a su antojo. Esto último siguió haciendo y hace todavía.
Tampoco resultó beneficiado por su socio con el reparto de negocios, primero fue YPF, que se la quedó el bueno de Paolo Rocca, y luego vinieron otras decepciones, entre ellas la “Hidrovía”. No hubo caso.
Luego, con el proverbial oportunismo de los dirigentes del Pro, un verdadero partido de negocios, hubo dirigentes que se fueron pasando -“los compraron”, dijo Macri- a las filas de LLA. ¿Ritondo, Montenegro, Santilli? La última fue la Bullrich, ¡qué cosa, Mauricio!
Pero ojo, la que se pasa y eso es peor, es la clase media gorila, que ve en Milei un desaforado, pero también al hombre que está cumpliendo con el sueño de terminar con el peronismo. “Y… no son modales los suyos, pero alguien lo tenía que hacer”, se dicen unos a otros por lo bajo, con indisimulada satisfacción.
La cosa fue lo que se dice desplumar la gallina sin que cacaree. Mientras los socios no se cansan de barajar posibilidades de integración para llegar unidos a las elecciones legislativas de este año, el “León” (de papel pintado) no cesa de robarse soldaditos; de a uno, de a dos, lo que venga, ¡bah!
Esta semana le tocó al tema “ficha limpia”. Estaban los votos necesarios para aprobar el proyecto de la diputada del Pro Silvia Lospennato, destinado a cumplir con dos premisas macristas: ayudar al triunfo de la legisladora, cabeza de lista en las elecciones porteñas y, de paso, cerrar el paso a “la Yegua”. Pero a último momento algo falló y Macri y los suyos se quedaron con las ganas.
¿Qué paso? Lo que discuten LLA y el Pro en las elecciones de la CABA es el segundo puesto. El primero, casi todas las encuestas coinciden que sería para el candidato nacional y popular Leandro Santoro. Pero el segundo está entre Lospennato y Manuel Adorni, y es un hecho que Milei no quería fortalecer a su principal competidora.
Tal vez el presidente piense que si sigue vaciando al Pro, como está empeñado en hacer, los sectores medios de derecha, en un ataque de realismo, terminarán por votar a Adorni.
También, Milei se curó en salud enterrando “ficha limpia”, después de todo ahí están la estafa cripto y las incontables violaciones a las leyes y la Constitución con que ha gobernado hasta ahora. No fuera a ser cosa que le tocara ponerse el mismo sayo.
Por otra parte Milei, que estuvo en la cuerda floja hasta que el FMI y EE.UU. le tiraron un salvavidas, está más repuesto y en otro ataque de narcisismo ha decidido que no la quiere fuera de juego a Cristina porque piensa que le puede ganar.
¿Que pasó con el mandamás de Misiones, Carlos Rovira, un “justicialista” en buenas migas con Milei, cuyos dos diputados votaron en contra de “ficha limpia”? Póngale el nombre que quiera, pero casualidades hay pocas.
En todo caso, el que incriminó al presidente fue el propio Macri, que con cara desencajada fue a la tevé a lamentarse de que “este gobierno defraudó a los argentinos”. De paso, dijo ante las cámaras y con su candidata allí presente que esto que ocurrió “al único que beneficia es a Santoro”. Lospennato lanzaba llamaradas por los ojos. Es despiadado Macri (también) con los suyos.
A este socio medio desplumado le quedan empero importantes resortes de poder. Primero y principal, un sector clave del Poder Judicial, y luego los medios. Si no fuera por lo primero, no se atrevería a impulsar ese alarde de la mentira y la falsa honestidad que es el intento de proscribir a Cristina.
Macri, además de numerosas empresas en los paraísos fiscales, tiene varias causas judiciales, como la del Correo, los parques eólicos, las autopistas, etc. Llegó a la Casa Rosada procesado. Tiene la cara muy dura el ex presidente para hablar de honestidad.
Cristina, en cambio, fue condenada sin pruebas, en un proceso amañado, por jueces y fiscales que tenían, precisamente, una relación privilegiada con el ex presidente Macri y viajaban invitados por “Clarín” a la mansión de un ocupa extranjero a orillas de un lago patagónico.
Los socios en la destrucción de la Argentina se pelean entre ellos y uno viene al parecer ganando.
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