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Columnistas
23/03/2025

Los traidores

Los traidores | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

¿Un/a dirigente radical, liberal republicano, un/a progresista liberal o socialdemócrata que ocupa una banca, se puede convertir en un dirigente de extrema derecha, argumentando que lo hace en favor de la gobernabilidad?

Rodolfo Canini

“Los traidores” es un film político argentino de 1973 dirigido por Raymundo Gleyzer, un documentalista, que fue detenido-desaparecido durante la última dictadura cívico-militar de nuestro país. La historia narra la vida de un ficticio dirigente sindical peronista, desde que asume un cargo de representación en la década de 1960, luego de años de militancia, y se centra en su transformación posterior en un burócrata corrupto hasta 1973, cuando Héctor Cámpora llega a la Presidencia de la Nación. Describe la “traición” desde adentro, desde las tripas, que es el lugar del cuerpo donde se siente el cuchillazo de la felonía.

Si Gleyzer no hubiese sido asesinado y tuviera que re editar su película narrando lo que sucede hoy, seguramente no sabría por dónde empezar, principalmente porque el concepto de “traición” ha mutado. Esta actitud rastrera, de canallada con alevosía, se ha enquistado en el seno de la política, naturalizándola. Todo es un eufemismo, hasta que se vuelve muy evidente. Es entonces cuando se tergiversa la realidad, y se amolda ella a los objetivos que se persiguen: el fotógrafo es un militante político K, como si eso justificara un intento de asesinato; los hinchas de futbol pasan a ser “barrabravas”, y la víctima, el victimario; y las ratas legislativas, héroes.

No siempre se puede meter la realidad dentro de un molde y manipularla. El miércoles pasado, miles de ciudadanos, desafiaron el amedrentamiento que provocaba la desorbitante presencia de las fuerzas de seguridad en un perímetro importante al rededor del Congreso. La infundia del miedo sumó los piquetes de los “azules buenos”, según el Presidente, parando a todo transeúnte con cara de potencial tira-piedra, requiriendo documento, y requisando las carteras y mochilas. Y como si eso fuese poco, las voces orwellianas salían de los parlantes de los panópticos ocultos de las estaciones de trenes, anunciando que se reprimiría enérgicamente cualquier disturbio. A diferencia del miércoles anterior, no hubo violencia, aun habiendo mayor concurrencia en el reclamo de las y los jubilados. Enormes columnas de sindicatos y movimientos sociales se sumaron a las hinchadas de fútbol. Pero los protagonistas fueron las y los viejos, que valientemente salieron a desafiar a las balas y palos policiales. La calle mostró una cara de esperanza con la participación popular. Al mismo tiempo, la cobardía y la traición inundaba el Congreso. Con 129 votos a favor, 108 en contra y 6 abstenciones, el oficialismo lograba asegurar la mayoría necesaria para endeudarnos aún más con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Al comienzo de la actual gestión, algunos analistas políticos opinaban que con sólo 39 Diputados/as, la Libertad Avanza tenía muy pocas chances de llevar a cabo su plan de extrema derecha. Un viejo lobo, conocedor de las triquiñuelas de Palacio comentó en voz baja: “billetera quiebra convicciones y lealtades”. Y así fue. No es la primera vez que Milei impone mayorías en el poder legislativo. ¿Un/a dirigente radical, liberal republicano, un/a progresista liberal o socialdemócrata que ocupa una banca, se puede convertir en un dirigente de extrema derecha, argumentando que lo hace en favor de la gobernabilidad? Un argumento lleno en falsedades comprobables. Sin ir más lejos, este miércoles votaron a favor de dejar actuar libremente a un Presidente (una vez más), que hace menos de un mes fue partícipe necesario de una gran estafa internacional, dándole la oportunidad de endeudar nuevamente a nuestro país sin saber en cuánto, por qué y para qué. Eso sí, aclaremos que quien facilitará este endeudamiento es Leonardo Madcur, quien fuera jefe de asesores de Sergio Massa en el ministerio de Economía, y ahora es el representante de Argentina ante el Fondo Monetario Internacional. La traición viene de arrastre.

La gestión necesita dólares urgentes para poder mantener bajo el tipo de cambio hasta las elecciones. Solamente así, y en este esquema neoliberal, puede sostenerse una muy relativa estabilidad financiera que favorecería la fantasía de una inflación paralizada, y en el mejor de los casos, en baja. Pero las y los argentinos sabemos, (no todos, por eso gobierna Milei) que la toma de deuda con el FMI es un instrumento de dependencia que quita soberanía política, y nos hace más pobres. Por eso Néstor Kirchner canceló la deuda, y no dejó que dieran ni un solo consejo económico a su gobierno ni al de Cristina Fernández. Pero después vinieron unos 50 mil millones de dólares prestados a la presidencia de Macri por el mismo organismo, quien en menos de 1 año los evaporó, o mejor dicho los fugó Y poco más atrás en la reciente historia fue el megacanje de la gestión del presidente De la Rúa. Otros 50 mil millones de dólares prestado por el mismo organismo, y despilfarrado por Federico Sturzenegger, quien hoy es Ministro de Desregulación y Transformación del Estado. Y podríamos rápidamente llenar de nombres de traidores a la Patria en estos doscientos años de existencia, empezando por Bernardino Rivadavia, si de empréstitos ruinosos para el Pueblo se trata..

Cuando la política se degrada, existen más traiciones que convicciones. Gobernadores peronistas (al menos dicen serlo) actuando descaradamente en contra de los principios políticos que dicen abrazar; legisladores que se refugian detrás de esos gobernadores, como si ellos no tuvieran que responder a sus representadas y representados; diputados y diputadas vociferando discursos encendidos, criticando acciones de gobierno, pero al momento de votar se convierten en oficialistas. Ni hablar de las y los representantes neuquinos en el Congreso que la juegan de “provincialistas”. Han votado todo a Milei, yendo en contra de los intereses no sólo del país sino de la propia provincia. En el mejor de los casos juegan a las escondidas, como la Diputada Tanya Bertoldi, que no sólo tiene una banca Nacional, que ocupa por un Partido, sino que además ostenta dos cargos en el ejecutivo provincial, por otro Partido. No importa si esta situación va en contra de la Constitución Provincial, que prohíbe taxativamente tener dos cargos públicos, sino también del propio Reglamento del Congreso Nacional, que no permite tener otro cargo en simultáneo. Pero parece que propios y extraños miran para otro lado, al fin y al cabo el concepto “traición” es tan laxo en estos tiempos, que no afecta ni al honor ni a la dignidad de las personas. Los orígenes de esas traiciones siempre están atadas a prebendas, situación que también por estos tiempos pareciera ser una moneda más de cambio.

Pero sepan las y los traidores, que como dijo aquel viejo y querido General: “cuando los Pueblos agotan su paciencia hacen tronar el escarmiento”.

29/07/2016

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