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El siglo XX fue un período pletórico de cambios que modificaron radicalmente la forma de vida humana. El cambio fue social, político y, fundamentalmente, tecnológico y científico. enorme en varios campos del conocimiento, como en el de las comunicaciones, en la conquista del espacio (en 1969 el hombre, por primera vez, pudo abandonar el planeta Tierra y llegar a la luna), en medicina, etc.
En el plano político, comenzó con hegemonía inglesa, para asistir al ascenso de Estados Unidos y, luego de la segunda guerra, vivir la competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la “guerra fría”, que duró casi medio siglo y finalizó con la Implosión de la URSS. La hegemonía monopolar norteamericana duró poco: a fines de siglo era discutida por Europa y, fundamentalmente, por China, como potencia en ascenso.
El siglo vivió dos guerras mundiales y muchísimas guerras locales. Soportó al holocausto y varios genocidios, como el armenio, el palestino o el de las dictaduras sudamericanas-
Fue el siglo de las revoluciones sociales: comenzó con México, siguió con la Soviética y muchas otras, algunas fracasadas y otras exitosas, como China y Cuba.
Se asistió a la independencia de las colonias establecidas por las potencias occidentales, al menos la independencia formal, en África y en el sur asiático.
Con ese escenario muchos hombres y mujeres sobresalen del promedio y, algunos de ellos, han tenido una vida novelesca. Entre los nacidos en Argentina algunos son muy conocidos, como Ernesto “Che” Guevara, pero otros muchos han sido olvidados o son desconocidos para la mayoría. El destacado intelectual argentino Horacio Tarkus ha asumido la tarea de rescatar algunas de estas figuras. En “El Rodaballo” N° 11 y 12 (año 2000) trata el caso de Luis Hipólito Etchébère y Micaela Feldman (Mica), de quien nos ocupamos en esta nota.
Mica nació (4-3-1902) en una colonia judía de Santa Fe, de las fundadas por el Barón de Hirsh, en una de cuyas escuelas su padre enseñaba idish. A la edad de ingresar a la universidad lo hizo en la Facultad de Odontología. En la Universidad conoció a Luis Etchébère (hijo de un inmigrante vasco de situación económica acomodada), luchador estudiantil que había estado preso y había dejado la casa paterna; desde entonces, conformaron una pareja indisoluble, hasta que la muerte de él los separó.
Con ideas anarquistas, ambos comenzaron su militancia política en Insurrexit (importante grupo en el que en 1920 y 1921 participaron personalidades intelectuales como Horacio Quiroga, Alfonsina Storni, Alfredo Palacios y muchos más). En 1924, ante el éxito de la revolución soviética, con Luis se afiliaron al Partido Comunista y en 1926 formaron parte del Partido Comunista Obrero, fracción de izquierda del PC, que editaba al periódico “La Chispa”.
Recibida de odontóloga y Luis como técnico dental, montaron un consultorio móvil y salieron a recorrer la Patagonia llevando una salud bucal que escaseaba en la zona. Atendían por igual a los que podían pagar como a los que carecían de recursos. Estuvieron un año, alrededor de 1928, en San Antonio (O) y luego en Esquel. Después siguieron al sur y se instalaron en Paso Ibáñez (hoy Piedrabuena).
Vueltos a Buenos Aires y como el centro de la revolución estaba en Europa, en 1931 viajaron a España (año en que se creó la Segunda República) y luego a Francia y Alemania. Allí vivieron los años revolucionarios y, con el ascenso de Hitler al poder, en 1933 volvieron a París; en esa ocasión Luis escribió “Estamos vencidos, y vencidos ignominiosamente; se acabó nuestra antigua esperanza…”. En Francia militaron activamente en el frente popular, que unía a socialistas y comunistas.
En 1934 estallaron las huelgas de Asturias, a cuya movilización se sumaron. Estando en España estalló la sublevación de Franco y comenzó la guerra civil (1936). El reconocido historiador Eric Hobsbawm, en su obra “Historia del siglo XX”, dice al respecto: “... en España, y sólo en ella, los hombres y mujeres que se opusieron con las armas al avance de la derecha frenaron el interminable y desmoralizador retroceso de la izquierda… En total más de cuarenta mil jóvenes extranjeros procedentes de más de cincuenta naciones fueron a luchar, y muchos de ellos a morir, en un país del que probablemente sólo conocían la configuración que habían visto en un atlas escolar… Fueron a luchar por una causa… Es difícil recordar ahora lo que significaba España para los liberales y para los hombres de izquierda de los años treinta, aunque para muchos de los que hemos sobrevivido es la única causa política que, incluso retrospectivamente, nos parece tan pura y convincente como en 1936. Ahora, incluso en España, parece un episodio de la prehistoria, pero en aquel momento, a quienes luchaban contra el fascismo, les parecía el frente central de su batalla, porque era el único en el que podían participar como individuos, si no como soldados, recaudando dinero, ayudando a los refugiados y realizando interminables campañas para presionar a nuestros cobardes gobiernos.”
Mica y Luis se incorporaron a las fuerzas del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) recién fundado, donde él fue designado jefe de la columna motorizada. Luis, que iba siempre al frente de sus hombres, cayó muerto en combate (agosto de 1936).
Por presión de su gente y por mérito propio, Mica fue nombrada Jefa de la Segunda Compañía del POUM. El respeto, obediencia y hasta devoción de su gente fue proverbial y luchó hasta el fin de la guerra, guerra que dejó dejó 400.000 muertos y más de 800.000 asesinados y ejecutados en ambos bandos. Y muchos exiliados, especialmente en Francia, México y Argentina.
Muchas mujeres participaron activamente en esta guerra, como la mítica Dolores Ibárruri, la “Pasionaria”, famosa por sus arengas en favor de la república, pero Mica, por lo que he podido averiguar, fue el único caso de mujer al mando de una unidad militar en esa guerra.
Al final, derrotados y diezmados, las fuerzas del POUM se unieron con los anarquistas (CNT) para la última defensa de la república, vencida, finalmente, en 1939. Mica permaneció escondida, pero, como tenía pasaporte francés, Francia la amparó y la sacó del país.
En 1940 Alemania invadió Francia y Mica volvió a Buenos Aires. Aquí se relacionó con la Revista “Sur”. Ante el ascenso del peronismo, al igual que muchos intelectuales, creyeron ver la reencarnación del fascismo europeo, pero Mica también se opuso y denunció a la Unión Democrática por su composición conservadora y reaccionaria. En 1946 se volvió a Francia.
En mayo de 1968 estalló la rebelión estudiantil con apoyo obrero y que levantaba las consignas libertarias que defendió en su juventud (“prohibido prohibir”). No dudó y dio su apoyo y participación activa al movimiento (tuvo cierta trascendencia la imagen de la mujer mayor, de pelo blanco, luchando con los estudiantes).
Mica escribió “Mi guerra en España” (traducido al castellano, catalán y alemán) y Elisa Osorio, en “La Capitana” (2012), escribió una novela basada en sus hazañas en la guerra civil española.
Mica murió en París el 7 de julio de 1992.
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