-?
 
 
 
Columnistas
16/03/2025

Sudzha, Kursk

Sudzha, Kursk | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La administración Trump, si aprende algo sobre la marcha, tiene la increíble oportunidad de facilitar la terminación de la guerra de Ucrania.

Oliverio Jitrik

Todo avanza muy rápido, los hechos se adelantan a cualquier conjetura, ocurre en horas lo que requeriría de días y en días lo de meses. Se ha izado la bandera de Rusia en Sudzha, ya muy cerca del epílogo de esta gloriosa batalla de Kursk iniciada en agosto de 2024. Es un gran victoria de Rusia, que pasará a la colección de las más notables de la historia de esta nación. Y todos ganaremos: la supervivencia en un mundo postnuclear no es opción, entiéndanlo eurotontos. Los USA, que han perdido, pueden aferrarse todavía a una arista y hacer creer, narrativas de por medio, que son los gestores de la paz. Grave es que ahora gasten un cartucho con el cacareado cese al fuego -aceptado por Ucrania- cuyo contenido se ignora todavía, pero ya puesto en la mesa de Moscú en estos momentos. La UE se quedó muda como Gardel, mientras “UE” Von der Leyen recibe sin pudor alguno a Al Julani, responsable del genocidio de decenas de miles de alauitas en Siria. Isis y Al Qaeda están convenientemente blanqueados por los “nazilovers” de Bruselas.

Mucho depende de la reunión en Moscú del 13 de marzo, entre los enviados de los EEUU (Steve Witkoff & CO.) y la cúpula mayor del Kremlin. El cese al fuego, a primer orden, parece una improvisación sacada de la manga de M. Rubio para ganar tiempo y poder decidir si van genuinamente a aceptar las condiciones definitivas de Moscú o van a preferir, una vez más, mantener su ilusión de satisfacción hegemonista. La propaganda podrá funcionar en ambos casos: el “está la pelota del lado de Rusia” se instalará en la opinión pública (¿de quién o de quienes? ¿importa ya?) y, si Rusia no acepta el cese, se “demostraría” una vez más que Putin es en realidad la reencarnación de Atila y que quiere acampar en Ostende y más allá. Trump sólo estaría perdiendo el tiempo si el cese al fuego no contuviera, en su aplicación, pasos mínimamente coherentes. De todas maneras, es mejor citar la fuente principal. El Comandante Putin formuló preguntas el 13 de marzo en el Kremlin, flanqueado por Aleksandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia: sí, cese al fuego, pero ¿en qué condiciones? ¿que salgan intactos e impunes los ucranianos criminales de guerra de Kursk, oblast hoy recuperado al 86% por la Federación? ¿Que se reabastezca de munición y drones la tropa de Ucrania? ¿Qué sigan las razzias de reclutamiento en Ucrania? Ajá, ha de ser, diría una colega mexicana. Y, en lo operativo, ¿cómo coordinar un cese de fuego en un frente de guerra tan grande, en los que, además, Rusia lleva tanta delantera? ¿La comandancia de Kiev ordenará que se rindan sus tropas en Kursk? Nuevamente: “ajá, ha de ser”.

Por otro lado, sería muy raro que los ucros hayan aceptado un cese al fuego con la retirada de sus tropas de todo el frente dejando libre Donetsk, Zaporozhe y Jerson, casi lo único a partir de lo cual Rusia comenzaría a interesarse en el tratado. De tal manera que el tema es una carta tapada, no se ve una salida pese a las -supongamos por medio segundo- racionalidad de Trump: en el mejor de los casos, si esto no se trata de un “malware” malicioso, el equipo de “superRubio” -sin siquiera contar con él mismo- carece del conocimiento y sensibilidad necesarios para comprender que Rusia ya no se apartará del foco central de sus exigencias originales (cita 1). Además, ¿es viable un cese al fuego cuando los EEUU han vuelto a proveer de inteligencia y armas a Kiev? Desgraciadamente, la jugada del cese de fuego trumpiana apunta a la nada y puede, por lo tanto, desencadenar escenarios cada vez peores demostrando, tal como sugiere Pepe Escobar, que la distancia entre Bruselas y Washington no es la que parecía después del show del Salón Oval: es mucho menor de lo que se cree.

Lukashenko juzga hoy el asunto del cese de fuego de forma oportuna: efectivamente, los EEUU no tienen la menor idea sobre el asunto y están tratando de ver lo que quiere cada parte y aprender sobre la marcha; “tanteando el terreno”, dice Sacha después de productiva reunión, en la que se ratifica la indisolubilidad de las relaciones con Rusia y puesta a punto de sistemas balísticos Oreshnik en Minsk.

La administración Trump, si aprende algo sobre la marcha, tiene la increíble oportunidad de facilitar la terminación de la guerra o, estúpidamente, redirigirse a optar por “sancionar” ad infinitum a Rusia y ser observadores de cómo, gracias a la dirigencia europea, el mundo se coloca una vez más en riesgos propios de la era Biden.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]