La descomposición del gobierno de Milei se hace insostenible. Solo la imposibilidad de la oposición por reunir el número de votos en la Asamblea legislativa, impide que un juicio político lo desaloje constitucionalmente del poder. Hay razones enumeradas por los distintos medios y enunciadas enfáticamente por parte del pueblo argentino en la calle que sostienen las razones que darían fundamento a la decisión parlamentaria.

La sociedad está harta de la violencia en las decisiones del gobierno que ignora sistemáticamente cómo abordar las normas republicanas que hacen al respeto institucional.

También está harta de sostener un plan económico en cuyas variables el pueblo se ve perjudicado y sin vislumbrar que las cosas, a futuro, cambien y sirvan para aliviar el estado deprimente y miserable de vida, que se agrava cotidianamente.

Y por último está harta de soportar las mentiras de altos funcionarios, incluido el propio presidente, que suelen distorsionar la realidad siguiendo sólo su propia mirada y conveniencia, distorsionando la verosimilitud de los hechos.

Se palpa la ausencia de empatía del gobierno con su pueblo, aprobando la violencia de la represión sobre el mismo justificando mediante mentiras la brutalidad policial.

Ahora está en gestión la solicitud de nuevo préstamo del FMI que solo servirá como un salvavidas de plomo para la Nación, que incrementará su deuda, ya de por sí odiosa e impagable que encadenará aún más la dependencia del país, que de a poco va perdiendo sus decisiones soberanas, enajenando su destino, más acorde a un país dotado de recursos naturales y recursos humanos altamente calificados como para encarar un desarrollo más autonómico con justicia social.

De cualquier manera existe la esperanza de que por vía de los votos o del juicio político este gobierno en descomposición se aleje de sus responsabilidades, liberando al pueblo argentino de la decadencia y el hambre.