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23/02/2025

Estafa

Estafa | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Por donde se lo mire, Javier Milei sale averiado de la aventura de la criptoestafa, un papelón que mina su credibilidad y lo pone en ridículo ante el mundo.

Héctor Mauriño

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Siempre sostuvimos -y lo seguimos haciendo- que un gobierno como el de Milei, empeñado en destruir el Estado, la industria, el trabajo, la educación, la ciencia, la salud pública; un gobierno que crea enemigos por todos lados, que fomenta el odio, la persecución, el autoritarismo, va a terminar mal o muy mal.

También dijimos que un sujeto inestable, desaforado como el actual presidente, podía descarrilar en cualquier momento. Pues bien, por desgracia esta experiencia macabra que vive día a día la sociedad argentina todavía no ha terminado pero con el affaire de la criptomoneda $Libra, el presidente descarriló y además de perjudicar gravemente al país y a miles de ahorristas se autoinfligió un daño del que más tarde o más temprano difícilmente saldrá bien parado.

La criptoestafa minó la credibilidad de Milei y lo puso en ridículo ante el mundo, como lo prueba el hecho de que muchos de los que todavía le daban crédito, para empezar el 30% de los que dicen haberlo votado, ahora lo rechazan. Mientras que un amplio sector de la sociedad, alrededor del 60 por ciento según las encuestas, cree que el presidente efectivamente promocionó una estafa.

En todo caso las dudas se reparten entre quienes lo ven como un estafador y los que prefieren pensar que fue “engañado”. Además de la incapacidad de Milei para medir las consecuencias de sus actos, tal vez se trate de las dos cosas juntas, una combinación letal porque si nadie quiere trato con un estafador la idiosincrasia argentina tampoco perdona a quien hace el papel de gil.

Es así que el caso de la meme coin$Libra traza un antes y un después en esta catástrofe que ha resultado para el país y su gente el acceso del líder “libertario” al manejo del Estado. Este hombre, que como ocurre con los delincuentes, parece no distinguir entre el bien y el mal, lo legal y lo ilegal, lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira, su bolsillo y las arcas del Estado, tiene empero la determinación propia de un alienado y como además por ahora sigue en el poder está bastante claro que a pesar de su grave patinada no dará su brazo a torcer hasta el final.

La derecha económica que lo sostiene a pesar de sus muchos desvaríos no le ha puesto hasta acá palos en la rueda porque el hombre viene a ejecutar la transformación reaccionaria más importante desde que emergió el peronismo como “hecho maldito” de la sociedad burguesa. Recorte de derechos sociales y económicos, restricción de las libertades sindicales, políticas e individuales, maximización de las ganancias de los poderosos y brutal empobrecimiento de los de abajo, Milei es el sueño húmedo del antiperonismo.

Desde esta columna hemos evaluado que el establishment lo dejaría hacer el trabajo sucio y luego, cuando ya no hiciera falta, descubriría que “está loco”. No se puede asegurar que la estafa con $Libra vaya a ser ese momento pero seguramente no está demasiado lejos. Aunque el sujeto todavía no ha concluido su descomunal obra de demolición, el escándalo internacional que golpea por estos días al país bien podría ser el principio del fin.

Del Poder Judicial argentino enemistado con cualquier cosa que se parezca a la justicia, está claro que no se puede esperar nada, esa sí que es “la casta”. Pero en el plano internacional, sobre todo en Estados Unidos donde Milei y sus socios habrían perjudicado a muchos, con seguridad que esto no va a quedar así.

No por nada, tampoco, la titular del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva, le preguntó a dos sindicalistas argentinos si creían que Milei iba a poder terminar su mandato.

Por fortuna, en este país es todavía la gente la que levanta o voltea muñecos. El “círculo rojo” no puede imponer gobiernos o derrocarlos, pero puede contribuir a encumbrarlos, mantenerlos en el poder o esmerilarlos, de hecho es lo que viene haciendo desde hace mucho. Seguramente esa derecha no termina de soltarle la mano a Milei porque no existe un reemplazo, no hay ninguna fuerza o figura de derecha digamos más presentable o más “civilizada” que se pueda hacer cargo y el riesgo es que el poder político vaya a caer nuevamente en manos del campo popular.

Villarruel no es confiable, no sólo porque la sociedad argentina ya dio vuelta la página de las dictaduras, sino también porque el más reaccionario y vacío de los nacionalismos ya no “garantiza” lo que le hace falta al poder económico. Tampoco parece viable un Macri desprestigiado por su fracaso como presidente y desinflado por un Milei que lo desplumó antes de que cacaree.

En este contexto la derecha política se hace la distraída y algunos de sus sirvientes legisladores salen a defender lo indefendible mientras algunos gobernadores mandan a votar en contra de una comisión investigadora ni hablar de un más que justificado juicio político. Tienen miedo del salto al vacío y de que ventilar los pormenores de una estafa bochornosa termine por alimentar una reacción popular que se los lleve a todos puestos.

Los gobernadores de provincias con escasos recursos, a los que Milei tiene en un puño, le tienen miedo y tratan de ser complacientes para recibir algunas migajas. Y los de algunas provincias ricas o con buenos ingresos, prefieren seguir prestándose al juego porque están de acuerdo o para evitarse problemas. Para ellos “primero está la provincia” y todo lo demás no importa. No la ven venir, ni siquiera están mirando.

29/07/2016

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