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24/11/2024

Felipe en el Plan de Salud

Felipe en el Plan de Salud | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Sapag percibía claramente la realidad sanitaria de la provincia como lo demuestra el discurso que pronunció al abrir las sesiones de la legislatura provincial en 1963.

Osvaldo Pellin

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Una observación bastante repetida es que la cartera de Salud Pública no puede entregarse a quienes no han estudiado la materia. Parece de Perogrullo, pero acá suele suceder que se ofrece a médicos amigos del funcionario recién elegido con una evaluación personal más signada por la confianza amistosa que con la confianza basada en el conocimiento de la materia.

No pasó así en Neuquén, donde el gobernador tenía el conocimiento empírico de la realidad, que suele ser el más eficaz de los conocimientos.

Sapag percibía claramente la realidad sanitaria de la provincia como lo demuestra el discurso que pronunció al abrir las sesiones de la legislatura provincial en 1963, en su primer mandato constitucional, que terminó siendo el resumen histórico de una realidad que con su sola enunciación comenzó a revertirse.

A esa visión macro, inconfundible, le agregaba un sentido preventivo que sorprendía.

A propósito de este último aspecto están las múltiples reuniones que en Neuquén capital o en el interior solía convocar con su sola presencia, para desarrollar un concepto preventivo, casi siempre en las escuelas de los barrios los días sábados por la tarde, para escuchar a la gente y exponer a su gabinete responder a las inquietudes que se generaban entre los vecinos

Y seguramente las necesidades de salud y educación brotaban sin dudar en todas las reuniones.

La provincia por entonces tenía un grave problema sanitario con la endemia Hidatídica, entre otras patologías que asolaban el territorio, como el Chagas y la mortalidad infantil. En ese sentido, fuese o no señalado por algún vecino, él sacaba el tema y proponía -“A ver doctor hable a la gente de los cuidados que deben tener con los perros”.

Demás está decir que la población canina era numerosa y además de las enfermedades que los animales podrían difundir, sobre todo en el área rural, estaba la Hidatidosis como daño prioritario a combatir, además de los ataques de perros callejeros, que no eran infrecuentes de ver con graves mordeduras a niños y adultos.

Asimismo el trabajo realizado en el área experimental y en el área testigo de la provincia acerca de la infestación canina con esta Tenia (equinococus), se detectaron numerosos casos de hidatidosis urbana, especialmente en niños y jóvenes, realidad en la que se apoyaba la preocupación de Sapag al proponer que se tocara el tema.

Otra cuestión que lo inquietaba era la accesibilidad a los servicios médicos en la zona rural dispersa. Eso involucra caminos e infraestructura de servicios. Asimismo la presencia profesional y técnica para ofrecer atención médica.

Recuerdo que cuando se inauguraron tres centros sanitarios dependientes del Hospital de Junín de los Andes y enclavados en áreas de población mapuche, el del Centro sanitario de Huirquimenuco y de Atreuco se inauguraron abriendo el camino de acceso a los mismos por una topadora, que marchaba por delante de los vehículos que componían la delegación oficial, preparada para inaugurarlos. Entonces concluimos sorprendidos por haber sido testigos de lo que era una casi certeza, que la Salud bien planeada promueve el desarrollo.

Sapag no puso ningún obstáculo para el traslado vía aérea de pacientes graves con enfermedades quirúrgicas o de recién nacidos que se detectaron en áreas alejadas, para que fueran atendidos adecuadamente en los centros de mayor complejidad de la provincia. Y al respecto recuerdo el infortunado destino del piloto y los pasajeros de un vuelo trasladando a un recién nacido prematuro con su madre, de la región rural de Junín de los Andes al Hospital Neuquén, que se precipitó a tierra al despegar y caer desde poca altura.

Tampoco hubo cuestionamientos presupuestarios para mejorar las raciones alimentarias en los hospitales con internación ni con el abastecimiento de medicamentos.

Por entonces el llamado Plan de Salud ya gozaba de una vigencia de más de 10 años aquilatando una experiencia que en una primera etapa fue dando fundamentos al perfil epidemiológico de provincia subdesarrollada, ya que las causas prevalentes eran evitables con medidas relativamente simples de tomar que sirvieran para controlar los daños. Posteriormente, con entidades nosológicas propias de una etapa de desarrollo en que se encontraba la provincia aparecieron causas como enfermedades cardiovasculares y enfermedades tumorales.

Esa comprensión del fenómeno salud por parte del gobernador permitió no solo cambiar el perfil epidemiológico inyectando sobre todo, recursos humanos especializados al sistema.

Sapag no había podido desarrollar una política de salud según su propio diagnóstico, hasta que tomó contacto con Néstor Perrone, Alberto Del Vas, Antonio Gorgni y Elsa Moreno. Entonces pudo formular la prioridad de su gobierno al problema de Salud Pública.

En 1963 cuando llegó por primera vez al gobierno y hasta 1966 cuando es desalojado del mismo por la “revolución argentina” de Onganía, se habían sucedido en la dirección general de Salud de la provincia varios directores generales los que no pudieron encaminar sus expectativas. Fue recién cuando la vieja dirección de Salud se convirtió en una jurisdicción del gabinete convirtiéndose en subsecretaria (manejaba por fin su propio presupuesto) que pudo integrar una infraestructura, ordenar los recursos existentes y crear numerosos más. De ese modo las acciones de salud generaron un impacto en la sociedad bajando la morbimortalidad de las causas más frecuentes, brindaron una respuesta a la demanda espontánea de la población y se dio forma a un plan que aún es recordado por los neuquinos como una acción eficiente de gobierno.

29/07/2016

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