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03/11/2024

Estado y democracia

Estado y democracia | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

No debería nunca, un presidente, caer en la bajeza de calificar como “ensobrados” a los periodistas que piensan distinto ni denostarlos y perseguirlos mediante los “trolls” que pagamos todos los argentinos.

Humberto Zambon

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La democracia, tal como lo pensó Rousseau y los demás teóricos que trataron el tema, es el gobierno de las mayorías, pero donde las minorías, independientemente de aceptar las decisiones mayoritarias, pueden bregar para convertirse, a su vez, en nuevas mayorías en reemplazo de las existentes. Esto implica el diálogo, el reconocimiento y respeto del otro y, fundamentalmente, la posibilidad de exponer y defender sus ideas, en especial las opuestas a la mayoría. En por eso que en la sociedad moderna la prensa cumple un papel fundamental para la democracia.

En nuestra época, la democracia tiene dos amenazas: 1) Las de los gobiernos que la temen y no parecen dispuestos al debate respetuoso de ideas y 2) El criterio que democracia se reduce a elecciones periódicas y donde la campaña electoral insume un dineral que la limita a una puja de millonarios (participando o apoyando); más que una democracia es una plutocracia; las elecciones norteamericanas son un ejemplo.

El actual gobierno nacional entra en la primera categoría. No debería nunca, un presidente, caer en la bajeza de calificar como “ensobrados” a los periodistas que piensan distinto ni denostarlos y perseguirlos mediante los “trolls” que pagamos todos los argentinos. Es similar, por ejemplo, a lo que hace con los analistas económicos que critican a su gobierno y que denomina “econochantas”, o con los dirigentes universitarios que califica de “chorros”.

Sobre la necesidad de defenderla libertad de prensa (independiente de las autoridades políticas y del capital) los argentinos tenemos muchos antecedentes, en particular el de Mariano Fragueiro, un prócer argentino casi desconocido actualmente.

Mariano Fragueiro (1795-1872), nacido en Córdoba, fue el economista más importante que tuvo nuestro país en la segunda mitad del siglo XIX. Nombrado por Urquiza, fue el primer ministro de economía (en aquel tiempo denominado de Hacienda) desde la organización nacional, además de haber tenido una destacada actuación en la redacción de la Constitución Nacional y de ser constituyente en las dos primeras convenciones reformadoras de la misma. También fue gobernador de Córdoba y senador nacional por esa Provincia. Previamente, en 1825, había sido director del Banco de Buenos Aires creado por Rivadavia y, durante su exilio en Chile, fue autor del proyecto y firme impulsor del primer ferrocarril existente en América Latina, con el recorrido Copiapó-Caldera.

En 1852 escribió “Cuestiones Argentinas” pensando en la organización nacional y que, junto con “Bases” de Alberdi, tuvo mucha influencia en la Constitución de 1853. Sobre esto hay una interesante comunicación de Alberto Dalla Vía a la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas (2009) titulado “Los aportes de Mariano Fragueiro, Pedro de Ángelis y Juan Bautista Alberdi a la Constitución de 1853” que se puede consultar por internet.

Entre los temas que trata “Cuestiones Argentinas” hay uno de absoluta actualidad, referido a la libertad de prensa. Consideraba que, además de las restricciones que puedan existir por razones legales, la principal es la que establece el capital, “porque el pobre, el que no puede pagar la impresión, no puede publicar”. Es “la restricción de los empresarios, editores y redactores, que no consentirán la impresión de ningún escrito contrario a sus doctrinas”. “En estos abusos no se ve sino la complicación criminal de la imprenta con el capital para lucrar más a costa de la libertad y del talento. La imprenta está a merced de quien más paga”.

Proponía proteger la libertad de prensa de estos abusos ya que “la imprenta, siendo un verdadero poder moral, una potencia social, no debe dejarse al interés personal. Este poder, como el del crédito, el de la justicia y demás, debe organizarse en sentido del interés general, que es el interés del pueblo”. Por eso proponía que, en paralelo a la prensa privada que podía publicar con absoluta libertad, establecer imprentas del estado, que se denominarían “nacionales”, que estarían organizadas con jurados, para que fueran los representantes del pueblo y no el capital el que decida qué publicar.“No nos propusimos coartar la libertad de imprenta, sino ensancharla, dando protección a las capacidades pobres, que no pueden luchar con el capital”.

¿Por qué Fragueiro es prácticamente un desconocido para los argentinos? Posiblemente por el enfrentamiento de idas que tuvo con Mitre, especialmente sobreel tema de la prensa (Mitre fue el fundador del diario “La Nación”), de forma tal que cuando éste conformó la jerarquía de prohombres de la historiografía oficial, lo relegó a un plano totalmente secundario, equivalente al olvido.

Y seguro que Milei no tendría ningún interés en reivindicarlo. Porque, además de ser un demócrata convencido, creía en la función social de la propiedad y pretendía asegurar trabajo para todos (lo que era, al mismo tiempo, un derecho y una obligación) con una retribución basada en su esfuerzo y su mérito;

En 1847 Fragueiro publicó su libro “Organización del crédito”. Entendía que el capitalismo para desarrollarse necesitaba del crédito que, a su vez, era una herramienta esencial en la reforma social. Proponía monopolizar el crédito en manos del estado para ponerlo al servicio del pueblo y del crecimiento. En ese libro, y durante toda su actuación pública, fue defensor acérrimo de la intervención del estado en la economía. Mucho de lo que escribió tiene absoluta actualidad: por ejemplo, “Todas las ventajas que la deuda pública puede procurar al Gobierno que la contrae, desaparece si las rentas se pagan en el exterior” ó “El banco está destinado a la industria… Su fin no es servir a los ricos, que ya tienen bastante, sino a los que menos tienen”.

Fue un gran impulsor del establecimiento de un gobierno nacional fuerte y, fiel a sus principios, escribió que “Sin crédito la Organización Nacional es imposible. Y para que se respeten los intereses nacionales, el crédito debe ser público”. El congreso constituyente de 1853 dictó una ley escrita por Fragueiro y conocida como el “Estatuto de Hacienda y Crédito”, en el que se establece el papel central del estado, que debe administrar los servicios públicos, construir ferrocarriles, caminos y puentes, correos y telégrafos.

Argentina necesita más democracia. Es decir, más Fragueiros y menos libertad de empresas.

29/07/2016

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