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Si sintetizamos al extremo lo que en estos tiempos pueden ofrecer los partidos políticos a sus electores, podemos dividir esa oferta, como lo hace Nancy Fraser, la filósofa estadounidense en su libro Contrahegemonía: por un lado la redistribución y por el otro los reconocimientos.
Para el primero ofreciendo el crecimiento del salario que vaya alcanzando mejores porcentajes de la torta nacional a favor de los asalariados y por el otro la permanencia y profundización de los derechos sociales, muchos de ellos conculcados por MIlei.
En este esquema ¿podrá Cristina incidir sin menoscabar su consenso, mantener, por ejemplo, la jubilación de las amas de casa, la Asignación Universal por Hijo y una mejor ecuación de la movilidad económica jubilatoria? ¿Podrá profundizar las prestaciones sanitarias, devolver a la educación el nivel salarial perdido?
Cristina seguramente se propondrá reconstruir lo que en su época asignó lo mismo que en pocos meses la gestión de la LLA le quitó a grandes masas en la Argentina.
Claro que será una tarea difícil que requerirá un gran respaldo popular y reconstruir la gestión internacional deteriorada gravemente por Milei, donde habremos perdido aliados significativos, lo que quizás obligue a una gira previa por aquellos países afectados por los insultos de Milei para desagraviarlos e invitarlos a un renovado apoyo.
Volviendo al presente, es evidente que Milei amenaza con la persistencia de su programa de ajuste y no ha dado muestras de querer retroceder, más vale intentará seguir beneficiando la cuenta de capital de quienes ya son ricos y de seguir con el ajuste hasta que no le quede nada que aserrar con su motosierra.
La confrontación ya está planteada. Si bien no imagino el mismo Milei en el llano, por fuera de la impunidad que le da el ejercicio del poder. En ese lugar será seguramente más vulnerable y si bien queda Macri como adversario-enemigo, este ha perdido mucho de su pasado predicamento como líder de la derecha argentina.
La labor de Cristina, si asume la presidencia en algún momento en el futuro, estará signada por una oposición menos personalizada pero igualmente intensa, van a hacer cola para pegarle. Queda claro que imagino igualmente, una oposición mucho más cerrada que la que ya padeciera en su último mandato como presidenta, como si los adversarios-enemigos se hubiesen multiplicado. Es que ha sido muy intensa la campaña de desprestigio llevada adelante durante muchos años por la derecha basada en la difamación y fake news, que todo se convirtió en un caldo de cultivo en su contra difícil de extirpar.
Es posible que esa realidad sea el fundamento de su negativa a volver a aspirar a la presidencia de la República.
Es cierto que Cristina está ducha en esas lides y habrá que ponerle en esa experiencia una ficha de confianza, pero el país, ¿cómo quedará el país, al cabo de tantos años, fragmentado por la violencia política?
Y una duda más para el final dado que estoy pensando la coyuntura: tendremos elecciones de medio término, visto la caída en la consideración popular de Milei? ¿Se expondrá a una derrota?
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