-?
El presidente Milei se jacta de haber hecho un ajuste brutal del gasto público, por su profundidad único en la historia del país y, posiblemente, del mundo, que le ha permitido lo que considera sus grandes logros:
1-El déficit público “cero”;
2-Al no haber déficit fiscal no hubo necesidad de emisión monetaria para financiarlo;
3-Al ser la inflación un fenómeno monetario, la no emisión permitió una disminución de la tasa de inflación (al 4% mensual, similar a la del gobierno anterior, pero que para diciembre se espera baje al 2% mensual).
Pero lo que no dice es 1) Que la eliminación del déficit fiscal se logró paralizando la obra pública, dejando sin financiación a la educación pública, la salud y la acción social, lo que no puede ser permanente y que va generando resistencia popular que anuncian una vida efímera con la vuelta al gasto y al déficit; 2) que la inflación es un fenómeno multicausal, no solo monetario, que indica desequilibrios en la economía real, y 3) que el ajuste brutal produjo desocupación y pobreza, un costo social incompatible con la historia del pueblo argentino, lo que hace dudar sobre la posibilidad que el ajuste se convierta en política permanente, Por su parte, el gobierno, encerrado en su propio discurso, entró en un dilema que se convirtió en una trampa de la que no puede salir:
1-Como venimos diciendo en esta columna, el problema fundamental de los países de industrialización tardía, como la Argentina, es la llamada restricción externa (o falta de dólares). El gobierno, apenas asumió (diciembre de 2023) decidió una mega-devaluación del 118%, la mayor de la historia, y, a partir de enero, anunció una devaluación mensual del 2%, en una especie de reedición corregida de la famosa “tablita” de Martínez de Hoz de los años ’70.
Esa devaluación generó una fuerte inflación, que comenzó en diciembre y se extendió por los primeros meses de este año. Desde el 1° de enero la inflación acumulada es del 87% mientras que el ajuste del tipo de cambio es del 14,5%. Distintos indicadores (como el movimiento del turismo externo) muestran que estamos, a pesar de la devaluación de diciembre, nuevamente ante un atraso cambiario.
2-Después de Macri, el país está sobre-endeudado. Y como tal, el riesgo país (que mide la posibilidad de incumplimiento de sus obligaciones) es muy alto (1.500), lo que dificulta la posibilidad de seguir endeudándose.
3-Las reservas en oro y divisas son muy escasas. El valor neto (existencia menos compromisos a corto plazo), se estima en 3.300 millones de dólares negativo (aunque, por falta de información oficial, algunos la estiman en -5.000).
4-Existen obligaciones de pago por 5.680 millones de dólares hasta diciembre y de unos 28.000 millones en 2025.
El problema acuciante para el gobierno es la falta de dólares: en sus planes estaba:
1-Las exportaciones de la cosecha, pero los acreedores se niegan a exportar en cantidad con este tipo de cambio y esperan la próxima devaluación.
2-Nuevo acuerdo con el FMI. Pero después del préstamo a Macri el Fondo no parece dispuesto a una nueva aventura con nuestro país. Ahora el gobierno apuesta a un triunfo electoral de Trump (que ya apoyó en su momento la operación con Macri) pero esta salida depende que realmente Trump triunfe en noviembre, lo que hoy está en duda, y, si ganara, hay que esperar para saber si está dispuesto a repetir el juego; en el mejor de los casos, hay que esperar hasta el año que viene.
3-El ingreso por el blanqueo aprobado e inversiones por el RIGI. En particular el segundo, suponiendo que tiene éxito, no es de corto plazo y las estimaciones de ingreso que existen son un paliativo, pero no una solución del problema.
4-En su desesperación por conseguir dólares se han enviado (en pretendido secreto) parte del oro de nuestras reservas al extranjero (destino no declarado, aunque se supone que es Londres) como posible garantía especial de un préstamo bancario que estaría en negociación.
La gravedad del problema es tal que, si no se solucionara, el país queda al borde del “default”.
El recurso genuino para lograr los fondos necesarios es la exportación de la producción agrícola. El dilema del gobierno es: o bien devaluar y hacerse de los dólares que necesita, pero a costa de un salto en la inflación, o priorizar el “logro” de la inflación baja, pero sin los dólares de la producción agraria.
El año que viene es electoral y, por lo tanto, es más difícil tomar decisiones que pueden ser impopulares. Máxime cuando crece la resistencia al ajuste. El tiempo que queda es muy corto.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite