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En su primera semana, el gobierno electo pasó de lo malo desconocido a lo malo conocido. La puja entre Macri y Milei por quien pone los ministros y fija el rumbo de la economía que comenzó apenas conocido el triunfo de este último en las elecciones del domingo pasado, comenzó a resolverse a favor de Macri. Dicho de otra manera, los que votaron a líder “libertario” porque clamaban por un “cambio” van a tener más de lo viejo, malo y conocido. Y también más “casta” y más negocios turbios con el Estado.
Milei bendijo a Patricia Bullrich como su futura ministra de Seguridad y si bien todavía no lo confirmó dio vía libre a la elevación al cargo de ministro de Economía, del operador financiero Luis “Toto” Caputo, “el Messi de las finanzas” según Macri, que ya se ocupó de las finanzas durante su gobierno y endeudó al país por cien años.
Para hacerlo posible, en el mismo acto tiró por la ventana al libertario de la primera hora Emilio Ocampo, el hombre que iba a “dinamitar” el Banco Central y cuya permanencia en la función para la que había sido propuesto era incompatible con el endeudador serial amigo de Macri. De paso, ahora suena para ese cargo otro cavallista, Demián Reibel, quien acompañó a Federico Sturzenegger cuando condujo la autoridad monetaria durante la gestión de “Mauricio”.
Milei no sólo tiró por la ventana a Ocampo, también lo hizo con Carolina Píparo que se preparaba para ir a la Anses pero el “libertario” para pagar la deuda electoral con el amigo de Macri Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba hasta el 10 de diciembre, reemplazó por Osvaldo Giordano, otro devoto de Domingo Cavallo que es el actual ministro de Economía de esa provincia.
En cambio, Macri no logró colocar como ministro de Justicia a Germán Garavano, quien ya lo asistió desde el mismo cargo con la “mesa judicial” y que en esta oportunidad le hubiera servido para asegurarse impunidad en las incontables causas que tiene, como la del Correo Argentino, los peajes, el contrabando de armas a Bolivia, etc.
Tampoco consiguió que Milei le entregara YPF, lo que le hubiera significado el mayor negocio de su vida entre los muchos que hizo con la plata del Estado. Pero el libertario pagó su deuda de campaña entregando la petrolera estatal a Paolo Rocca, dueño de Techint.
Pero en los hechos Macri está logrando su objetivo de gobernar sin ser candidato luego de presentarse ante el establishment y los votantes de derecha como garante de que el libertario no concretará ninguna de las locuras que planteó en su campaña y se ajustará en términos generales al programa que levantaba Juntos por el Cambio. Para eso saboteó a los candidatos de su propio partido y conspiró desde un comienzo en el entorno del aspirante de ultra derecha y su agrupación “fácilmente infiltrable”.
Sin el 23 por ciento de los votos que le aportó JxC el presidente sería Massa. Milei no hubiera ganado porque su techo real no suma más que un 30% de los votos. Pero si bien es cierto que Macri y Bullrich instaron a votarlo después de la derrota en la primera vuelta, lo más probable es que los seguidores de la derecha lo hubieran hecho de todas maneras con tal de desalojar del gobierno al peronismo. En los hechos, su odio a lo popular es tan visceral que los llevó a ponerlo por encima de la misma democracia.
Ahora lo que se plantea en esta transición de escasas tres semanas es hasta dónde la derecha orgánica y el “círculo rojo” terminarán de encauzar a Milei dentro de los carriles del programa formal de corte neo liberal y antipopular. Por lo pronto, están a punto de conseguir quien pagará el costo político del ajuste y con un poco de suerte tal vez consigan que el mismo sujeto ponga la cara para concretar el programa de reformas regresivas iniciado por la dictadura. Más temprano que tarde esta calamidad encenderá la resistencia.
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