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Un avance de Sergio Massa en el reciente reordenamiento de la coalición gobernante para sortear la última crisis del Frente de Todos (FdT) hubiera sido el escenario ideal para la dirigencia del MPN y los intereses que representa. Con el líder del Frente Renovador hablan los que tiene poder de decisión en el partido provincial, también los que miran de afuera, porque el masismo representa un modelo de peronismo amigable con los que cortan el bacalao.
Massa no incomoda al "mercado", tiene línea directa con la embajada de Estados Unidos y articula políticas alineadas con los diferentes grupos de presión sin titubeos. En el universo emepenista traducen estas "cualidades" como estrategias “acertadas” de construcción política y las valoran porque no van por los extremos; son acciones que no tensan la cuerda con los poderes hegemónicos y para el MPN Massa es un generador de climas "previsibles" para las inversiones.
En el río revuelto del fin de semana último, Massa intentó una pesca al por mayor: pidió la Jefatura de Gabinete, el Ministerio de Economía y el Banco Central. No hubo pique y el presidente de la Cámara de Diputados se quedó con lo que tenía, que no es poco. En reemplazo de Martín Guzmán, que metió una renuncia con características de adolescente, asumió la cartera de Economía Silvina Batakis, a la que rápidamente los Clarín y compañía le transmitieron, e hicieron sentir, que su nombre no era el esperado por "los mercados".
Esta es la segunda oportunidad que el MPN ve pasar la pelota cuando se producen modificaciones sustanciales en el gabinete del presidente Alberto Fernández. El primer amigo perdido en una de las batallas de la interna del FdT fue el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas.
El reemplazo al frente de esa área de gobierno, Daniel Scioli, transmite tranquilidad dentro del partido provincial. Tiene un perfil que cubre parte de las expectativas del oficialismo local, especialmente por su mirada sobre la política energética y Vaca Muerta. “Daniel ha sido una persona que ha trabajado muy fuertemente y convencido en las posibilidades del desarrollo del petróleo y el gas de Vaca Muerta”, dijo el gobernador Omar Gutiérrez luego de una reunión que mantuvo esta semana con el flamante ministro, y en alusión al trabajo que desarrolló como embajador en Brasil.
Para funcionar en armonía, las carteras de Producción y Economía se deben articular. Con Scioli, el MPN comenzó a operar como lo hace con funcionarios que tienen categoría de aliado/amigo, mientras que a Batakis la seguirán de cerca en cada una de sus decisiones, especialmente las que influyan sobre la política energética.
Neuquén, como el resto de las provincias, construyó una buena relación con la titular de la cartera de Economía que escaló hacia el nuevo puesto desde la secretaría de Provincias del Ministerio del Interior, un puesto que justamente le dio espacio para tener vía directa con los gobernadores. "Le tengo aprecio y respeto", dijo Gutiérrez, pero junto a la palmada en la espalda de bienvenida le pidió a Batakis "compartir" los "consensos y los acuerdos" porque "son los que va a disciplinar a la economía en el país”.
En el Neuquén del MPN, los consensos y acuerdos que más interesan son los vinculados al desarrollo de la industria de los hidrocarburos. Y es allí donde se concentrará la mirada de la provincia petrolera, con el oficialismo actuando como vocero de primer orden del lobby del sector.
Las banderas por las que peleará la gestión provincial son ya conocidas: precio internacional para los productos de la industria petrolera, libertad para entrada y salida de dólares para el sector e incremento de las exportaciones sin retenciones. ¿Y el mercado interno? Para el homogéneo bloque de intereses de la industria y sus socios, esa discrecionalidad de movimiento no representa un problema. Y para compensar esa ferocidad está "la griega" Batakis, que deberá moderar las presiones que ya rondan su despacho.
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