La dirigencia con alcurnia se impone sobre la plebe en la disputa por las candidaturas a gobernador en el MPN. En un hecho que no es novedoso pero se repite, la tradición ancestral para acceder a los puestos de mayor jerarquía pesa más que la militancia o el currículum de los plebeyos. Y la reciente formalización de la precandidatura a gobernador de Marcos Koopmann por la oficialista lista Azul confirma esa tendencia.

Hasta aquí llegaron alto un puñado de fundadores, los que tienen lazos comprobables con las familias que iniciaron el MPN y los o las (más los que las) dirigentes con algún antepasado que haya marcado algún hito en la historia del partido. Tuvieron o tienen beneficios adicionales para avanzar a sitios encumbrados de poder, un "bonus track" que transforma el debate político en una cuestión de clase.

El exclusivo club de fundadores de los que se fueron del peronismo seis décadas atrás, funciona con mando centralizado y tiene poder de veto. Es un abrecaminos y al mismo tiempo eficaz para bloquear el paso a los que no integran la zona de confianza.

Para pertenecer al círculo rojo se deben dar dos condiciones: mucha disciplina y no traicionar la confianza de los facilitadores del poder. Algunos cumplieron el mandato al pie de la letra, como el actual gobernador, Omar Gutiérrez; y otros, como Jorge Sobisch y Rolando Figueroa, desviaron el camino en algún momento de sus carreras e hicieron un corte de manga a quienes oxigenaron sus respectivas vidas política.

Este es tiempo de mostrar chapa de nieto de fundadores. Ya pasaron por la alfombra roja los promotores del "big bang" peronista y los hijos de.... Y si el MPN no se jubila -el 4 de junio cumple 61 años-, asoma la cuarta generación que ya está en camino.

Esta mirada de clase sobre la forma en que se distribuye el poder internamente se coló en la interna por los cargos electivos y partidarios la semana que transcurrió. Fue Marcelo Rucci, secretario general del Sindicato de Petroleros Privados y un potencial competidor por la candidatura a gobernador, el que dijo "no hace falta venir de familias ilustres, o fundadoras del partido como dicen, para ser candidatos".

El dirigente petrolero, un plebeyo que escaló posiciones desde el ámbito gremial, habló después de la cumbre que tuvo el oficialismo del MPN en Villa El Chocón, donde se confirmó la precandidatura de Koopmann. La observación con lectura "marxista", si es que aplica el termino a la intención del portavoz, la hizo Rucci durante un acto que compartió en Añelo junto al antecesor en el cargo gremial, Guillermo Pereyra, cuyo origen podría buscarse en la plebe aunque hace tiempo pertenece a la nobleza del MPN.

La respuesta al dirigente gremial la dio Sapag en una entrevista en el programa Sensación Térmica que se emite por la radio 750Nqn. El exgobernador dijo, ante una consulta sobre el tema, que en el partido "no hay prerrogativas de sangre ni de nacimiento. Es simplemente la militancia, las ganas de ser".

La de Sapag no deja de ser una mirada autoindulgente, ya que los rodajes políticos de Koopmann y de Gutiérrez son creaciones de gabinete más que fruto del desgaste de la suela del zapato en el barrio. Con el tiempo, la acumulación de experiencia y un uso intensivo del coaching pueden modificar la densidad política de los elegidos, pero los conceptos "militancia" y "ganas de ser" hoy no encajan con el modelo que los azules ofrecen al mercado electoral.

Reconocer la existencia de esa estructura familiar decisoria, pequeña pero de gran influencia, implicaría avanzar un paso hacia una discusión transversal , algo que no está en los planes del oficialismo porque que colisionaría con la estrategia del monocomando que ejerce control e influencia dentro y fuera del MPN.