Atilio Boron, sociólogo y analista internacional indicó que “la victoria de Boric tiene una importancia que trasciende el marco chileno, y se proyecta sobre todo el espacio sudamericano”, y planteó que si Lula gana las elecciones en Brasil en octubre del año que viene “va a ser un apoyo fenomenal” porque “prácticamente todo el Cono Sur, con la sola excepción de Uruguay” va a estar “encuadrado en una política de transformación y de progreso social”. 

Boron aseguró en diálogo con , que el triunfo de Boric “tiene una importancia enorme porque de alguna forma se pone fin a un régimen que es el post pinochetismo, aunque de post tenía muy poco porque la llamada transición democrática chilena fue una reconstitución, con maquillaje, del régimen de Pinochet”.

En este sentido indicó que el nuevo presidente “inaugura una etapa nueva”, y destacó que “las críticas a él son feroces, de la ultra izquierda y de la derecha, igual que le pasó a Allende, cuando en esos años la ultraizquierda no dejaba de zaherirlo con críticas diciendo que era un vulgar reformista, cuando Allende llevó la revolución hasta el límite posible en un país dependiente, periférico, como era Chile en aquellos años”.

“Lo mismo están diciendo de Boric, pero abre una puerta y va a depender más que de Boric, de la fortaleza del movimiento social; si ese movimiento avanza con fuerza entonces la victoria de Boric va a tener una proyección absolutamente extraordinaria”, planteó el politólogo.

Y agregó que “ya tiene” una proyección extraordinaria “porque cerramos el año en donde hay un gobierno de izquierda en Perú, un gobierno de izquierda en Centro América con Xiomara Castro en Honduras y un gobierno de izquierda en Chile”.

El candidato Gabriel Boric se impuso el domingo con el 55,87% de los votos frente al 44,13% de Antonio Kast y en su primer discurso remarcó que la “campaña desbordó todas nuestras expectativas y este mismo compromiso y entusiasmo que demostraron será necesario durante todos los años de mi Gobierno para que se pueda sostener el proceso de cambio que se ha iniciado”.

Consultado por lo que puede generar un triunfo de Lula da Silva en Brasil en las elecciones de octubre del año que viene, Boron destacó que “si Lula gana, que es lo que parece que va a ocurrir, sería llenar el tablero político sudamericano con una pieza de marca mayor”.

“Hoy en día las encuestas lo dan ganador, faltan de todas maneras 10 meses y creo que si bien tiene muchas chances todavía es prematuro cantar victoria”, expresó el analista.

Y aseguró que “pueden ocurrir muchas cosas: que se abran nuevos juicios en contra de Lula, que se lo vuelva a poner en la cárcel, que haya un atentado; no podemos ser ingenuos y pensar que esto va a ser así muy sencillito, y que un gobierno de Lula va a ser aceptado sin desatar toda la furia de la contra revolución”. 

Para el analista, si “Lula gana de todas maneras haría también un gobierno muy moderado porque ya está diciendo que va a hacer una alianza con Geraldo Alckmin, que fue gobernador del Estado de San Pablo, un hombre de centro, y eso hace que uno no tenga demasiadas ilusiones acerca de un Lula plantado con una política más avanzada como la que supo tener durante los años de gobierno del PT”.

Aunque de todas maneras, señaló que “si gana va a ser un apoyo fenomenal porque entonces tendremos prácticamente de vuelta todo el cono sur con la sola excepción de Uruguay encuadrado en una política de transformación y de progreso social”.

Las derechas y los gobiernos

Dentro de este tablero que pone a los sectores liberales y de derecha al margen de muchos gobiernos latinoamericanos, Boron planteó que “las derechas están recontra consolidadas en el poder, no logran consolidarse en los gobiernos, pero el gobierno es una cosa y el poder es otra”.

“Si hay un déficit en las democracias latinoamericanas ha sido que lograron los sectores progresistas de izquierda del campo nacional y popular llegar al gobierno pero no lograron alterar los fundamentos de las estructura de poder en nuestros países”, consideró el politólogo.

Y agregó que “hoy en día el poder en una sociedad capitalista, sobre todo en la periferia del capitalismo, se asienta sobre la intangibilidad de las grandes fortunas, de las grandes riquezas; lo hemos visto en la Argentina, lo que nos costó sacar un pequeño impuesto a la riqueza de los multimillonarios, y después no se volvió a hablar del tema porque no tendría viabilidad parlamentaria”.

En este marco, lo que destacó el analista, es que los “gobiernos democráticos de izquierda no logran alterar la distribución de la riqueza, no controlan la oligarquía mediática”, en el sentido de “responsabilizarla de las operaciones que hace, de las denuncias falsas, de las fake news y llevarlas a la justicia por eso porque son delitos”; y tampoco logran “controlar al poder judicial”, como en el caso argentino, donde “la última acordada de la Corte pasa por encima del Ejecutivo, del Congreso y no hay reacción ni siquiera del propio gobierno”.