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Columnistas
01/08/2021

Un Perú sin Pizarro y con sombrero

Un Perú sin Pizarro y con sombrero | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Pedro Castillo asume en un país a cuya crisis actual de corrupción y gobernabilidad, se suman las enormes asimetrías sociales, la desigualdad económica, la pandemia y el racismo como estigma. En Perú se dice que “lo blanco” es un modo de pensar.

María Beatriz Gentile *

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No gobernaré desde la casa de Pizarro. Debemos romper con los símbolos coloniales. Cederemos este palacio al Ministerio de las Culturas para que sea usado como un museo”, así lo anunciaba Pedro Castillo al asumir la presidencia del Perú.

Nacido en Cajamarca,Castillo se convirtió en el primer mandatario campesino y maestro rural y en el segundo en no ser limeño.

Al conmemorarse el Bicentenario de la Independencia del Perú, la asunción del mando y el juramento adquirieron un carácter claramente fundacional. Alegorías, símbolos, gestos y palabras recorrieron la historia peruana y americana y rescataron lugares de memoria perdidos.

En presencia de dignatarios de otros países y del descendiente Borbón de España, Castillo revisitó el pasado cuestionando la conquista y colonización y su consecuente saqueo, reivindicando la preexistencia de los pueblos indígenas y colocando al alzamiento de Tupac Amaru (1780) como ejemplo de rebeldía anticolonial.

La Pampa de la Quinua, el lugar donde se libró la última batalla por la Independencia de América -Ayacucho (1824)- fue elegida como escenario de la jura de funcionarios electos. Una forma de contradecir el origen limeño y exclusivamente criollo de la emancipación; porque, si bien Lima fue liberada en 1821 por el ejército de José de San Martín, el Cusco continuaría en manos del virrey español hasta la llegada de los libertadores Bolívar y Sucre, tres años después.

Dos siglos han pasado desde que miles de hombres cruzaron los mares, los llanos de Venezuela, las selvas colombianas, los montes ecuatorianos, las pampas argentinas y los andes chilenos y llegaron a este suelo (...) con la convicción de luchar por la libertad…En este día, el Perú del Bicentenario rinde homenaje a esos héroes de la libertad americana", dijo el nuevo presidente.

Vestido de traje azul con motivos indígenas bordados, camisa sin cuello y sombrero chotano, típico de su región, Pedro Castillo no juro ni por Dios ni por los Santos Evangelios, sino por los campesinos, los pueblos indígenas, los ronderos, los pescadores, los docentes, los profesionales, los niños, jóvenes y mujeres, por un país sin corrupción y por una nueva Constitución.

Con esta jura trazaba el horizonte y las metas del nuevo gobierno. Algo que la oposición y su prensa advirtieron y quizás por ello eligieron destacar la similitud de su vestimenta con el liqui-liqui venezolano de Maduro, los trajes de Evo Morales y las camisas de Rafael Correa

En su pase de revista a las tropas y en la entrada al Congreso para la juramentación, Castillo no utilizó la tradicional alfombra roja, símbolo de distinción; posiblemente haciendo caso a que soy hijo del Perú profundo, erguido sobre la falta de oportunidades de mis padres, la historia del Perú olvidado y silenciado es también mi historia.

Como explica el historiador Nelson Manrique, con excepción de los dos únicos presidentes que han gobernado sin ser elegidos –Valentín Paniagua que dirigió la transición luego de la renuncia de Fujimori, y el saliente Francisco Sagasti– todos los ex mandatarios peruanos, tienen o tuvieron problemas con la justicia.

Fujimori purga prisión por corrupción y crímenes de lesa humanidad, Alejandro Toledo (2001-2006) está a punto de ser extraditado de Estados Unidos por corrupción en el caso Lava Jato, Alan García (2006-2011) se suicidó antes de ser detenido por investigaciones en el mismo caso, Ollanta Humala (2011-2016) acusado en la misma causa, Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) investigado y con prisión domiciliaria preventiva y Martín Vizcarra empezando sus investigaciones en el mismo caso.

Pedro Castillo asume en un país a cuya crisis actual de corrupción y gobernabilidad, se suman las enormes asimetrías sociales, la desigualdad económica, la pandemia y el racismo como estigma. En Perú se dice que “lo blanco” es un modo de pensar.

Habrá que esperar para saber cómo transitará este nuevo gobierno. Las palabras y los gestos, por ahora, entusiasman.

Hace casi 500 años, también en Cajamarca, Pizarro asesinaba a Atahualpa, el último inca del Tahuantinsuyo. Era hora, entonces, de abandonar su casa.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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