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01/03/2021

Covid 19

Enfoques estratégicos y perfiles culturales

Enfoques estratégicos y perfiles culturales | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En el mundo se intentaron tres tipos de estrategias ante la pandemia, con resultados muy diferentes. Difícilmente sea exitoso aquello que no conjugue con la tradición cultural de una comunidad, y lo que resultó en un lugar y tiempo determinado no necesariamente será igual en otro conjunto social.

Daniel Esteban Manoukian *

En un artículo publicado en las postrimerías de 2020 por el Institute for new economic thinking, titulado “Para salvar la economía, salve a las personas primero”, Phillip Alvelda, Thomas Fergusony John C. Mallery, plantean que “limitar el daño económico causado por la pandemia comienza y termina con el control de la propagación del virus”i.

En ese texto los autores sostienen que decenas de experimentos llevados a cabo en diferentes países del mundo demostraron definitivamente que ningún país puede prevenir el daño económico sin antes abordar la pandemia que lo causa, y que los países que rápidamente se centraron primero en medidas de mitigación de la pandemia ahora están reabriendo por etapas y haciendo crecer sus economías. En cambio, la mayoría de los países que priorizaron el refuerzo de sus economías y se resistieron, limitaron o acortaron prematuramente las intervenciones para controlar la pandemia, desde finales de 2020 enfrentan tasas desbocadas de infección y se vieron obligados a propiciar cierres y bloqueos de actividades como no lo habían realizado durante la primer onda pandémica.

En este gráfico las pérdidas económicas se muestran en el eje horizontal. Estos autores incluyeron entre ellas, la disminución del PBI y el gasto total en programas de estímulo económico junto con las deudas y pasivos que asumieron. Los países que lo hacen mejor y perdieron menos se ubican hacia la derecha. El eje vertical, por su parte, traza el número de muertes por millón de personas, un indicador aceptado como el que aproxima mejor la noción sobre impacto de la pandemia. Para esta medida los países con menos muertes, o dicho de otra manera, que protegieron mejor a su ciudadanía, se encuentran en la parte superior del gráfico.

Puede observarse que hay países que lograron atenuar el impacto en salud lastimando poco su economía. En este lote, que aparece en el gráfico arriba a la derecha, se menciona a China, Corea del Sur, Noruega, Finlandia, Indonesia. Hay países como Alemania que muestran baja tasa de mortalidad pero con más pérdidas económicas y algunos como Perú con ambos indicadores muy adversos. Finalmente, países como Suecia, Estados Unidos, Méjico o Bélgica, con menos impacto en sus economías, muestran altas tasas de mortalidad por Covid-19.

En este gráfico no aparece Argentina, que para la fecha en que se publicó el artículo registraba una tasa de mortalidad similar a la de Brasil, Chile, EEUU, Reino Unido, España e Italia habiendo realizado esfuerzos económicos para mitigar los efectos de la pandemia sensiblemente superiores a los de otros países de nuestra región como Chile o Brasil (IFE, ATP, congelamiento de tarifas y alquileres, etc.).

Una vez más se vuelve a concluir que no es salud o economía un par contradictorio en sí mismo, pero que como dicen los autores de la publicación mencionada, si de lo que se trata es salvar la economía para tener mejores perspectivas de mediano plazo, primero hay que salvar vidas. En función de ese objetivo, ¿cuáles han sido las estrategias desplegadas en el mundo.

El abanico estratégico y sus resultados

Rafael Bengoa es el director de SI-HEALTH, una consultora de apoyo estratégico en el sector salud especializada en la gestión del cambio y la transformación organizativa. Bengoa es médico y se hadestacado como sanitarista por ser uno de los artífices del Osakidetza (el sistema de salud vasco) y sumó notoriedad internacional al ser convocado como uno de los asesores del ex - presidente Barack Obama en su intento de reforma sanitaria en el país con el mayor gasto en salud y los peores resultados.

En una exposición reciente Bengoa refería que básicamente en el mundo se intentaron tres tipos de estrategias para enfrentar la pandemia con resultados tan diferentes que de alguna manera eso explica la ubicación de los distintos países del globo en el gráfico anterior.

Estrategia 1 – Buscando la inmunidad de rebaño. Algunos pocos países sostuvieron inicialmente, aunque luego tuvieron que modificar el enfoque, que ante esta pandemia debía adoptarse una actitud pasiva, es decir, dejar evolucionar espontáneamente la pandemia. Que el virus circulara, que se enfermaran y murieran a quienes les tocara en suerte, pero que finalmente se lograra un nivel de inmunidad que protegiere al conjunto, lo que se denomina en vacunología, “inmunidad de rebaño”. Pero para este virus eso no funciona y estudios en comunidades con alta circulación viral han demostrado que un muy bajo porcentaje de la población adquiere inmunidad. La cuarta ronda del estudio nacional de sero-epidemiología de la infección por SARS-Cov2 realizada en España a fin de noviembre de 2020, mostró que la prevalencia global (porcentaje de personas en la población con anticuerpos IgG frente a SARSCoV-2 desde el inicio del estudio) se sitúa en un 9,9%(IC95%: 9,4-10,4), siendo bastante similar en mujeres (10,1%; IC95%: 9,5-10,7) y en hombres (9,6%; IC95%: 9,0-10,2)i.

Esta estrategia fracasó y varios de los países que lo intentaron, como el Reino Unido y Suecia, cambiaron luego de verificar resultados negativos.

El caso de Suecia es emblemático en este sentido porque ante la segunda onda de la pandemia las medidas adoptadas fueron mucho más restrictivas que al comienzo siendo este país el de mayor tasa de mortalidad entre los países escandinavos.

Estrategia 2 – Suprimir y recuperar. Especialmente países orientales (China, Japón, Corea del Sur por ejemplo) y algunos con mayor facilidad para cerrar fronteras por su condición insular como Islandia o Nueva Zelandia adoptaron conductas muy estrictas de cierre y bloqueo desde el inicio de la pandemia. En algunos casos con fuerte control estatal, penalidades y estrictas medidas que limitaban actividades y circulación, obviamente suprimiendo temporariamente libertades individuales. No buscaron “aplanar la curva” sino aplastarla. Los resultados fueron muy contundentes, tanto por el bajo número de casos como por la exigua tasa de mortalidad. Esa conducta inicial, pero que reiteran ante el primer atisbo de nuevo brote, les permitió empezar antes que el resto de los países un proceso de recuperación de sus economías. Podría asumirse como la estrategia más exitosa.

Un ejemplo en este sentido han sido las actitudes adoptadas por Australia (Melbourne) y Nueva Zelanda (Auckland), reinstalando cuarentenas estrictas, aunque limitadas a ciudades donde aparecieron nuevos casos.

Estrategia 3 – Convivir con la Covid-19. La mayor parte de los países de occidente optaron por distintos tipos de cuarentenas, alternando aperturas y cierres, pero no siempre con la misma velocidad de respuesta ante las modificaciones del perfil epidemiológico, ni la misma duración. Podría ubicarse a esta estrategia como intermedia entre las anteriores. Los resultados también en cuanto a la economía y la salud se alejan de los extremos que muestran las otras dos, aunque el conjunto es dispar, como dispares fueron las líneas de acción acometidas. Sin embargo pueden agruparse en esta modalidad que básicamente consistió en intentar cuidar al mismo tiempo ambos aspectos.

Algunas situaciones particulares y perfiles histórico, culturales y hasta de organización política de cada país, facilitan el despliegue de las estrategias que en cada caso se eligieron para enfrentar este problema de salud colectiva. El análisis, por lo tanto, no sería completo sin considerar ese tipo de cuestiones.

¿Construyendo una cultura diferente?

Es muy probable que esta no sea la última pandemia que le toque transitar a la humanidad. De hecho tampoco ha sido la primera experiencia de alcance global de una nueva enfermedad infecciosa. Las estrategias posibles a ser desarrolladas en cada momento histórico y en cada conjunto social depende en gran parte de sus particulares perfiles culturales. Dicho de otra manera, difícilmente resulte exitosa una estrategia orientada a la acción que no conjugue con la tradición cultural de esa comunidad, por lo tanto lo que resultó exitoso en un lugar y tiempo determinado, no necesariamente resultará igual en otro conjunto social.

Talcott Parsons planteaba a mediados del siglo XX que “un sistema social consiste en una pluralidad de actores individuales que interactúan entre sí en una situación… motivados por una tendencia a obtener un óptimo de gratificación y cuyas relaciones con sus situaciones están mediadas y definidas por un sistema de símbolos culturalmente estructurados y compartidos”ii. El sistema cultural para Parsons engloba y determina al conjunto y este autor marca tres notas fundamentales: 1. La cultura es transmitida, es decir constituye una herencia o una tradición social; 2. La cultura es aprendida, no es fruto de la constitución genética del hombre; 3. La cultura es compartida, es producto de los sistemas de interacción social humana, pero al mismo tiempo es determinante de esos sistemas.

Ese conjunto de valores, pautas y formas de vincularnos que constituye el sistema cultural, y que condiciona el resultado de las acciones sociales, debe ser considerado a la hora de proponer estrategias de acción.

¿Por qué a unos les va mejor que a otros?, ¿qué parámetros utilizamos para medir los resultados?, ¿los casos, los testeos, las muertes, la economía?, ¿es válido comparar países entre sí sin considerar otros caracterizadores de esos grupos sociales?, ¿es posible construir otra cultura?, ¿es viable pensar que otras maneras de abordar la pandemia podrían ser más exitosas?

Estas y otras preguntas no pueden ser respondidas desde una sola disciplina. La complejidad exige, como se viene puntualizando desde hace meses, de una mirada transdisciplinar. Por lo tanto al menos tres conclusiones temporarias aparecen al acercarnos a este tema: 1. Transitando la estrategia de convivir con el Covid-19 son posibles ajustes de las medidas para mejorar los resultados; 2. Sigue siendo necesario que el conjunto de expertos asesores no esté integrado solamente por conocedores de la biología, sino que incorpore otras maneras de valorar la realidad y proponer líneas de acción alternativas, entre ellas la sociología, la antropología, la comunicación social y las artes; 3. Para mejoras sustanciales se requieren otros perfiles culturales, o bien, la adecuación inteligente de las líneas de acción y las formas de comunicarlas, al sistema cultural propio de cada comunidad.

Mientras tanto, vale pensar que no alcanza con comparar sin más los resultados de un lugar y otro y que debemos seguir reflexionando, investigando y aprendiendo sobre esta pandemia y las que podrían venir para estar mejor preparados, como conjunto social, para enfrentar con éxito desafíos que ponen en tensión nuestra capacidad colectiva de adaptación a situaciones adversas.

 I ALVELDA, Phillip, FERGUSON, Thomas y MALLERY, JohnTo Save the Economy, Save People First. Institute for new economic thinking, 18 de noviembre de 2020. Disponible en: https://www.ineteconomics.org/perspectives/blog/to-save-the-economy-save-people-first.

II Ministerio de Ciencia e innovación del gobierno de España. Estudio ENE-COVID. Cuarta ronda estudio nacional de sero-epidemiología por SARS-COV-2 en España. 15 de diciembre de 2020 Disponible en: https://www.mscbs.gob.es/gabinetePrensa/notaPrensa/pdf/15.12151220163348113.pdf.

III PARSONS, Talcott. El Sistema Social. Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, 1951.Disponible en: https://teoriasuno.files.wordpress.com/2013/08/el-sistema-social-talcott-parsons.pdf

 

 * Integrante del Cueseb (Centro Universitario de Estudios sobre Salud, Economía y Bienestar UNC).

 



(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

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