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Panorama Político
07/02/2021

Vacuna y salario

Vacuna y salario | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Si hubiera que sintetizar brutalmente los objetivos de la hora, la vida primero y la recomposición de los ingresos populares después, deberían ser las prioridades del gobierno nacional en este año electoral.

Héctor Mauriño

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Después de un año difícil, en el que debió enfrentar la combinación letal de la herencia macrista y el desastre humanitario y económico provocado por la pandemia, el gobierno nacional se asoma a su segundo año con el desafío de terminar de poner en marcha la actividad económica, frenar la inflación y recomponer el salario. El tema es complejo porque además este es un año electoral.

A pesar de las enormes dificultades heredadas que la pandemia multiplicó, el gobierno resolvió el problema de la deuda externa y realizó un enorme esfuerzo económico, inyectando cuantiosos recursos para evitar una catástrofe social y productiva que de otra manera hubiera sido inevitable.

El gobierno actuó desde un lugar de no confrontación, tratando de superar la grieta política y social creada por la derecha y esa faceta de Alberto Fernández se demostró acertada. Si es cierto que cuando era candidato fue capaz de tejer un frente tan amplio como el que hacía falta para ganar las elecciones, en el primer año de gobierno confirmó que su estilo era también el acertado para gobernar un país dividido en medio de una pandemia.

Así lo confirmaron todas las encuestas, que revelaron la capacidad del presidente para unir a buena parte de la sociedad y conducir la emergencia sanitaria. Es un hecho que en los primeros seis o siete meses del año Alberto logró ampliar la base de representación que tenía al asumir, sumando sectores que no lo votaron o que nunca lo hubieran hecho por el kirchnerismo.

A contrapelo de tanta amplitud y tanta paciencia, la oposición y el establishment, que auspició el proyecto de Macri y lo vio fracasar estrepitosamente, no varió un ápice en su decisión de combatir por todos los medios al gobierno popular.

La derecha económica, los medios concentrados de comunicación y el amplio sector del Poder Judicial que los acompaña, redoblaron la apuesta al fracaso del gobierno, sin hacer concesiones de ninguna naturaleza y sin reconocer acierto alguno.

Casos emblemáticos de este proceder fueron la defensa de los empresarios estafadores de Vicentin, la puja permanente del “campo” contra el gobierno y la guerra sin cuartel contra las medidas sanitarias que incluyó, en su última fase, el fracasado intento de desacreditar la vacuna rusa.

Se avizora claramente que la derecha argentina, no solo el sector político que miente y distorsiona a conciencia según el libreto de los medios, sino el poder económico más concentrado, está dispuesto a perder lo que haga falta para impedir el éxito del gobierno.

Es aquí donde conviene detenerse en un año electoral como el que se inicia. La pandemia obligó al gobierno a cambiar su estrategia y mutó las prioridades. En ese contexto, la recomposición del salario y la revitalización del mercado interno se convierten en una cuestión central, a encaminar con urgencia en los próximos meses.

El gobierno debe ganar las elecciones legislativas de este año para mejorar su mayoría en Diputados y sostener o ampliar la del Senado. Sin ello, algunas de la reformas en marcha, como la judicial, no tendrían futuro.

Pero para eso es preciso que llegue a octubre con suficiente aire, y lo tendrá en la medida que logre frenar la inflación y recomponer los ingresos de los trabajadores, con ello, con plata en el bolsillo de la gente, vendrá incluida la reactivación del mercado interno.

Vacuna y salario, sería la consigna para este año si hubiera que sintetizar brutalmente los objetivos. Vacuna para preservar la vida, salario para devolverle al pueblo lo que le han arrebatado y cumplir con el programa que votó la mayoría.

La disputa con la derecha es económica pero también cultural, hay un sector muy poderoso de la sociedad que no está dispuesto a dejarse arrebatar el timón del rumbo interno y externo del país. Cuenta para ello con el apoyo de Estados Unidos y las multinacionales que operan en el país.

Cada momento histórico tiene sus características y el de la pandemia es una catástrofe mundial inédita en los últimos cien años. Pero más allá de las particularidades del momento actual, no es la primera vez que el campo nacional y popular se ve puesto a prueba en un momento difícil.

A veces se construye poder desde posiciones de relativa debilidad, como lo demostró el Néstor Kirchner que se convirtió en presidente con un puñado de votos. O como lo hizo el Perón del ‘43 al ‘45 del siglo pasado, “dando vuelta como un guante” (la expresión es de él) al país oligarca de la Década Infame para inaugurar la Justicia Social.

La relación de fuerzas es determinante, pero también se la puede cambiar.


 

29/07/2016

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