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Panorama Político
27/12/2020

Año difícil y horizonte mejor

Año difícil y horizonte mejor | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Fue un mal año, pero el próximo pinta mucho mejor. La vacuna llegó y en poco tiempo más estará al alcance de todos, y la economía nacional ya muestra signos de reactivación. Neuquén vivió al límite pero volverá a crecer con el país, como cada vez que gobierna una fuerza popular.

Héctor Mauriño

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El 2020 será recordado como un año difícil en todo el mundo por la pandemia y la crisis, y Neuquén no será la excepción. Después de un 2019 en el que el rasgo distintivo fue el eslogan oficialista “la mejor provincia”, la triste realidad terminó de aterrizar en marzo pasado, con la parálisis de la actividad hidrocarburífera heredada del desbarajuste de Macri, el desplome del precio de petróleo y el colapso del turismo, provocados ambos por el coronavirus.

No sería todo. La abrupta baja de la recaudación y de las regalías, acarrearon la ruptura de la cadena de pagos, con un gobierno a la defensiva que apenas atinaba a pagar a proveedores, contratistas y empleados públicos, aunque más no fuera con papeles o en cuotas.

El sistema de salud, de prestigio bien ganado en el país y el continente, fue puesto a prueba por la pandemia y a pesar de los enormes esfuerzos de su personal y de la ayuda permanente de Nación, no en todos los casos se comportó frente a la emergencia como era esperado.

Los años de desinversión y de fomento del negocio de la salud privada en detrimento del sistema público pusieron en evidencia falencias y límites.

A pesar de los esfuerzos, de la multiplicación de respiradores, otros insumos y personal, las terapias intensivas de Neuquén se saturaron, faltaron camas y se enfermó el personal sanitario, componiendo un cuadro de riesgo extremo para el conjunto de la población.

El goteo venenoso de los medios concentrados metropolitanos, que eligieron junto a la oposición hacer campaña contra el cuidado y la cuarentena, también hizo estragos en Neuquén frente a un gobierno que a pesa del innegable esfuerzo por momentos parecía bajar los brazos frente a la sinrazón y la prepotencia.

Si la pandemia causó estragos en vidas humanas y en retroceso de la economía provincial, también dejó expuestas las falencias de un sistema dependiente de la renta energética, con bajos recursos productivos con valor agregado, que se preciaba de una abundancia mayor que el resto del país, pero que sufrió el golpe peor que otras jurisdicciones.

Puesto Neuquén frente a esa crisis, no alcanzaron los aportes significativos de Nación para enfrentar la pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario como ante sus consecuencias económicas. El Ingreso Familiar de Emergencia –IFE-, la ampliación de la cobertura de la Asignación Universal por Hijo y la asistencia a las Pymes, fueron algunas de las barreras de protección que impidieron un crecimiento exponencial de la pobreza y un derrumbe aun mayor de la economía.

Frente a la imposibilidad de hacer frente a los vencimientos, ayudado por un mejor clima después de la reestructuración de la deuda externa en dólares por parte de la Nación, el gobierno local encaró una trabajosa renegociación del endeudamiento propio que terminó, sin aliento, allá por el tercer trimestre del año.

Con todo, no sería suficiente para torcer una política cortoplacista que termina por hipotecar el poder de decisión de la provincia: hasta el último aliento del año, el gobierno intentó un nuevo cheque en blanco para volver a endeudarse. Por suerte no lo obtuvo, por ahora.

Por si fuera poco el complejo panorama que debió enfrentar la provincia, el frente interno de la política se complicó con una suerte de rebelión de intendentes, propios y ajenos, que una y otra vez se negaron a acatar las restricciones sanitarias para no enfrentarse con los comerciantes y con el sector anticuarentena de la población, que prefirió enfermarse y enfermar al prójimo, antes de cumplir con las consignas que dictan la ciencia y el sentido común.

Fue un mal año, sí, pero el próximo pinta mucho mejor. La vacuna llegó y en poco tiempo más estará al alcance de todos, y la economía nacional ya muestra signos de reactivación reconocidos por todos, desde los empresarios conservadores amigos del ajuste hasta los organismos internacionales. El país crecerá al 5 por ciento o más y la economía de Neuquén también se recuperará como cada vez que un gobierno popular, como el del Frente de Todos, toma el relevo después de una catástrofe conservadora.

La provincia ya tiene un precio sostén para el petróleo y un plan para el desarrollo de su principal riqueza, el gas. El turismo, en fin, comienza a volver de las cenizas. Volverá a haber plata y, ojalá, salud. Con todo quedará por ver si quienes gobiernan la provincia desde hace seis décadas han aprendido la lección. Gastar de más cuando hay para padecer cuando no hay, no parece la receta para ser el mejor.

29/07/2016

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