En diálogo con Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad (Ceepys), opinó que las declaraciones del ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay, en las que formuló un pedido de disculpas a las empresas españolas y en particular a Repsol, “no fueron muy felices” y tienen que ver “con un desconocimiento, porque el ministro habla como economista y desconoce el tema energético”.

De visita en España, Prat Gay le pidió disculpas a las empresas españolas “por el trato recibido” durante el kirchnerismo y aseguró que Repsol “puede volver” a la Argentina.

“Espero que no sea un tema ideológico, esto de defender algo indefendible, que fue la actuación de Repsol en nuestro país”, afirmó Bronstein.

Agregó que “la estrategia de Repsol fue utilizar los recursos que obtenía de Argentina para invertir en otros países. Una lógica de una empresa multinacional despreocupada por el desarrollo del sector petrolero en Argentina, que es un poco el rol que tradicionalmente cumple YPF”.

“A Repsol le interesaba invertir en Angola, Venezuela, Brasil. Para ella fue un buen negocio, para Argentina no, porque en esa época el país entró en una etapa de declinación tanto de su producción de petróleo como de gas”, apuntó Bronstein.

En cuanto al tarifazo en el gas, cuestionado en todo el país (ver “Encuesta:Seis de cada diez argentinos cree que el país está peor”) y principalmente en la zona patagónica donde los aumentos llegaron al 2.000%, el especialista en temas energéticos indicó que había cierto atraso en las tarifas ya que el gobierno anterior había priorizado el desarrollo del mercado interno subsidiando las tarifas”.

Consideró que “hay un equilibrio que hay que mantener; por un lado, apoyar el desarrollo del mercado interno, pero por otro, que las empresas tengan los recursos para hacer las inversiones necesarias para que el crecimiento sea sustentable, si no el país empieza a crecer y le falta energía”.

No obstante puntualizó que, “viendo las consecuencias de los aumentos, el ajuste debería haberse hecho no como un choque sino de forma más gradual, porque esto provoca un parate en la economía y el déficit fiscal que se quiere evitar vuelve a crecer porque se recaudan menos impuestos”.

Frente a las críticas sobre la forma en que toma ciertas decisiones el gobierno de Mauricio Macri, sin prever las consecuencias, como ocurrió en el caso de la tarifa del gas, Bronstein consideró que el error proviene de una cultura técnico-empresarial y de la falta de experiencia en la administración del Estado.

“El problema de personas como (el ministro de Energía, Juan José) Aranguren, es que tienen experiencia en empresas privadas, manejan otra lógica, y la sociedad tiene una dinámica mucho más compleja”, aseguró Bronstein.

Puntualizó que, al autorizar el aumento del gas, Aranguren “no tomó en cuenta toda la complejidad que tiene una medida de este tipo, que impacta sobre la vida de la gente, sobre las economías regionales, sobre las condiciones diferenciales que pueden tener las provincias patagónicas”.

“Existen un montón de variables que no se analizaron, porque la complejidad de un país es muchísimo mayor que la de una empresa, donde las variables son más acotadas y controladas. En un país no podés dejar a nadie afuera”, sentenció.

Recordó que Juan Domingo Perón definió en su primer gobierno que “la energía es un derecho” y que el Estado debe ser garante de ese derecho. “La decisión de aumentar los servicios fue tomada sin tener en cuenta esta variable”, subrayó.

Bronstein se refirió además a la promesa oficial de reactivación económica en el segundo semestre del año a la luz de decisiones como el tarifazo energético. “Mi impresión es que estas medidas pueden generar una parálisis en la economía. Y cuando ésta se frena a veces es difícil ponerla en marcha. Esperemos que el gobierno pueda darse cuenta de esto, y que no se pare la economía, porque va a generar problemas que no van a ser fáciles de solucionar”.