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La “paliza electoral” que el peronismo le propició al presidente Javier Milei el 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires expuso el actual estado de cosas: un modelo económico que zozobra (corrida cambiaria y disparada del riesgo país incluidas), bronca social en aumento por el deterioro económico, social y productivo, y la debilidad político-institucional expuesta por el Congreso, que en solo dos días derribó con cómoda mayoría tres vetos “clave” para la administración libertaria (financiamiento universitario, emergencia pediátrica y reparto automático de los aportes del Tesoro a las provincias).
Como si todo esto fuera poco, aparecieron los interrogantes del establishment y del “mercado” sobre la viabilidad de la política económica (y del propio gobierno), que algunos de sus voceros decidieron no disimular. Y en el horizonte, las elecciones legislativas del 26 de octubre, a las que la Libertad Avanza se aferra como un destino tan incierto como lejano.
Así las cosas, los interrogantes acechan: ¿la derrota del oficialismo en territorio bonaerense dieron inicio a un nuevo ciclo político? ¿qué sopone este contexto para la cada vez más nutrida oposición al “experimento libertario”? ¿qué puede pasar ante una eventual derrota electoral de las fuerzas de cielo? ¿llega, así como está, Milei a octubre?
Para aproximar algunas respuestas,
consultó a Mario Riorda, politólogo y especialista en Comunicación Política, y a Roberto Bacman, sociólogo y director de Centro Estudios de Opinión Pública (CEOP).
“Hay una situación de crisis o varias crisis superpuestas que no le dejan para nada cómodo el escenario al oficialismo, ya de por sí complicado electoralmente”, asegura Riorda, quien agrega: “No sé si está en duda la continuidad del gobierno, sino más bien el dogmatismo, la inflexibilidad y la intransigencia”.
Bacman, por su parte, considera que “el Círculo Rojo está evaluando si necesita un cambio antes de las elecciones”. Advierte también que “la sociedad quiere un cambio importante”, y señala que “el peronismo se lo puede dar, pero con una propuesta que muestre lo que hay que hacer y despierte esperanza”.
Punto de quiebre
Igual que el agua de una crecida expone lo que no vemos, la victoria por casi 14 puntos del peronismo bonaerense sobre La Libertad Avanza abrió un nuevo escenario, cuya deriva resulta incierta. Todo parece indicar que ni la política ni la economía volverán a ser lo que eran dos semanas atrás.
“No creo que inaugure un nuevo ciclo. Lo que se venía evidenciando desde la elección de Corrientes es que la Libertad Avanza no es garantía de victoria, e incluso cuando lo es, es discreta en términos de competitividad”, subraya Riorda.
Y destaca: “En el nuevo contexto es un actor importante pero no descollante en términos de marca, y mucho menos de candidatos, porque, aunque la marca tenga un resultado o valor de arranque, absolutamente digno en cada uno de los distritos, la regla que se evidencia es que sus candidatos, salvo en muy pocas provincias, miden mucho menos, y esto particularmente cuando compiten con liderazgos provinciales”.
Para Bacman, en tanto, “la elección plantó un nuevo clima de época. Milei no pudo pintar de violeta el mapa de la provincia de Buenos Aires, no solamente por la diferencia del resultado sino porque el peronismo ganó en seis de las ocho secciones electorales, incluyendo algunas muy importantes como la Octava (La Plata), donde hubo técnicamente un empate en 2023 y ahora una diferencia de entre 8 y 10 puntos, según la categoría”.
La nacionalización de una elección local a la que apostó el propio presidente tuvo consecuencias más allá de la aritmética. “La unidad del peronismo tiene un efecto simbólico muy importante y deja al descubierto un nuevo escenario político”, advierte el analista.
“Esa unidad, que salió entre gallos y medianoche, que necesitó incluso de un corte de luz, donde parecía que todo se había roto, fue necesaria y suficiente para generar un interesante punto de partida para que la gente empiece a creer nuevamente que hay una alternativa para enfrentar un modelo económico que la asfixia”, agrega.
Para el titular del CEOP lo que afloró después de los comicios bonaerenses, y que empujaron las movilizaciones que se sucedieron la semana pasada, es la “bronca de no llegar a fin de mes, de quedarse sin trabajo, de haber votado a Milei pensando que las cosas iban a estar mejor; porque se mantiene la precarización del trabajo y las empresas echan trabajadores o incluso cierran”.
De regreso a octubre
La zozobra del programa economía, sostenido con artificios varios para llegar con posibilidades a los comicios de medio término, multiplica la expectativa sobre lo que vaya a suceder en octubre, cita para la que al oficialismo le cuesta convocar, incluso, a propios y aliados.
“En las 11 provincias lideradas por oficialismos provinciales no peronistas, como en las ocho peronistas, es probable que la Libertad Avanza pierda en la mayoría de ellas. El escenario de ‘pintar el país de violeta’ he quedado bastante lejos, porque además hay una situación de crisis, o varias crisis superpuestas, que no le deja para nada cómodo el escenario al oficialismo, ya de por sí complicado electoralmente”, evalúa Riorda.
“A la Libertad Avanza -agrega Bacman- las elecciones de medio término le deberían servir a partir de su núcleo duro. En la provincia de Buenos Aires sacó el 35%, donde está el 38% del padrón nacional. Todo hace suponer que no va a ganar en muchas provincias. Por ejemplo, en las que hay gobernadores peronistas, como La Rioja, Catamarca, o Santiago del Estero. En otras, donde el peronismo perdió gobernadores, como San Juan, ya hay unidad entre José Luis Gioja y Sergio Uñac. También en Chaco, donde hubo acuerdo entre Magda Yala y el Coqui Capitanich. En Santa Fe también hay unidad, con Caren Teppcomo cabeza de la lista de diputados y la posibilidad de pelear el segundo lugar, relegando a la Libertad Avanza al tercer lugar”.
Y suma: “Ya vimos a la Libertad Avanza en Corrientes, donde terminó en cuarto lugar. Y también va a tener problemas en Salta, donde Juan Manuel Urtubey se ha puesto firme para presentar a un peronismo unificado, y el gobernador Gustavo Saenz es muy fuerte y juega con Provincias Unidas. Es un escenario complejo para la Libertad Avanza”.
A este cuadro, Bacman añade las internas en el oficialismo, donde ya surgieron varios bloques con juego propio, y la relación con el partido de Mauricio Macri. “Al Pro lo pintaron de violeta pero hay mucha resistencia, como se vio en el Congreso con la pelea entre Silvia Lospennato y Cristian Ritondo. Además, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, ya avisó que no sigue en la alianza después de las elecciones, sino que va a acercarse a Provincias Unidas”.
El consultor concluye que “la Libertad Avanza seguramente no podrá pintar de violeta el país como se proponía. Pero va a duplicar la cantidad de diputados y senadores si saca entre 30 y 35 puntos, ya que ahora renueva los que tenía en 2021, cuando solo eran dos o tres diputados nacionales”.
¿Un león herbívoro?
El cambio de tono en el que se esfuerza Javier Milei resalta dos de las convicciones que parecen anidar en la Casa Rosada frente a la crisis: el problema no es económico sino político; la sociedad ya no es tan permeable a la violencia verbal ni a los discursos de odio que forman parte del menú discursivo oficial.
Riorda no cree “que haya habido discursos públicos menos agresivos y violentos. A lo sumo, se evidenció una contradicción el día de la derrota de la provincia de Buenos Aires. Y en todo caso, sí podría sostenerse que ha sido más moderado el discurso de presentación del presupuesto para 2026”.
Y completa: “Más allá de la moderación discursiva de Milei, lo que se evidencia es un dogmatismo y una inflexibilidad respecto de su rumbo, que como él dice está marcado en piedra, lo cual en un contexto a la baja no es algo necesariamente recibido como positivo, sabiendo que en Argentina hay prácticamente dos tercios de los ciudadanos que rechazan al gobierno”.
Para Bacman, en tanto, “lo que se quiso mostrar, ahí se vio la mano de Santiago Caputo, es a un Milei diferente, más pausado y reflexivo, que trataba de explicar a la gente. Pero parten de una idea incorrecta, que es que la derrota bonaerense se debe a que no supieron exponer que ‘lo peor ya pasó’. Terribles palabras, terrible frase. Macri usó esto y terminó llamando al Fondo Monetario Internacional como prestamista de última instancia”.
El analista marca sin embargo una contradicción, o una inflexión: “Si se bajan los decibeles del presidente suben los de Luis ‘Toto’ Caputo, que insultó a medio mundo y sabe que los bancos están al rojo vivo presionando sobre su modelo económico. Hasta el círculo rojo está pensando en que esta receta, así como está aplicada, no sirve. Solo el 15% de la población vive cómoda en la Argentina, el resto sufre de uno u otro modo las consecuencias de un ajuste feroz”.
¿Y si pierde?
La pregunta no forma para del menú “de los orcos” ni del “riesgo Kuka” sino que resuena una y otra vez en lugares hasta hace poco impensados: el Círculo Rojo, periodistas y medios oficialistas, analistas de la City y el mercado, dirigentes políticos y sindicales siempre “dispuestos a ayudar”. El interrogante sobre la suerte del gobierno nacional ante un resultado adverso en octubre parece generalizarse.
“No sé si está en duda la continuidad del gobierno, sino que más bien el dogmatismo, la inflexibilidad y la intransigencia. Me parece que ese es el gran desafío que hay que imaginar hacia adelante. Por ahora no pongo en el debate de lo posible la idea de interrupción del mandato constitucional”, detalla Riorda.
Para Bacman “el tema es cómo las pierde”. “En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, las encuestas plantean hoy un escenario similar al del 7 de septiembre. Entonces, si la derrota es dura, si el oficialismo a nivel nacional no supera el 30% o apenas llega al 35%, va a ser un golpe. Después vienen los datos simbólicos: perdió en la mayor parte de las provincias, salvó algunas, etc. En las provincias patagónicas venía teniendo una buena performance. No sé qué va a pasar ahora, hay que medir todo de vuelta”, resume.
El analista recuerda que “el gobierno pensaba llegar a octubre con el dólar pisado, dentro de la banda, y ahora, a poco más de un mes de la elección, está quemando los últimos ahorros para que no supere los $ 1.500, algo que prácticamente ya sucedió. Si esto continúa así va a haber zozobra económica y puede haber mucha inestabilidad, sobre todo si el dólar rompe todo y el FMI deja de ayudar”.
“Yo trato de salir del lugar del ‘Club del helicóptero’, como lo llaman algunos. Joaquín Morales Solá escribió sobre la importancia de que Juan Schiaretti esté en el Congreso. Y esto es una información, porque parte de un periodista que tiene excelente relación con el Círculo Rojo, con las estructuras del Poder Judicial, la Corte, los jueces federales. Cuidado porque el Círculo Rojo está evaluando si necesita un cambio, y si lo necesita antes de las elecciones”, advierte.
Y suma al análisis: “La semana pasada el gobernador de Chaco, Leandro Zdero, estuvo reunido dos horas con Lule Menem ¿Por qué? Porque las encuestas en esa provincia dan perdiendo a la Libertad Avanza por 10 puntos. Es este un dato muy importante, porque el oficialismo había ganado allí con casi el 46 % de los votos hace solo cuatro meses”.
“En las provincias -destaca- se empieza a notar el cambio de clima de época, donde crece el odio, la desesperanza y el miedo. Y esto te hace ir a votar y, si es así, la ecuación puede cambiar, habilitando todas las hipótesis”.
El paso adelante opositor
El fortalecimiento electoral y político del peronismo, la apuesta por la “avenida del medio” por parte de gobernadores del centro y sur del país, la disgregación del Pro y el cada vez más decidido cruce de vereda de sectores y legisladores que hasta hace muy poco adscribían al oficialismo, pone el foco en los próximos pasos que dará la oposición.
“El gran desafío de las oposiciones en plural, sea la del peronismo o de los actores provinciales, es de una u otra manera articular alianzas o acciones de competitividad en perspectiva nacional. Me parece que ahí todavía falta mucho para cualquiera de las fuerzas y es una incógnita, que seguramente se despejará a partir de las elecciones de octubre”, analiza Riorda.
El académico cree difícil que en un mes surja una oferta nacional, pero sí que pueden comenzar “las estrategias de articulación nacional, hoy bastante ausentes o por lo menos con muy poco peso federal en términos de articulación”.
Para Bacman “el 55% de los argentinos es opositor al gobierno de Javier Milei”, pero a esa oposición se la puede “dividir en tres partes”. “Tenemos a la izquierda trotskista, que puede llegar a hacer alguna elección importante, meter uno o dos diputados, pero difícilmente mucho más”.
“Después -suma- están las fuerzas de centro, Provincias Unidas, que tiende a crecer, según las encuestas que estamos viendo. El desafío que tienen es que Miguel Ángel Pichetto o Schiaretti sean electos diputados para armar un bloque significativo en el Congreso”.
“Y finalmente está el peronismo, que ya logró la unidad y ahora tiene que encontrar un factor identitario y un proyecto alternativo que genere esperanzas. Que el cambio que proponga sea importante, haga una autocrítica y plantee algo diferente”, detalla.
Para Bacman “la sociedad quiere un cambio importante y el peronismo se lo puede dar, pero para eso debe plantear una propuesta que muestre lo que hay que hacer y despierte esperanza”.
Y remata: “En elecciones presidenciales, sean estas dentro de dos años o antes, con el odio no alcanza. La gente necesita que además de un tronco en el río revuelto, el peronismo pueda ofrecer un nuevo modelo que le permita llegar hasta la orilla”.
Así las cosas, octubre queda demasiado lejos, mientras la urgencia y la necesidad, apremian.
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