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Tal vez nunca una elección local resultó tan significativa, por su trascendencia política e impacto nacional, como la que el domingo 7 de septiembre se realizará en la provincia de Buenos Aires.
El reparto de diputados y senadores provinciales, al igual que el de concejales y consejeros escolares municipales, quedará eclipsado por lo que está en juego: la reconfiguración del escenario político nacional, con su incidencia en la vida cotidiana.
La Libertad Avanza del presidente Javier Milei apuesta a un resultado que buscará capitalizar a tres bandas: un triunfo que le abra las puertas a otro mayor, cual sería imponerse en los comicios nacionales de octubre para sortear (o disimular) la endeblez de su programa político y económico; derrotar al peronismo allí donde este se siente más fuerte (y donde quizás tiene a su principal candidato presidencial para 2027); y terminar de fagocitar al Pro de Mauricio Macri, transformándose en la fuerza hegemónica de la nueva (y vieja) derecha.
Para el peronismo se trata de lo mismo, pero al revés: iniciar el camino para una victoria que en octubre deje malherido al experimento libertario; demostrar (y demostrarse) que puede articular un proyecto de unidad, aún en la diversidad; y plantear a la sociedad que hay un horizonte que va más allá de la resistencia al neoliberalismo voraz de libertarios y macristas.
Y para el resto, para aquellos que se proponen transitar la llamada avenida (o la calle, o el callejón) del medio, para los heridos de uno y otro lado, también para los enojados, comprobar si puede quebrarse la previsible polarización entre los bloques que lideran libertarios y peronistas, y -por qué no- soñar con un proyecto político (y un programa) propio.
Como si todo esto fuera poco, la elección en sí misma es atípica. Y por motivos varios. Por los máximos históricos de ausentismo electoral que se registraron en los comicios ya celebrados. Por los fortísimos crujidos y temblores en los principales bloques políticos. Porque se irá a votar en tensión, entre la fortaleza de lo local (lo próximo, el municipio, la ciudad, el pueblo) y de lo nacional (la valoración de “cómo estamos”).
“La elección de septiembre es inédita. Solo se votó de esta manera, únicamente con candidatos provinciales, lo que implica ocho elecciones independientes (correspondientes a cada Sección Electoral de la provincia), ocho cabezas de lista, en el año 1948. Desde el regreso de la democracia en 1983, no tuvimos una elección de esta naturaleza”, explica a
Roberto Bacman, director del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP).
“Es una elección difícil de medir porque estamos ante un escenario de ocho elecciones particulares, una para cada sección electoral. Como punto de partida, nosotros veníamos viendo un tablero empardado, con La Libertad Avanza y el peronismo repartido en partes iguales, y con un Ni-Ni que alcanzaba los 10 puntos, o sea, ni libertarios ni peronistas”, puntualiza la politóloga Shila Vilker, directora de la consultora Trespuntozero, en diálogo con este portal.
Trazando el mapa
Con 14.376.592 electores (poco más del 37 % de los votantes de todo el país según datos de 2023), la provincia de Buenos Aires tiene la particularidad de que el 70 % del padrón electoral se encuentra en los 24 municipios del conurbano, donde votan más de diez millones de bonaerenses.
Allí predominan la Primera y la Tercera Sección Electoral (norte, oeste y sur del Gran Buenos Aires), donde el peronismo controla la mayoría de esos distritos. En toda la provincia, el Partido Justicialista gobierna 83 de los 135 municipios. En tanto, el interior es gobernado mayoritariamente por fuerzas que responden al oficialismo nacional o aquellos que hoy buscan una “tercera vía” a través de agrupamientos como “Somos Buenos Aires” o “Hechos”.
Sin embargo, ni los números ni las estadísticas anticipan resultados. Aún en medio de la ansiedad por lo que está en juego, Bacman advierte que recién se están llevando a cabo las primeras encuestas serias y todavía no hay una muestra “lo suficientemente robusta” como para tener precisiones absolutas.
En ese escenario, destaca otro elemento que atenta contra las certezas: cuál será el nivel de participación electoral. El analista detalla que “lo que se está viendo desde marzo, en las elecciones adelantadas en otras provincias, es una alta abstención, con una media de votación que está por debajo de los 20 puntos porcentuales respecto a elecciones anteriores”.
“En un país donde el voto es obligatorio y tiene alrededor del 75 % de participación electoral, hoy ese porcentaje está con una media del 55 % en los distintos distritos donde ya se votó”, precisa.
“Todo parecería indicar -evalúa- que en la provincia de Buenos Aires esto podría perjudicar más al peronismo que a los libertarios, que no han tenido mayores problemas con la abstención, aun perdiendo algunos votos”.
El experto subraya el peso demográfico como otro aspecto crucial. “La Primera y Tercera Sección Electoral concentran alrededor del 70 % de los electores. Y lo que suceda allí es una clave fundamental para entender el resultado electoral”.
“Antes del cierre de candidatos, la ventaja de Fuerza Patria era importante en la Tercera Sección (allí está La Matanza, el distrito más grande del país), donde tenía una ventaja de 15 a 18 puntos; la Libertad Avanza estaba mejor en la Primera (la de mayor cantidad de electores, con distritos como Tigre, San Isidro, San Martín, etc), con una diferencia a favor de alrededor de 6 puntos”.
¿Tres es multitud?
Aunque las tensiones al interior del peronismo fueron más publicitadas, las consecuencias del acuerdo entre La Libertad Avanza y Pro parecen ser más duraderas. Son los intendentes radicales y “amarillos” (sólo 9 de 13 intendentes macristas irán con la Libertad Avanza) del interior bonaerense quienes, disconformes con la rendición ante la Casa Rosada, le dan músculo a algún tipo de “tercera opción”, ya sea a través de “Somos Buenos Aires” o del espacio denominado “Hechos”.
En el escenario actual, Shila Vilker recomienda “mirar el rol de los intendentes”. Afirma que “la oferta de la tercera fuerza se compone con más de treinta intendentes, y eso la vuelve interesante para seguir de cerca”.

Para la especialista, “en principio el chip que tienen los electores es más nacionalizante: Milei sí, Milei no. Pero cuando se empieza a indagar por los intendentes lo que vemos es que van a tener fuerza de tracción. Esa fuerza de tracción, con una oferta de 30 intendentes, por más que sean de lugares pequeños, es lo que puede desestabilizar una escena que de antemano y naturalmente está atravesada por la hiperpolarización”.
A su vez, Bacman considera que “siempre hay lugar para una tercera fuerza, aún en un contexto de polarización. Esto también lo hemos visto en las elecciones que ya se realizaron. En la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que supo ganar las elecciones con el 55 % de los votos, ahora festejó el 8 %, un valor importante teniendo en cuenta la dispersión del voto de la derecha”.
Para el analista “la posibilidad de que aparezca una tercera fuerza se nutre de que el acuerdo entre La Libertad Avanza y Pro no fue producto de una negociación, tampoco una cooptación, sino una colonización de este último. Le mostraron un tacho de pintura violeta con la marca LLA y les dijeron es esto o nada. Y aceptaron”.
Y agrega: “Ahí es donde muchos intendentes que no aceptaron la imposición libertaria encontraron una oportunidad para poder insertarse en la elección. Habrá que ver hasta dónde la polarización arrastra votos. Sergio Massa alguna vez optó por la llamada ‘ancha avenida del medio’ y terminó en una calle angosta. Hay que ver si ahora este camino se convierte en una calle respetable. Hoy no estaría arriba del 6 al 8 %. Pero esto es un primer dato y todavía falta mucho camino por recorrer”.
Cuánto aportará el peronismo a la “tercera vía” puede ser clave para el resultado de la elección. Por lo pronto, en términos políticos, parece que será menos que su rival principal. El analista destaca, respecto de la definición de las candidaturas, que “la negociación fue dura y compleja. Siempre hay ganadores y perdedores, y enojados. Sin embargo, el peronismo superó una prueba crucial, una conducción colectiva que implica negociar y, por primera vez, una lapicera compartida”.

Una elección inédita
“La elección de septiembre es inédita. Solo se votó de esta manera, únicamente con candidatos provinciales, lo que implica ocho elecciones independientes (correspondientes a cada Sección Electoral), ocho cabezas de lista, en 1948. Desde el regreso de la democracia en 1983, no tuvimos una elección de esta naturaleza”, advierte Bacman.
¿Cómo puede impactar esto en el resultado? ¿Qué peso tendrá cada municipio? ¿Se puede sortear la nacionalización de la elección? Según el director del CEOP, “todo hace suponer que la elección tenderá a nacionalizarse. Fuerza Patria, con el gobernador Axel Kiciloff a la cabeza, debe defender no solo su gestión sino el triunfo provincial que obtuvo en 2023”.
“No hay que olvidarse -agrega- que ese año fue reelegido, apoyó la campaña de Massa y obtuvo una diferencia de 7,5 puntos en las elecciones generales. Y luego, ya reelecto como gobernador, ganó la elección provincial por 1,5 puntos, cuando a nivel nacional Milei se impuso por casi 11”.
Así las cosas, el analista señala que “la campaña va a girar en torno a la idea de que Milei no va a entrar en Buenos Aires. Vamos a poner una reja y cerrar con candado. Vamos a defender a los bonaerenses de un gobierno nacional neoliberal con poca sensibilidad y que retira al Estado de obras necesarias, como cloacas, caminos y rutas, quedando el resto para los intendentes, que intentan hacerlo con mucho esfuerzo”.
En tanto “para Milei el posicionamiento también es nacionalizar, porque si seguimos sus propias palabras, el objetivo principal es ‘derrotar al monstruo en su propia guarida’. Y lo hará con su estilo tan particular de decir las cosas, así como en algún momento dijo ‘voy a ayudar a ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo’, ahora gritaban en la Derecha Fest en Córdoba ‘saquen al Pingüino del cajón’”.
“Ahí radicará -concluye- la principal tensión de esta elección. El que defiende lo ganado, el que defiende un modelo, el que defiende el rol del Estado, el que defiende a los sectores más perjudicados por este gobierno, y el que necesita ganar, porque Milei ganó sin triunfar en la provincia de Buenos Aires, ya que en el balotaje de 2023 la madre de todas las batallas fue el norte grande. Por eso, simbólicamente, si Milei gana esta elección bonaerense, estaría mostrando que puede penetrar en la provincia para destruir al monstruo”.
En tanto, Vilker ve a los comicios de septiembre como un condicionante de lo que puede ocurrir un mes después. “Miro con atención -señala- que en un momento las campañas y los debates de las dos elecciones van a estar ocurriendo de manera simultánea”.
La directora de Trespuntozero destaca que “a mediados de agosto se cierran listas de candidatos a legisladores nacionales. En ese momento la campaña provincial va a estar en plena efervescencia, de modo que el resultado de septiembre, para un lado o para el otro, va a condicionar los resultados de octubre”.
Y explica: “Esto ocurre porque la opinión pública muchas veces es caprichosa, y una fuerza debilitada puede funcionar como una demanda de participación y toma de conciencia. En otras ocasiones, el ganador refuerza la postura del espacio que finalmente resulta triunfador”.
Lo que está en juego
En la noche del domingo 7 de septiembre casi nadie se detendrá en la nueva composición de la Legislatura bonaerense, pero el resultado de la elección marcará el derrotero hacia octubre. La administración libertaria comenzará a jugar, ese mismo día, la primera prueba electoral de alta intensidad desde que llegó al gobierno. También buena parte de su futuro.
“En octubre Milei se juega mucho más que en septiembre, y esto hay que tenerlo en cuenta. En tanto, para Fuerza Patria octubre será la oportunidad de mantener un rol muy importante en la Cámara de Diputados, ya que son 35 diputados nacionales los que están en juego”, subraya Bacman.
En ese sentido, agrega: “Milei va en serio porque necesita sí o sí mejorar su posicionamiento parlamentario. Ese es su gran desafío. La baja nota de muchas calificadoras de riesgo crediticio internacional hablan de un país con baja calidad institucional e incluso de baja calidad democrática. Para Milei la de octubre es una elección muy importante, porque juega ‘porotos’ muy significativos”.
Por su parte, Vilker enfatiza que “en octubre, sin lugar a dudas, el centro de la escena lo va a tener el gobierno nacional, para bien o para mal, porque se va a jugar su ratificación o su rechazo”.
“Si nos preguntamos cuál sería un buen resultado y cómo quedan finalmente conformadas las cámaras de cara a las reformas que se vienen rumbo al 2026, creo que el porcentaje final va a ser importante por su carácter plebiscitario”, agrega.
“En definitiva podemos mirar las elecciones de septiembre como un gran laboratorio, un primer round que tiene como escenario la provincia de Buenos Aires, que en este caso será la madre de la batalla final”, conluye la especialista.
Con la campaña electoral encendiendo motores, el escenario político que proyecta la provincia de Buenos Aires ingresa en zona de turbulencias. Y de cómo atraviese septiembre dependerá, en buena medida, el tipo de aterrizaje que se observará en octubre. Y después.
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