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Argentina
23/03/2025

El 24 de marzo ante un giro autoritario y represivo

El 24 de marzo ante un giro autoritario y represivo | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
María Elena Nadeo, secretaria general de la APDH.

De los palos y gases en la marcha de los jubilados a las plazas llenas por Memoria, Verdad y Justicia. La sociedad argentina en un momento bisagra ante un posible giro autoritario. Los organismos de derechos humanos, en la calle y alertas. “Estamos ante un Estado cada vez más represivo, un estado gendarme”, advierten.

Daniel Giarone

La represión a la marcha de los jubilados del 12 de marzo pasado, calificada como “brutal” por organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales, se proyecta como una sombra sobre las movilizaciones que en todo el país de desarrollarán el próximo lunes, al cumplirse 49 años del golpe de Estado que inauguró el período más oscuro de la historia argentina.

Que la movilización del día 19 (y presumiblemente también la del 24) haya terminado sin represión ni violencia, no disipa el interrogante planteado desde la llegada de Javier Milei al gobierno: ¿Enfrenta la Argentina un giro autoritario que pone en jaque las libertades individuales y colectivas, los derechos civiles y sociales, al menos como los conocemos desde el retorno de la democracia?

La narrativa oficial, que de manera explícita desprecia la justicia social, el derecho a la protesta y estigmatiza la participación ciudadana, parece indicar que sí. Según los organismos de derechos humanos, sólo durante 2024 más de 93 personas fueron detenidas arbitrariamente por participar en protestas y más de 600 resultaron heridas de distinta gravedad.

El “control de la calle”, eufemismo que no alcanza a ocultar la utopía anarcocapitalista de un control social duro con dosis cada vez mayores de coerción y menores de consenso, puede derivar en una situación explosiva frente a una sociedad cansada, donde ni siquiera los logros económicos de la política oficial le alcanzan para llegar a fin de mes.

“Estamos ante un Estado cada vez más represivo, un estado gendarme, absolutamente comprometido con la represión y al servicio de los capitales más concentrados. En el mismo momento en que se está endeudando al país de manera brutal, cerrando un acuerdo ilegal con el FMI, se despliega un aparato represivo terrible, como pocas veces hemos visto desde la vuelta de la democracia”, asegura a Va con Firma María Elena Nadeo, secretaria general de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).

Cacería

?”Lo ocurrido en la marcha del 12 de marzo fue una cacería. Nos tenemos que remontar al 2001 para encontrar un antecedente de este calibre. Más de 110 detenidos, muchos estando muy lejos del lugar de la movilización. Sin mencionar lo sucedido con Pablo Grillo, o con la jubilada a la que tiraron al piso y tuvieron que hacerle un punto en la cabeza”, asegura a Va Con Firma Tomás Jiménez, responsable de Comunicación de Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI).

La represión a la marcha convocada el 12 de marzo último en Buenos Aires contra los recortes en jubilaciones y pensiones, y en la provisión de medicamentos, volvió a poner en el ojo de la tormenta al Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich.

Según organismos humanitarios, ese día más de 20 personas debieron ser hospitalizadas por el accionar de las fuerzas de seguridad y otras 114 personas detenidas, entre ellas, dos niños. Además, una jubilada de 87 años fue empujada y golpeada en la cabeza por un efectivo de la Policía Federal y el fotógrafo Pablo Grillo alcanzado por un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza mientras realizaba su trabajo.

“La ministra Patricia Bullrich es la misma que persiguió a Santiago Maldonado y le causó la muerte, es la misma que ordenó la persecución en Villa Mascardi que terminó con el asesinato de Rafael Nahuel y la misma que ahora estuvo a cargo de quien efectuó el brutal disparo que hirió de gravedad a Pablo Grillo. Es el mismo modus operandi. No hay límites. Y en democracia, sin límites, podés llegar a la dictadura”, sostiene la titular de la APDH.

En tanto, Jiménez suma que “hace tiempo que vemos la brutalidad con la que se reprime y persigue a quien quiera protestar o documentar lo que sucede. Gracias a los trabajadores de prensa pudimos reconocer a los infiltrados, desmentir a la ministra Bullrich cuando justificó el ataque a Grillo. El operativo policial fue absurdo y desmedido. La Policía Federal paraba personas en la calle para requisarlas y preguntar a dónde iban, e instaló inhibidores para que la prensa no pudiera hacer registros de forma aérea”.

Cuidar la calle

La preocupación por lo ocurrido en el centro porteño trascendió fronteras (ver recuadro) y motivó denuncias a nivel local e internacional, condicionando el accionar represivo en la marcha del 19 de marzo. Además, organismos de derechos humanos nacionales presentaron habeas corpus preventivos y cargaron contra al llamado “Protocolo Antipiquetes”.

“La Justicia federal monitoreó la marcha del 19 y el Ministerio de Seguridad fue un poco corrido del control de la movilización de ese día, y por eso no hubo incidentes. Esto indica el estado de cosas. Creo que estamos viviendo el deterioro más profundo desde el retorno de la democracia”, detalla Nadeo.

“No hubo un cambio de estrategia del gobierno después de la represión del 12. Si la gente no echaba a los infiltrados, el desenlace iba a ser el mismo, porque la gente que fue era la misma y la policía es siempre la misma. Quedaron escrachados plantando armas, poniendo infiltrados, dejando patrulleros y volquetes con cascotes. Ya nadie cree la mentira de la lucha contra la violencia”, aseveran desde CORREPI.

Jiménez recuerda que, el día de la movilización, en las estaciones de tren “se anunciaba por altoparlante que iba a haber represión, parecía una novela distópica, de George Orwell. Una movilización que no tuvo incidentes porque los mismos manifestantes echaron a patadas a los infiltrados. La conclusión es muy sencilla: no están en guerra contra los violentos, ellos son los violentos y están en guerra contra nuestros derechos y libertades democráticas”.

El giro autoritario

La luz de alarma se encendió el 12 de junio del año pasado, durante la represión en las inmediaciones del Congreso de la Nación a quienes protestaban contra la sanción de la Ley Bases. Ese día hubo cientos de heridos de distinta gravedad y 33 personas detenidas y criminalizadas, que finalmente fueron liberadas después de sufrir un verdadero calvario. Desde entonces cobra fuerza la pregunta sobre la posibilidad de un “giro autoritario” de la administración libertaria.

“Si no fuera por el funcionamiento, bastante formal por cierto, del Congreso de la Nación, podríamos decir que no hay Estado de Derecho en la Argentina. El presidente ha modificado por decreto una cantidad extraordinaria de normas y la mayoría de los legisladores ha convalidado las facultades extraordinarias. Estamos ante un gobierno autoritario, de extrema crueldad, que promueve desde los medios de comunicación y las redes sociales la persecución de quien piensa diferente, que advierte en los medios de transporte que va a reprimir una manifestación pacífica; por todo eso hablamos de fascismo”, detalla Nadeo.

En tanto para Jiménez “el gobierno nacional, desde el primer momento, tuvo la intención de extremar la represión en las calles, encrudecer la persecución política y lograr de la forma más rápida una posición autoritaria. Lo dijo el mismo presidente. Lo que no se logre mediante el Congreso, lo iba a sacar por decreto, y así fue”.

El otro interrogante que subyace es si hay consenso social para avalar un giro autoritario. “Lo del consenso social -asegura el referente de CORREPI- es más difícil de analizar. Esperamos que la gente que lo votó por desesperación revierta lo que creía al ver a los jubilados gaseados y golpeados, o que la nueva deuda los haga entender que este gobierno tiene un solo destino posible: un ajuste interminable e inhumano”.

El sol del 24

Es en este contexto, y en el de una política económica que empieza a dar señales de agotamiento, que el lunes las plazas de todo el país recibirán a cientos de miles de personas que se manifestarán por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Lo que allí ocurra, sin dudas, dejará marcas en la discusión pública y tendrá consecuencias en un escenario político donde la Casa Rosada ya no se siente tan cómoda.

“El 24 de marzo vamos a reivindicar la democracia, a decir Nunca Más al terrorismo de Estado, a seguir reclamando justicia y que nos digan dónde están los detenidos-desaparecidos de la dictadura militar. También a luchar contra la miseria planificada, porque en definitiva éste es el mismo modelo económico que el de Martínez de Hoz, ahora al servicio del gran capital financiero y de la explotación de los recursos naturales”, subraya Nadeo.

“Desde que los negacionistas -dice Jiménez- volvieron a salir de las sombras, donde se tendrían que haber quedado para siempre, el 24 de marzo tiene mucho más sentido. Hubo un retroceso muy grande en materia de derechos humanos y perdimos a muchas Madres y Abuelas. Se lo debemos a ellas y a los 30 mil. Hoy más que nunca tenemos que reafirmar nuestro compromiso para que haya una sola marcha, masiva y unificada. Todo el campo popular debe ir contra un mismo enemigo”.

La historia no se pinta en un paño fijo sino que se colorea todos los días. Y con diversos actores políticos y sociales empuñando el pincel. Pero será la sociedad en su conjunto la que determinará si predominarán los tonos vivos y alegres o los oscuros y tenebrosos. Tal vez mañana empecemos a saberlo.

29/07/2016

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