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La Argentina termina 2024 con el primer año de gobierno de Javier Milei y el excéntrico privilegio de ser el único país del mundo gobernado por un presidente que se define como anarcocapitalista.
Pero qué significa ser un país libertario, qué suerte corren o corrieron esas ideas y políticas en distintas partes del mundo, dónde y en qué medida el programa de la derecha extrema fue llevado a la práctica, con qué resultados.
Con estas preguntas a cuestas el economista y docente de la Universidad de Buenos Aires Guido Agostinelli recorrió diez países durante 2024. Se trata de naciones o pseudo naciones, pueblos, ciudades o territorios citados como modelo por la derecha radical.
Viajó a Singapur, Irlanda, El Salvador, Ecuador, Estados Unidos (Grafton), Italia (Cospaia), Paraguay, Argentina (Córdoba), Serbia y Croacia (Liberland), y contó lo que vio en “Experimento libertario. De las ideas a la realidad” (Aguilar).
“Milei está aplicando un programa de transición, que intentará que desemboque en un plan más extremo, cuyo rasgos centrales podemos ver en las distintas experiencias libertarias. Un plan que va a tratar de convalidar durante las elecciones del año próximo”, dice a
Agostinelli, quien también disecciona la narrativa anarcocapitalista en las redes sociales a través de Economía sin Falacias (@economiasinfalacias).

La Patria Libertaria
Liberland es un autoproclamado país libertario ubicado en una extensión de poco más de siete kilómetros cuadrados, en la frontera entre Serbia y Croacia. Nació de una particularidad. Ninguna de las dos naciones la reclama para sí (Terra Nulliuso tierra de nadie), ya que de hacerlo admitiría las fronteras establecidas por la otra y eso significaría, en los hechos, perder territorio.
Esta situación anómala despertó el interés del empresario checo Vít Jedli?ka, quien proclamó al microestado como nación independienteel 13 de abril de 2015, decidido a crear un país libertario de cero. Sin embargo, hoy Liberland no es reconocida por ningún otro país, con excepción de la tampoco admitida República de Somalilandia, ubicada en el denominado Cuerno de África.
“Cuando llegué no encontré prácticamente nada. Solo un establecimiento que intentan construir con ladrillos huecos y que Croacia destruye continuamente, objetando la altura del mismo. En definitiva, un proyecto de país solo reconocido por países que tampoco son reconocidos y con una organización social muy rara”, explica Agostinelli a
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Para ser ciudadano de Liberland “podés inscribirte a través de una página web y, según el aporte económico que hagas, tener una cantidad de ‘méritos’ asignados, los que a su vez definirá tu participación en la toma de decisiones de la flamante nación. Así, los millonarios van a tener mayor capacidad de voto que quienes solo pongan su trabajo o simplemente menos dinero”.
Pero lo fundamental de Liberland es que no hay impuestos. Ni Estado. Y que opera, básicamente, como un paraíso fiscal, según pudo constatar Agostinelli. El investigador señala junto con esto, un dato insólito: prácticamente ningún ciudadano del paraíso libertario puede habitar la flamante nación.
“Las condiciones son muy malas. No hay infraestructura. Lo que hacen es ir turnándose dos o tres personas para pasar una noche allí, porque de lo contrario no pueden reclamar el territorio como nación, ya que el derecho internacional establece que para ser un país tenés que tener habitantes”, subraya el autor de “Falacias libertarias. Cómo evitar caer en la estafa de moda”.
Para el economista, Liberland es poco más que “un experimento fallido”. Sin embargo, recuerda que cuenta con el apoyo del presidente argentino. “No sólo hay un video que circula por las redes sociales donde Milei dice que viene de Liberland y pide su reconocimiento, sino que allá me dijeron que tienen representantes en la Argentina”.
Cuidado con los osos
Otro experimento paradigmático es el de Grafton, un pueblo de poco más de 1000 habitantes en el norte de los Estados Unidos que los libertarios quisieron convertir en modelo a comienzos de los 2000, aprovechando su escasa población y una tradición republicana de fuerte impronta anti-estatal.
Para lograrlo, un centenar de militantes libertarios (muchos de ellos contactados a través de Internet) se mudaron a la comarca para desarrollar el llamado “Proyecto de Pueblo Libre”, que demostraría que “las ideas de la libertad” mejorarían la calidad de vida de sus habitantes.
“A través de la asamblea municipal lograron reducir tasas y no renovar el gasto público en seguridad, equipamiento, bomberos y recolección de basura. Esto último provocó el primer ataque de osos en la historia reciente del pueblo, ya que estos fueron avanzando en busca de comida, tarea facilitada porque no se recolectaba la basura en forma adecuada”, cuenta Agostinelli.
El hecho cobró notoriedad gracias al periodista estadounidense Matthew Hongoltz-Hetling, quien en 2020 publicó el libro "Un libertario se cruza con un oso", donde coloca a este hecho como emblemático del impacto que las ideas anarco-capitalistas pueden tener en la vida cotidiana.
Cuatro años después del ataque de un oso a una vecina, las cosas no parecen haber mejorado, según comprobó Agostinelli.“Grafton tiene hoy muy poca actividad económica. Por ejemplo, no tiene ningún comercio y para comprar comida o cargar nafta hay que trasladarse a otro pueblo. Muchos de los vecinos que viven desde siempre allí, incluso siendo republicanos, rechazan la invasión libertaria porque las cosas, lejos de mejorar, empeoraron”.
¿Una experiencia exitosa?

Agostinelli también se trasladó a Italia para investigar el “antecedente exitoso” que los libertarios (fundamentalmente en los Estados Unidos) ubican en la República de Cospaia, que existió entre 1440 y 1826 en lo que ahora es la región de Umbría, en el centro de la península.
Ubicada entre la República de Florencia y los Estados de la Iglesia, Cospaia tuvo una extensión de 3,2 kilómetros cuadrados y 250 habitantes, siendo gestionada por las grandes familias del lugar sin un estado centralizado. Aunque con un motor económico muy particular: el contrabando de tabaco.
“Cospaia fue una república sin impuestos que, cuando sus habitantes necesitaban un médico tenían que ir al Estado más cercano; tampoco tenían educación para toda la población. Usaban los servicios de otras repúblicas o regiones”, explica el economista, que se trasladó a Italia en busca de documentos históricos que convalidaran el mito libertario.
“Se sustentaba gracias al tabaco, que llegaba desde América, pero era ilegal en buena parte de Europa. Cospaia era así la tierra de los contrabandistas. Llegaban de todos lados para conseguir el tabaco que después vendían en sus países”, explica el economista.
La flamante república vivió durante siglos del contrabando de tabaco, cuyas plantaciones ocupaban casi toda su superficie. Cospaia llegó a su fin a principios del siglo XIX, cuando fue anexada por los Estados de la Iglesia, “que pagó a cada una de las grandes familias del lugar una moneda de plata, poniendo fin al experimento”, según refiere el especialista.
En Córdoba ya se consigue
En su recorrido por el universo libertario, Agostinelli también hizo una parada en Córdoba, donde la Libertad Avanza tiene dos intendencias: Rayo Cortado y Villa El Chacay. “Allí están haciendo todo al revés de lo que profesan”, anticipa.
“Comprobamos un aumento de los empleados públicos, es decir, contrataron más empleados y les pagaron mayores salarios. Hay una contradicción entre el apoyo a Milei y la expansión del municipio. Por ejemplo, se quejan del costo de la electricidad, esperan que lleguen obras, como todos los municipios del país, pero las reclaman al gobierno provincial y no al gobierno nacional”, apunta.
En este contexto, Agostinelli constató que los habitantes de esos pueblos mantienen su afinidad con el intendente, con quien comparten la vida cotidiana, como sucede en toda población pequeña. Incluso en Los Chañaritos, también en Córdoba y donde Milei obtuvo el 91% de los votos, “la gente pedía darle un año de tiempo al gobierno para ver qué pasa, pero esta muy confiada”.
Paraguay y la tierra prometida
Cuando Agostinelli comenzó a estudiar las premisas libertarias y qué relación tenían éstas con la realidad no encontró un modelo en Irlanda o Singapur, países citados con frecuencia por Javier Milei y a los que también visitó. Tampoco en Estados Unidos o Israel, referentes geopolíticos del primer mandatario. Sino en Paraguay.
“Irlanda -detalla- tiene una alícuota del IVA del 23% y una presencia estatal fenomenal, con una empresa pública que provee agua gratuita y potable para toda la población; en Singapur, el 20% de PBI se explica por una empresa estatal, Temasek Holdings, que incluye a la aerolínea de bandera Singapore Airlines,y uno de los planes de vivienda más exitosos del mundo, con más del 90% de la población con vivienda propia, gracias a la expropiación de tierras. Dos modelos que no tienen nada que ver con lo que Milei dice que hay que hacer”.
A Agostinelli, en cambio, el modelo de la Libertad Avanza, basado en la reducción de impuestos y en una drástica caída del gasto público, lo llevó a Paraguay, que tiene “una presión tributaria casi tres veces menor a la Argentina y cuyo presidente dice ‘Milei me está copiando’ ”.
Y detalla: “Allí hay menor presión tributaria, menor gasto público y un estado altamente ineficiente. Los economistas paraguayos que entrevisté me decían que ante algún problema de salud cruzan a Brasil o Argentina, la misma lógica de usar los servicios del vecino que vimos en experiencias como la Cospaia o Liberland. Y tampoco atraen inversiones. Apenas un 1% de Inversión Extranjera Directa, lo cual es muy bajo”.
Sin embargo, parecen estar allí las premisas para la Argentina. “Con un crecimiento estable, que gira entre el 3 y el 4 %, una inflación anual en torno a esos valores y una economía también estable, pero muy pobre, donde uno de cada tres trabajadores apenas llega a superar el salario mínimo, y muy informal, con más del 60% de informalidad laboral, Milei nos lleva más a un modelo de estas características que aquellos que cita en sus libros o discursos”.
Del dicho al hecho
La Argentina llega a 2025 como uno de los principales focos de atención de quienes siguen el fenómeno libertario. Es que, como constató Agostinelli durante su periplo, hay distintos experimentos en marcha, pero ninguno en un país cuya economía ocupa el lugar 24 en el ranking elaborado por el Banco Mundial.
Sin embargo, los recorridos no son lineales y lo que se quiere hacer no siempre coincide con lo que se hace. “Paradójicamente, la estabilidad que vivimos es producto de la intervención estatal, muy fuerte en el mercado de cambios. De hecho es esto lo que hizo que el dólar se estabilizara, e incluso bajaran los dólares paralelos, lo que a su vez condujo, junto con la recesión, a una estabilización en los precios”, destaca Agostinelli.
Y completa: “Esto va de la mano con el aspecto social, donde todos los indicadores dan mal: aumento de la pobreza, caída del salario, aumento del desempleo. Pero donde mejor se ve el ideario libertario es en el funcionamiento del Estado, que nunca estuvo tan a la deriva ni funcionó tan mal como ahora”.
La pregunta que subyace es hasta donde y en qué medida Javier Milei está dispuesto a llevar adelante las ideas que sostienen experiencias como las de Liberland, Grafton o Cospaia.
“Creo que Milei -opina Agostinelli- está pensando en un gobierno de transición que conduzca hacia un modelo libertario, anarcocapitalista. Creo que es eso lo que quiere hacer y aquello que, según vimos en las distintas experiencias que recorrimos, es imposible de realizar”.
Utopía y realidad
Más allá de las posibilidades y de la suerte que corrieron las distintas experiencias, la utopía de la derecha radical se mantiene unificada a partir de la eliminación del Estado o de su reducción a la mínima expresión.
En su recorrido por el mundo libertario, Agostinelli identifica “a los partidarios del anarcocapitalismo, que promueven la erradicación completa del Estado, y a los del minarquismo, que limitan a este a la seguridad, fundamentalmente a la seguridad exterior, y al sistema judicial. Si a esta última opción le sumás salud y educación, encontrás a un liberal más que a un libertario”.
Etiquetas al margen, “Milei ha manifestado que, filosóficamente, es anarcocapitalista, pero que en la realidad es minarquista. Lo cierto es que hasta ahora no ha podido profundizar ni en una corriente ni en la otra”, suma el especialista.
Los experimentos libertarios fallaron donde se han intentado. Si esta tendencia se mantiene, la pregunta será entonces otra. Aquella que nos interrogará sobre el costo, la duración, las consecuencias. En cualquier caso, será la sociedad argentina la que tendrá que establecer un límite. Y marcar una nueva dirección.
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