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Tres referentes de la lucha por la defensa de los Derechos Humanos de Neuquén, Raúl Radonich, Wálter Pérez y David Lugones, coincidieron en destacar las similitudes entre los programas económicos del ex ministro de la dictadura cívico militar José Martínez de Hoz y el presidente Javier Milei.
A horas de la convocatoria a una nueva marcha nacional por el Día de la Memoria, en la que se recuerda el 24 de marzo de 1976 como el inicio de una de las etapas más trágicas de la historia reciente del país, requirió su testimonio.
Raúl Radonich,ex detenido-desaparecido en el centro clandestino de detención La Escuelita, secuestrado el 13 de enero de 1977; fue diputado provincial, fundador del partido Justicia, Democracia y Participación (JDP) y titular de la Anses en Neuquén.
-¿Qué connotación especial tendrá este 24 de marzo respecto de los anteriores?
-Estamos viviendo un retroceso tremendo en todos los temas que hacen a DDHH por parte de un gobierno negacionista, en todo lo que implica el ajuste en términos de calidad de vida que ha recaído sobre los jubilados, los trabajadores, los asalariados en general y que tiene implicancias ese ajuste en las políticas sociales. Hay un desmantelamiento de políticas que tienen que ver con la salud y el bienestar de la sociedad. Se está destruyendo el sistema científico nacional. Esto nos hace ver que estamos ante un grave retroceso en la calidad de vida de los argentinos, de nuestros derechos e indudablemente tiene muchas semejanzas con la etapa que se inaugura el 24 de marzo de 1976. Con la diferencia fundamental y preocupante: este gobierno fue electo por la mayoría de la sociedad argentina, en cambio la dictadura del 76 se impuso a través de un golpe prohijado por las fuerzas armadas y sectores empresariales y eclesiásticos que tenían un objetivo refundacional para la Argentina, y en eso sí hay semejanza.
Este gobierno apunta a refundar una nueva sociedad donde el Estado va a estar ausente y el mercado será el asignador de los recursos. Y esto viene de la mano con el objetivo que tuvo la dictadura que es modificar de plano la estructura social de la Argentina, y que no podemos desconocer que tuvieron éxito porque ese país anterior al 76 dejó de existir. Argentina era un modelo en toda América Latina de un estado de bienestar, es decir un estado integrado socialmente con un desarrollo económico y social importante, donde la distribución del ingreso era del 46 por ciento para los trabajadores, y al final de la dictadura era del 32 por ciento; donde la deuda externa era aproximadamente de 5 mil millones de dólares y al final de la dictadura era de 45 mil millones de dólares, y una gran destrucción de la pequeña y mediana industria, es decir todo un tejido productivo que generaba miles de puestos de trabajo que se fueron destruyendo y dejando en el desamparo a todas esas familias. Ese país que la dictadura pudo modificar utilizando el terrorismo de estado, que no fue una creación de mentes enloquecidas o sedientas de sangre. El terrorismo de estado fue una planificación muy racional para, a través de esa violencia, disciplinar a la sociedad y que aceptara el modelo impuesto por Martínez de Hoz y su equipo.
Porque una sociedad como la de ese momento en la Argentina, con un alto grado de organización sindical, política, estudiantil, movilizada y con un desarrollo económico y social importante no iba a aceptar mansamente el recorte de esos derechos y de su bienestar, sólo lo pudieron hacer a través del terrorismo de estado que disciplinó a la sociedad.
La diferencia ahora es que ese disciplinamiento lo han logrado, en parte, gracias a la contención de la inflación que capitaliza Milei a través de este brutal ajuste, pero que está sostenida muy artificialmente a través de un dólar atrasado. Y hay una apelación permanente a la utilización de la violencia estatal; lo más gráfico fue este miércoles pasado cuando desplegaron una parafernalia de fuerzas de seguridad para atemorizar a la sociedad para que no concurriera a la movilización acompañando a los jubilados, con un despliegue de fuerzas de seguridad y comunicados que se escuchaban y veían en las estaciones de trenes donde decían que se iba a reprimir.
-No es peligroso que se haya naturalizado la represión?
-Es muy peligroso y dañino porque no se puede vivir en una situación de represión permanente en un supuesto estado democrático. Los militares lo consiguieron a través del terrorismo de estado en un gobierno impuesto por la fuerza. Este gobierno fue electo por la voluntad popular con un modelo económico que tiene semejanzas con el de Martínez de Hoz donde la valorización financiera se pone por encima del aspecto económico. Pero sí es muy peligrosa esta situación. De todos modos el pueblo argentino tiene reservas, historia, capacidad de resistir y creo que esta resistencia está empezando a no aceptar mansamente este disciplinamiento que el gobierno nacional, a través de Milei, Bullrich, quiere llevar adelante.
-Este 24 de marzo el gobierno nacional volverá a difundir un spot en el que reivindicará la teoría de los dos demonios. ¿Es otra provocación?
-El gobierno vive en un estado de provocación permanente para distraer del objetivo central que tiene en lo económico. Esto no tiene sustento porque hay centenares de fallos de la Justicia, que no fue una Justicia especial sino la ordinaria, la que ha determinado al terrorismo de estado como una creación del poder de la dictadura que ejercieron sobre una sociedad para posibilitar la implementación de ese modelo económico. La concepción del terrorismo de estado contradice la teoría de los dos demonios.
Wálter Pérez, periodista, ex jefe de la agencia Télam cerrada tras la asunción de Javier Milei y presidente de la Asamblea por los Derechos Humanos de Neuquén.
¿Cómo se llega a este 24 de marzo en el contexto del gobierno libertario?
-En la marcha del 24 de marzo del año pasado nosotros cuestionábamos el tema del negacionismo que Milei esbozó ya en la campaña electoral: negaba el terrorismo de estado y los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Transcurrido este primer año de gobierno, la situación ha sido mucho más grave porque entendemos que se han vulnerado derechos sociales y políticos y esto quedó en claro con los últimos acontecimientos con la salvaje represión que se ejerció contra los jubilados y contra quienes los acompañaron en las movilizaciones.
Pero además, con acciones represivas que no veíamos desde la dictadura: por ejemplo que en las estaciones de trenes o de colectivos controlen a las personas con sus documentos y datos personales. Eso era propio de la dictadura que cuando te veían en la calle te paraban, te pedían documentos y si no los tenías te llevaban en cana. No hago una analogía con la dictadura, porque la dictadura no se puede comparar con otra cosa, pero sí con algunas decisiones que se toman desde el gobierno nacional que apuntan a acciones de persecución y represión, lo que agrava la situación de los DDHH en toda la argentina.
-¿Cómo será la marcha de este año?
-Así como el año pasado fue multitudinaria no solo en Neuquén sino en el país porque ya se anticipaba lo que iba a pasar en la Argentina, nosotros estimamos que este año va a ser tanto o más grande la cantidad de población que va a salir a la calle. Hay un elemento muy interesante que, después de muchos años, en Buenos Aires se logró la unidad de todos los sectores para marchar juntos, cosa que no se había podido lograr en mucho tiempo. Siempre hubo hasta tres marchas el mismo 24. Este año habrá una marcha única y eso es un elemento demostrativo de cuál es la reacción de las organizaciones ante semejante atropello. En Neuquén, como históricamente fue, habrá una sola marcha convocada por todos los organismos y encabezadas por las Madres de Plaza de Mayo y esta tendrá la característica que será la ausencia de Inés Ragni. Será Lolín Rigoni la que hable en su nombre. Tenemos mucha expectativa de que masivamente la población salga masivamente a manifestarse.
-¿Qué gravedad le otorgan los organismos al desmantelamiento de, por ejemplo, la ex ESMA, el ministerio de la Mujer y la secretaría de DDHH?
-Va en línea con esta política nefasta del gobierno nacional. Lo que costó tanto poder construir, con planteles de profesionales de primera línea que vienen desarrollando una experiencia muy importante en todos estos ámbitos, o tener un archivo excepcional de todo el material que se logró recoger durante la dictadura, el Banco Genético. Desmantelar esas áreas tiene que ver directamente con el negacionismo y con la imposibilidad que quiere plantear el gobierno, pero no lo va a conseguir, de poder profundizar las investigaciones porque, recordemos que todavía se calcula que son más de 300 los nietos apropiados por la dictadura. Son personas que tienen entre 45 y 50 años de edad, pero ya llevamos 139 nietos recuperados y se van a seguir recuperando. Y eso contribuye a la memoria colectiva que no va a permitir el olvido que quiere implantar el gobierno.
-El gobierno volverá con un spot similar al del año pasado para el 24 de marzo, en el que reivindica la teoría de los dos demonios y de la supuesta guerra que ocurrió en Argentina entre 1976 y 1983. ¿Qué piensa de eso?
-Es una provocación y un nuevo elemento que se suma a esta política negacionista. Milei ha dicho que él está disputando una batalla cultural, y la va a perder. Porque lo demuestran las manifestaciones. Cuando hablamos de 24 de marzo está claro porque no solo tenemos que mirar una marcha, sino que debemos observar toda la movilización que hay en el país y las actividades que en el mes de la Memoria se organizan en toda la Argentina. Esa es una clara demostración que nada se olvida. Estoy absolutamente convencido que esa batalla cultural la estamos ganando. Y un ejemplo de esto es la gran demanda que hemos tenido este año en los colegios. Hay muchos docentes que están comprometidos con el tema, incluyeron en la currícula trabajar el tema 24 de marzo. Y en verdad no damos abasto; tratamos de cubrir todos los pedidos de ir a los colegios que son intercambios de ideas, no demasiadas exposiciones. Nos gusta escuchar a los y las adolescentes, qué piensan, qué dudas tienen. Por eso tenemos mucha expectativa porque ahí están los futuros dirigentes de las organizaciones sociales o políticas. Un ejemplo de que Milei no va a ganar la batalla cultural lo dan las canchas de futbol. Cuando terminaba la dictadura, las hinchadas gritaban ¡se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar!... y hoy las tribunas de las canchas han insultado a Milei por la barbaridad de la represión salvaje de los últimos tiempos de Bullrich. Y esos son elementos muy interesantes a tener en cuenta. Para nosotros son muy significativos.
David Lugones, periodista, ex detenido desaparecido y autor del libro “El Remate”, en el que aborda con una mirada muy crítica las privatizaciones durante el gobierno de Carlos Menem.
-Teniendo en cuenta el contexto del país al que nos ha llevado el gobierno de Javier Milei ¿qué connotación especial tiene este 24 de marzo?
-Este 24 de marzo es totalmente distinto porque nos encontramos frente a un gobierno de derecha, conservador, con hechos y circunstancias que apuntan a que no haya memoria de lo que ocurrió ese 24 de marzo de 1976. Busca que perdamos la memoria; él niega la memoria e intenta por todos los medios que se pierda la memoria. Eso es porque quieren repetir en el marco de una democracia, conceptos, ideas y acciones como lo hizo la dictadura militar.
-¿Qué intenta rememorar el gobierno?
-Lo primero que llevan adelante es el mismo plan económico y que fue la causa fundamental del golpe de Estado del 76. Es decir el terrorismo de estado no fue una concepción maquiavélica o nefasta en el sentido de personajes malvados, sino para llevar adelante un plan económico que es el mismo que ahora quiere consolidar el gobierno de Milei. Por ejemplo: la deuda externa, que en 1976 apenas alcanzaba a 6 mil millones de dólares, era insignificante en el PBI de nuestro país; cuando se fue la dictadura era de 45 mil millones de dólares con lo cual comenzó, hasta el día de hoy y a pesar de los distintos gobiernos populares que tuvimos, como una espada de Damocles por los condicionamientos que impone el FMI. Parece que 45 mil millones es el número maldito para el país, porque después que Néstor Kirchner logró saldar la deuda externa, vino el gobierno de Macri y otra vez la deuda creció a los 45 mil millones de dólares. Ahora esta gente, con ese mamarracho de no saber siquiera por cuántos miles de millones de dólares nos vamos a endeudar aún más. La libre importación que destruyó por completo no solo a la pequeña y mediana empresa sino a las economías regionales. Durante la dictadura, algunos de los que reaccionaron aunque tardíamente, fueron los fruticultores de la zona que no podían vender ni una manzana ni una pera en ningún lado. Y esto es lo que sucede hoy. Es parte de la destrucción de las economías regionales y las miles de pymes que se fundieron en nuestro país. Eso es lo que está pasando hoy con la caída del consumo y el aumento de la desocupación, y de la pérdida del poder adquisitivo de los salarios que fue otra de las consecuencias de la dictadura que costó tanto recuperar y hoy se repite. El otro aspecto central del modelo económico es el nacimiento del brutal poder político de los sectores financieros, los bancos, que antes no existían. Hoy sigue siendo el sector beneficiado de la mano de Caputo y de Milei con este modelo económico que se lleva puesto a la industria. En definitiva, este es un gobierno que solo favorece exactamente igual que la dictadura, a los sectores exportadores de granos, de carne, al financiero y se ha incorporado ahora el sector energético y minero, que son los otros grandes beneficiados por el modelo económico. Todo eso está emparentado, entonces ¿cómo no van a querer negar todo lo que sucedió para que el pueblo argentino tropiece una y mil veces con la misma piedra?.
¿Una de las deudas de la democracia, entonces, es el juzgamiento de los civiles cómplices de la dictadura que son los que hoy detentan el poder?
-Este también es un llamado y una reflexión que hace con mucha fuerza. Porque ¿cómo podemos olvidarnos de un presidente como Raúl Alfonsín que tuvo el coraje y la valentía para juzgar a las juntas militares, que luego vienen los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner que completan todo ese juzgamiento por el que logramos que Videla haya muerto condenado en una cárcel junto con tantos genocidas, y aceptar codo a codo que niega todos esos hechos?. Ni que hablar de esa complicidad a ese plan económico que fue el eje fundamental por el cual los sectores económicos, más los eclesiásticos que avalaron estos hechos y algunos de la población civil que también en su primer momento la avalaron, intentan que se borre de la cabeza de los argentinos lo que sucedió porque quieren implementar lo mismo desde la propia democracia. Y el otro concepto central tiene que ver con esta idea de que el que piensa distinto hay que borrarlo del mapa. Hoy ya no con la fuerza de las armas y el terror, sino con grupos de medios de comunicación, redes sociales, la noticia falsa y la complicidad absoluta de sectores importantes del Poder Judicial que permiten esta idea de que el que piensa distinto debe ser desaparecido como una nueva forma de desaparición política, social, cultural, de tal manera que no exista más.
-¿Y en ese contexto se da el desmantelamiento de la secretaria de DDHH, de la ex ESMA o el ministerio de la Mujer?
-Van a poner en práctica nuevamente esa mentira que usan permanentemente, ahora denostando a la secretaria de DDHH de la Nación que tanto hizo para conservar esa memoria durante tantos años. Y en estos días, así como niegan los 30 mil desaparecidos y a esta historia, van a negar todo lo que hizo el Estado Argentino para que la memoria perdure. Pero en esto se equivocan, porque una y otra vez como pueblo argentino vamos a volver a renacer de esta situación como siempre lo hemos hechos, en las banderas de Memoria, de Verdad y de Justicia, de democracia, diálogo, justicia social. Todos estos conceptos van a volver a renacer, porque afectan a todo el pueblo. Lo inédito es que han logrado en democracia esto, pero son muy inestables esos conceptos que han logrado. Lo vi charlando con jóvenes en las escuelas. Intentan borrar la memoria una y mil veces con una violencia que se aproxima tanto a la dictadura militar que aun en democracia es como que estamos al borde, con la violencia represiva, cuando es un jubilado, la idea del enemigo que hay que destruir, con los sectores más humildes a los que llaman planeros, o los mapuches, los trabajadores, los jubilados, las universidades. Es decir todos los que piensan distinto.
¿Le preocupa que se naturalice la represión?
-No, el pueblo argentino nunca va a naturalizar, después de lo ocurrido en la dictadura militar, la violencia para eliminar al otro. Está marcado a fuego en la sangre de los argentinos. Hoy en la escuela, al final de un acto, con 600 chicos, una chica de primer año tomó el micrófono y llorando contó que el hermano de su abuelo había sido desaparecido. Y yo pensaba que pasaron casi 50 años y acá está, una joven estudiante que puede dar testimonio. Se quebró llorando cuando contó, con una valentía tremenda, que el hermano de su abuelo había sido desaparecido. Me conmovió. Y pasaron 50 años.
-Hoy por hoy se analiza más al gobierno de Milei por la “buena noticia” de contener la inflación, aunque sabemos que es ficticio, y en un segundo plano estaría la cuestión de los derechos humanos. ¿Es así?
-Hasta el miércoles pasado, con esa brutal represión, creo que la mayoría de los argentinos se conmovieron viendo como los palazos y los gases a los jubilados o al fotógrafo. Por un lado corre este tema de la inflación y por otro esta situación. Creo que así como hay un sector de la sociedad con alguna expectativa en todo lo demás, de pronto estos hechos o el escándalo de las criptomonedas, de pronto vuela por los aires un montón de expectativas respecto del gobierno. Y ni hablar de cuando uno va al supermercado. Entonces uno dice, acá hay algo que no me cierra. En definitiva, estamos en un tembladeral, y ni hablar si llega a haber un proceso inflacionario producto de una devaluación. Un tembladeral que van a tratar de contener por esta vía de denostar y que todos seamos subversivos. Este sería el nuevo mecanismo de eliminación de quienes piensen distinto. En la dictadura recuerdo que cuando salí de estar preso me preguntaban por qué estuve preso, y uno no podía explicar mucho. Pero mi frase era porque pienso distinto a los militares. Y ahí se entendían un montón de cosas, porque era la razón de fondo. Pensar distinto, no estar de acuerdo. Y hoy es lo mismo. Ellos intentan que el que piensa distinto sea tildado con algún mote y aplican lo de la desaparición política o social o estigmatizar. Y no lo van a lograr.
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