Neuquén
29/10/2021

Menos mal que hay "centralismo porteño"

Menos mal que hay "centralismo porteño" | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El gobierno de Omar Gutiérrez quiere precios dolarizados e internacionales para el gas y el petróleo. Por fortuna, hay una política energética que mira el interés común del mercado interno. La dirigencia del MPN quedó anclada en una lectura oxidada de lo que significa ser centralista.

Gerardo Bilardo

Si fuera por la dirigencia que tiene poder de mando en el Movimiento Popular Neuquino (MPN), el precio del barril de petróleo tendría que pagarse hoy por encima de 85 dólares y abandonar el precio interno de 53 para la liquidación de las regalías y de 61 para el que se exporta. La misma pretensión de acompañar "al mercado" corre para el precio del gas que en Argentina se paga 2,7 dólares por millón de BTU mientras que en Europa llegó a cotizar por encima de 50 dólares.

No es difícil imaginar lo que sucedería en la economía interna si a las productoras de gas y petróleo se les liquidara con esos valores. Subiría el precio de las naftas, aumentaría hasta límites impagables la tarifa de gas para consumos domiciliarios e industriales y, como insumos esenciales de la rueda de la economía, esos precios contribuirían a acelerar más la inflación y crecería la pauperización.

La dolarización del mercado de los hidrocarburos ya se padeció en el país durante el macrismo, etapa en la que el partido de gobierno de Neuquén fue feliz porque su recaudación en regalías aumentaba y el vínculo de asociación que tiene con las empresas de la industria petrolera transitaba sin tensiones. Claro que este camino se abrió paso mientras sectores importantes de la economía y de la población cayeron en desgracia: se aceleró la destrucción de empresas y puestos de trabajo, creció la inflación, se entró en un proceso de devaluaciones constantes y se endeudó al país en 44 mil millones de dólares para fugar divisas y tratar de sostener a una gestión que no defendió nunca los intereses del pueblo.

Hoy Argentina tiene una política energética que protege a la industria con subsidios cuando el precio del petróleo cae por debajo de determinado precio, pero al mismo tiempo cuenta con un techo para cuidar al mercado interno de saltos como el actual; y un plan de incentivo para aumentar la producción de gas concebido con el mismo criterio. Ambas políticas sostuvieron a Vaca Muerta en tiempos de crisis y le permitieron despegar con velocidad cuando las condiciones mejoraron.

Pero Neuquén, la provincia con recursos de gas y petróleo más amiga de las empresas del ramo, se comporta como las compañías que producen hidrocarburos: aceptan la solidaridad de todos los argentinos con los millonarios subsidios del Estado cuando las empresas van a pérdida, pero ni bien se recompone el mercado petrolero van por todo y pierde de vista el principio del bien común como rector de políticas inclusivas.

En la presentación del anticipo del proyecto de ley del presupuesto del próximo año, los funcionarios de la provincia se ocuparon en marcar los diferentes valores del barril de petróleo en el mercado. Fue una queja y al mismo tiempo una forma engañosa de vender la falsa idea de que algo puede ser bueno para el conjunto, cuando en realidad solo lo es para unos pocos.

Esta semana, en ocasión de exponer sobre la curva de crecimiento de producción en Vaca Muerta, una declaración de Omar Gutiérrez fue directamente al grano con una queja sobre el precio interno. Destacó lo ya mencionado -que el gas se paga "muy por debajo de lo que cuesta adquirirlo en el mundo"-? ? y sostuvo que "neuquinos y neuquinas" son los que están subsidiando ese precio. El gobernador nunca reconoció que los argentinos y las argentinas subsidiaron a la industria, y a la provincia, con el llamado "barril criollo" cuando el negocio no anda bien. Y la batería argumental estuvo acompañada de épica emepenista contra el centralismo. "No se puede decidir allá lejos sobre quienes no viven con nuestra realidad", dijo el gobernador.

Rolando Figueroa, candidato a diputado nacional por el MPN, es otro de los enamorados de la militancia contra el "centralismo porteño". El ex rebelde del 2018 va mechando en su discurso de campaña la idea de "neuquinidad" y frases hechas al estilo "Neuquén debe cuidar sus recursos de una embestida muy importante que hay desde el centralismo porteño".

Menos mal que en ocasiones como estas hay un "centralismo porteño" decidido a defender el interés del conjunto y no el de las partes pequeñas pero poderosas. La dirigencia del MPN quedó anclada en una lectura oxidada del significado de centralismo porteño, una definición que la historia utilizó para identificar a los intereses concentrados de la Pampa Húmeda y a sus defensores, que siguen existiendo, pero que ya no tiene lugar geográfico asignado. El centralismo puede ser porteño, pero también neuquino, mendocino o cordobés. Hoy se explica por la mayor o menor permeabilidad que tienen los gobiernos locales frente a las presiones de los intereses económicos concentrados que por la épica de las luchas federales.

29/07/2016

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