Informe Especial
10/12/2017

Se vende la “casa de Hitler” en la Patagonia

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Un portal alemán ofrece en venta la estancia Inalco que tiene 452 hectáreas y 5 km de costa sobre el Nahuel Huapi, derca de Villa la Angostura. Fue diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo y construida en la década del ’40 del siglo pasado. Para algunos allí vivió el mismísimo Führer junto a su esposa Eva Braun luego de escaparse de Alemania.

A un valor de casi 22 millones de Euros un portal alemán que vende propiedades en Francia, Alemania, Países Bajos, Brasil, Argentina, Bulgaria y España, tiene en venta la mansión conocida como la supuesta casa de Hitler en la Patagonia Argentina. Los herederos del ex banquero José Rafael Trosso son los propietarios.

La estancia Inalco tiene 452 hectáreas y 5 km de costa sobre el Nahuel Huapi. Fue diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo y construida en la década del 40.

Investigadores e historiadores disienten en las versiones acerca de si el Führer se suicidó en su bunker el 30 de abril de 1945 cuando Berlín cayó en manos de los soviéticos o se escapó de Alemania, primero a España y luego hacia la Patagonia.

Para algunos la mansión albergó a Adolf Hitler y Eva Braun luego de su supuesto escape de Alemania. Para otros, es sólo un mito que sirve para atraer al turismo. 

El clasificado indica además de la extensión y la ubicación del inmueble que posee un muelle de madera de coihue y una rampa para lanchas. Es una fastuosa residencia veraniega, diseñada por el arquitecto Alejandro Bustillo. Algo muy especial y jerárquico ideal para desarrollos inmobiliarios y turísticos.

El aviso no menciona que por ser zona de frontera, los extranjeros que no estén nacionalizados o naturalizados, no pueden adquirir propiedades al menos que cuenten con un permiso especial del ministerio del Interior de la Nación. Bueno; al menos eso dice la Ley.

Historia de la casona

Según reconstruyó el historiador e investigador barilochense Abel Basti en uno de sus libros sobre Hitler, los terrenos originalmente pertenecían a los italianos Primo Capraro y Federico Baratta.

El lote de Inalco fue vendido por el hijo de Primo Capraro a Enrique García Merou, un abogado porteño conectado a la alta sociedad de entonces y vinculado a empresas de capitales alemanes que habrían colaborado con la huida de decenas de agentes nazis hacia la Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial. 

García Merou compró el lote alrededor del 40 y contrató al reconocido arquitecto Alejandro Bustillo autor del hotel Llao Llao, el Hotel Provincial de Mar del Plata y otras importantes obras arquitectónicas, para que diseñara la casa. 

Los planos originales de la granja y la fachada de la casa principal, firmados por el mismo Alejandro Bustillo, tienen fecha de marzo de 1943.  El constructor italiano Pedro Longaretti, que también construyó la Residencia El Messidor, fue quien la edificó, con un grupo de trabajadores chilenos.

Distintos autores señalan la vinculación de Merou con Juan Domingo Perón y la venta posterior de la propiedad a Jorge Antonio, supuesto testaferro del ex presidente y representante de la empresa Mercedes Benz en la Argentina. 

Durante varios años el complejo sirvió como fuente de trabajo para numerosos pobladores. Por eso, antiguos vecinos descartan la posibilidad de que alguien tan conocido cono Hitler hubiera estado ahí y que no se filtrara alguna información. 

A mediados del ´50 la casa quedó abandonada y en los ´70 José Rafael Trosso, ex presidente del Banco de Intercambio Regional (BIR), compró la propiedad. Trosso invirtió mucho dinero y mejoró las instalaciones. 

Por esos años el banquero también adquirió el hotel Correntoso, aledaño a Inalco. El contador de ambas propiedades habría sido Juan Mahler, quien en realidad resultó ser Reinhard Kopps, ex oficial de la SS descubierto en Bariloche en el 94 por la cadena de noticias norteamericana ABC. Kopps murió en septiembre de 2001. 

Kopps fue quien señaló a la prensa a Erich Priebke, acusado de la masacre de las Fosas Ardeatinas, por ese entonces destacado miembro de la sociedad barilochense. 

Ambos habían llegado en Bariloche en la posguerra. Priebke, quien fue desterrado y juzgado por sus crímenes de guerra en Italia, dirigía en Bariloche el Instituto Primo Capraro, propietario original de la tierra donde se construyó la casona. 

Al poco tiempo de comprarlo Trosso vendió el Hotel Correntoso y se quedó sólo con la propiedad de Inalco. 

El banquero tenía vinculaciones con Martinez de Hoz y Eduardo Emilio Massera. En los 80 se produjo la quiebra del BIR uno de los fraudes más importantes de la historia del país- y Trosso escapó. Estuvo prófugo en México durante décadas. 

Tras el escándalo el complejo quedó abandonado y fue saqueado. Personal que trabajó en la casa asegura que en distintas hosterías y casas de La Angostura hay muebles y hasta puertas de la antigua propiedad. 

En 1993 la Fundación Hölters, del colegio Alemán de Buenos Aires, alquiló la propiedad para convertirlo en un complejo destinado a los viajes de estudios de sus alumnos y de otros colegios. La casa fue abandonada y nuevamente saqueada.

La “casa de Hitler”

Los investigadores que consideran que Hitler escapó de Berlín discrepan en el modo en que lo hizo -avión o submarino-, pero coinciden generalmente en que el destino final de su viaje fue la Argentina. También concuerdan en que vivió en el sur del país y que durante algunos años lo hizo en la residencia Inalco, un complejo ubicado cerca de Villa La Angostura.

Hay varios datos llamativos en torno a Inalco por lo menos dudas que, para algunos, alimentan el mito. Señalan que la disposición interna de la casa principal y parte de la fachada es “asombrosamente” similar al Berghof, la casa de descanso que Hitler tenía en la zona montañosa de Obersalzberg, en los Alpes Bávaros.

El primero en relatar la historia fue el historiador italiano Patrick Burnside, quien a principios de 2000 sostuvo en su libro “El escape de Hitler” que el líder nazi reprodujo en la cordillera argentina el estilo de vida que llevaba en Berghof, su casa en los Alpes.

Según Burnside, en Inalco se repetían las excentricidades arquitectónicas que Hitler y su esposa, tenían en Alemania: dormitorios conectados por baños y vestidores, una casa de té junto a una minigranja o un bosque en la parte trasera que cortaba el campo visual desde afuera.

El barilochense Abel Basti señala que además en aquella época se importaron ejemplares de vacas lecheras desde los Alpes Suizos, que era una excentricidad de Hitler, que exigía que sus quesos, su crema y su manteca sean de esos animales. Los planos para la construcción fueron escritos en alemán, idioma que Bustillo no manejaba.

La casa fue construida mirando hacia el sur, a contramano con casi todas las casas de la Patagonia, lo que la transformaba en una casona particularmente fría. Todas las residencias de Hitler se destacaban por el frío, probablemente por cuestiones relacionadas con su salud. Lo mismo ocurre con la disposición de los dormitorios principales.

Su construcción demandó una gran inversión millonaria en dólares, fue emplazado en un lugar alejado y de difícil acceso y contaba con una pequeña villa paralela autosustentable, con usina propia, cultivos y animales. 

El único camino terrestre era una huella de montaña y no había puentes para cruzar el río Correntoso, cuando allí vivía Hitler según los historiadores.

De esta manera, el camino más fácil para que sus moradores entraran y salieran era por el lago Nahuel Huapí. Esto limitaba las posibilidades a una embarcación o un hidroavión. Estas opciones no hacen más que alimentar las sospechas de que Inalco fue construida allí y de esa manera para evitar miradas indiscretas y para controlar la seguridad del lugar.

En su época de esplendor contaba con un chalet principal con un gran salón con hogar y ventanales que permitían apreciar el imponente paisaje conformado por el Nahuel Huapí y las montañas. Tenía además una plaza con una fuente de piedra y dependencias complementarias, como un establo, destinadas al autoabastecimiento.

La vieja propiedad contaba además con un pequeño hangar para hidroaviones y emplazamientos que parecen haber estado destinados a vigilar el complejo.

La otra historia

Varios autores, entre ellos el nombrado Abel Basti, investigador y autor de innumerables publicaciones sobre el tema dese hace más de 25 años, sostienen que Adolf Hitler no se pegó un balazo en su búnker secreto bajo la Cancillería de Alemania.

Según esta hipótesis, el Führer no se suicidó ni los nazis incendiaron su cuerpo antes de que el Ejército Rojo hallara el refugio en Berlín. En realidad, afirman, Hitler huyó a España en abril de 1945, después escapó a bordo de un submarino a la Patagonia argentina con el aval de los Estados Unidos y la complicidad de personajes muy cercanos a Juan Domingo Perón. 

Incluso Basti señala que en 1998 el FBI desclasificó el archivo 6553615 referido a Hitler. De sus 745 hojas, 61 hablan de su vida en la Argentina. Al ser consultado de que si existía esa certeza por parte del FBI, por qué no se lo atrapó el autor de “Tras los pasos de Hitler” dijo que “hay que entender que, apenas terminó la Segunda Guerra Mundial, comenzó la Guerra Fría. En este contexto, los Estados Unidos recibieron unos 300 mil nazis, que significaron un gran aporte en materia de desarrollo tecnológico.

“A la Argentina llegaron entre 20 mil y 30 mil, entre los que se encontraba Hitler. Siendo él uno de los últimos baluartes de la lucha anti comunismo en el mundo, no era rentable para ellos atraparlo, lo cual implicaría tener que enjuiciarlo y, muy probablemente, declararle la pena capital. Era preferible mantenerlo escondido, alejado, alimentando el mito, para ser utilizado en caso de ser necesario”.

Señala el barilochense que Hitler y señora vivieron al menos dos décadas, en esa mansión escondida en las montañas de Villa La Angostura que había mandado construir dos años antes. Hoy esa es la gran casona que se vende.

Por supuesto que esta teoría acerca del escape del ideólogo del Holocausto a la Argentina, es eso, una teoría distinta a la que siempre se contó, lo que sucede es que en ambas historias, ni el suicidio, ni su supervivencia a la guerra, han sido fehacientemente comprobadas, si bien la oficial, o al menos la más conocida, dice que no hay absolutamente ninguna prueba de que Hitler haya salido de su búnker con vida. 

29/07/2016

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