Género
24/03/2020

Susana Yappert, pionera en el uso del término femicidio en la región

Susana Yappert, pionera en el uso del término femicidio en la región | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

“Su fallecimiento deja una experiencia de vida inconclusa y un extraordinario trabajo realizado. Se fue una persona de hermosos valores e intensos compromisos”, dice el autor de este texto que rescata la rigurosidad y la mirada anticipada en temas de género.

Gabriel Rafart *

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Hace diez años tuve a mi cargo la compilación de 20 artículos que conformaron el libro Historia Social y política del delito en la Patagonia (Educo, 2010). Una obra que, además de reunir parte de la producción de quienes conformábamos el Grupo de Estudios de Historia Social de la UNCo, se abría a investigadores y escritores de otras disciplinas, entre ellas el periodismo. Para ese trabajo colectivo convocamos a Susana Yappert, quien aportó un texto original y prospectivo. El escrito de su autoría, tuvo un lugar destacado en la obra de referencia: era el primer capítulo, además de abrir la sección que denominamos “Mujeres y mujeres”. Susana ofreció un título que era también un debate de paradigmas: “El Triple Crimen de Cipolletti. La hipótesis del asesino serial y la del femicida”. 

Aquel artículo se centraba en el análisis de la intervención del periodismo sobre los asesinatos simultáneos de Verónica Villar, Paula y María Emilia González, ocurridos en noviembre de 1997. También refería a varios crímenes de mujeres sucedidos en la región y a otros que tenían una marca común, algunos de resonancia nacional. Recuperaba esas historias, donde la voz corriente -mayormente masculina- seguía invisibilizando la naturaleza de esos asesinatos bajo la figura del “homicidio”. De allí que su texto ofrecía un aporte conceptual recurriendo a las primeras investigaciones sobre femicidios y feminicidios realizados por la antropología y la sociología. 

El artículo destacaba la rigurosidad con que Marcela Lagarde y Diana Russel, entre otras académicas, habían abordado el tema. Al analizar el primer triple crimen de Cipolletti Susana rebatió la mirada que tuvo Julio Rajneri, entonces director del Diario Río Negro, quien se apoyaba en la idea de asesinatos cometidos por un asesino serial, según el modelo norteamericano. 

En las conclusiones de aquel capítulo, Susana planteaba una reflexión que recién comenzaba a verse entre quienes compartían su campo profesional: “El seguimiento de la información sobre estos casos, las investigaciones realizadas por la prensa no sólo han mostrado lo que sucedía, también muestran lo que no sucede, traslucen las deficiencias de diversas órbitas del Estado”. Continuaba diciendo que “El discurso de la prensa no sólo se plantea el análisis como una reflexión sobre ese mismo discurso, sino como actor clave dentro de un proceso judicial”. Para seguidamente destacar las herramientas conceptuales que ofrecen pensadoras como Lagarde, al señalar que “no hay que forzar la aplicación de conceptos sin el previo proceso de apropiación del mismo”. 

Sin duda, desde mucho antes de la publicación de aquel texto, Susana venía trabajando por ese “proceso de apropiación” de conceptos dentro del periodismo. Ella fue pionera en el uso del término femicidio en la región. Con ello se exponía a un desigual combate tanto cultural como moral sobre el tratamiento público de esos crímenes hacia las mujeres.

Pero hay otros aportes que nos dejó la extraordinaria producción de Susana Yappert. Hubo en muchos de sus escritos un trabajo de investigación destinados a la reconstrucción de eventos y personajes que caben dentro de lo que genéricamente conocemos como Historia Cultural e Historia Social. Podemos mencionar parte de la producción común con Ernesto Bohoslavsky “Elegantes y Rebeldes. El Rocazo de 1972”. También, otro dedicado al estudio de las fiestas, los monumentos y el primer nacionalismo en el Alto Valle durante la primera mitad del siglo XX. 

En igual rango cuentan sus historias de personajes y familias llegadas a la región que publicara durante varios años en el diario editado en General Roca. Lo mismo que sus tantos escritos sobre temas del presente donde debía convocar a la Historia, publicados en varios medios de papel y portales. En esos escritos pueden verse muchos conceptos que los historiadores de las migraciones venían utilizando, igual que los del género biográfico o la Historia Social e Historia Cultural. Todo ello dentro de una pluma cuidada, cálida y elegante. 

Con gran parte de su producción, Susana entabló un productivo contacto con los historiadores. De hecho, quienes hacemos historia profesional podemos ver en ella un común lenguaje, similares perspectivas y compartidas lecturas y, en gran medida, equivalentes herramientas utilizadas para la investigación de los hechos sociales del pasado. Sin duda había en Susana una gran vocación de historiadora que lo expresó tomando cursos en varias universidades y apropiándose de muchas lecturas comunes a los historiadores. Parte de ello lo pude observar personalmente cuando compartimos proyectos de investigación avalados por la UNCo. Igual que cuando hace unos años decidió, junto a su pareja, dejar Roca, y trasladarse a la comarca Andina, y nos donara al Gehiso gran parte de su archivo personal que consistía en materiales de trabajo de campo, periódicos regionales, revistas de políticas y de actualidad de las últimas décadas, junto a un número importante de libros que revelaban sus inquietudes intelectuales.

Fuera de su compromiso con nuestra comunidad de historiadores, también pude ver otros aspectos del trabajo responsable de Susana frente al mundo de los derechos humanos. Me refiero al tiempo en que trabajamos para el Observatorio de Derechos Humanos en Neuquén y ella era la especialista en el tema de perspectiva de Género. 

Sin duda su fallecimiento deja una experiencia de vida inconclusa y un extraordinario trabajo realizado. Con todo, se fue una persona de hermosos valores e intensos compromisos.   



(*) Historiador, autor del Libro “El MPN y los otros”
29/07/2016

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